Pobrecitos los EEUU. Por más esfuerzos que han hecho no han podido someter a Venezuela. Nunca antes -tal vez exceptuando la política de bloqueo contra la hermana Cuba- se había empeñado el gobierno de los Estados Unidos contra un país latinoamericano. Desde la administración del presidente Bill Clinton, pasando por los dos periodos de gobierno de George W. Bush, los dos de Barack Obama, y el actual presidente Donald Trump, ‘’demócratas’’ y ‘’republicanos’’ han desplegado una formidable actividad de todo tipo: diplomática, política, económica, financiera, mediática, etc., contra nuestro país para tumbar primero al Comandante Chávez y luego al presidente Maduro y doblegar la voluntad del pueblo.
Cuando estaba vivo Chávez, los gringos financiaron y teledirigieron un cruento golpe de estado militar y mediático y un sabotaje petrolero con la complicidad de la cipaya alta gerencia de PDVSA, que le costó a la nación venezolana miles de millones de bolívares en pérdidas materiales. Ahora, para forzar la salida del presidente Nicolás Maduro han hecho de todo: presiones políticas y diplomáticas, aplicación de la Carta Democrática, crearon el Grupo de Lima, asociación de gobiernos títeres de Latinoamérica para justificar en el marco de la OEA la intervención; aplicación de sanciones económicas y financieras, han propiciado embargos, sabotajes en la cuentas de la nación, inventaron el DolarToday, favorecieron la crisis del efectivo, han alentado con sus dólares la desestabilización de la economía venezolana; amenazas de agresiones directas con empleo de fuerzas militares, dieron un decreto que califica a Venezuela una amenaza para la seguridad de los EEUU, el presidente Trump no se ha cansado de declarar que no descarta el ataque militar contra nuestra patria; financiamiento de agendas violentas de grupos y partidos opositores, bloqueos, terrorismo, atentados, etc., pero hasta ahora nada les ha funcionado. Han fracasado en su intento de hundir a la patria de Simón Bolívar.
Con su ofensiva contra Venezuela en los últimos 15 años las administraciones Estadounidenses, han perfeccionado sus manuales de intervención e inherencia en los países que ellos consideran enemigos. Ya el bloqueo económico-financiero como el de Cuba o la intervención militar directa como en Libia o Siria, o el golpe gorila de estado clásico como en el Chile de Allende, no son una opción. Aquí han tenido de crear nuevos métodos. Y hasta ahora no han tenido éxito porque se han topado con la voluntad de una mayoría de los ciudadanos de Venezuela que han aprendido a valorar su independencia y su Libertad.
La fuerza de Venezuela esta puesta de manifiesto. Hoy por hoy somos una nación potente que se muestra al mundo con suficiencia y respetabilidad, consciente de su fuerza y su dignidad. Esa fuerza que hoy ostentamos como nación ha sido producto del tesón, el esfuerzo y la coherencia que hasta ahora ha tenido el pueblo venezolano con el proceso político nacionalista y reivindicador del bolivarianismo que se inició con Chávez hace más de veinte años. No exento de errores, el proceso bolivariano, ha sobrevivido hasta ahora en medio de un mar de contradicciones y de dificultades tremendas, pero una cosa es cierta: ya no somos el país que todo el mundo veía como una cenicienta rica que había que saquear y ofender.