La Asamblea Constituyente convocada el primero de Mayo día del trabajador por el presidente obrero Nicolás Maduro tiene una atmosfera de crítica y de esperanza a la vez. En la vida republicana de Venezuela, la consulta al poder constituyente originario ha sido una práctica recurrente desde los tiempos del Libertador Simón Bolívar, no obstante lo cual, en los actuales momentos luce como la vía para despejar un peligro que tal vez muchos no han calculado ni estimado en su real dimensión.
Por otro lado, entre la masa de candidatos a constituyentes se ve muchos oportunistas, quisiéramos que también hayan verdaderos socialistas que entiendan la coyuntura del momento histórico y conozcan de la importancia del fenómeno del poder político, como medio de empuje para lograr avances cualitativos a una sociedad. Nosotros nos preguntamos con tono crítico y reflexivo: Que pueden aportar las ya muy conocidas caras que vemos como los posibles constituyentistas, que no hayan dicho o hecho contra la corrupción, por ejemplo, desde los múltiples cargos de Ministros, Vice-presidentes, diputados, etc., que ya han ocupado.
El proceso asambleario que está en ciernes no debe ser como una acción de partido UNICO de gobierno que dirija y ejerza su influencia en el seno de las deliberaciones constituyentes con una agenda pre-establecida. La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) debería ser el ejercicio conjunto de los poderes legislativo y ejecutivo por los delegados representantes de los trabajadores, en constante comunicación con la base, con la posibilidad de revocatoria de esos representantes electos, según la voluntad de los trabajadores-electores; en ejercicio libre, pleno y constante de la democracia directa, en oposición de la representatividad. Cuanto más intervenga el pueblo trabajador en asamblea de ciudadanos vinculados al seno deliberativo constituyente, tanto menor será la discrecionalidad que ejerzan los privilegiados de siempre que intenten introducir gazapos y favorecer posiciones parciales. En ese sentido, la libertad de organización de grupos, tendencias, y sectores diferentes sin restricciones ideológicas constituye una condición básica para el ejercicio del poder político de la clase obrera en la operación constituyente que va iniciar el mes próximo. Todos esperamos que la ANC produzca mutaciones que conjuren los peligros coyunturales actuales y produzca saldo positivo en lo estructural para beneficio nacional.
Nuestra penta-ramificada Constitución es única y casi perfecta. Ella en su modelo institucional tiene dos Poderes cuyos representantes son escogidos en primer grado por votación popular y tres Poderes que son designados en segundo grado. Los segundos dependen por decirlo de algún modo de los primeros, pero los cinco deben y pueden funcionar armoniosamente, sirviendo cada uno de contrapeso de los otros, la actual crisis que ha dado origen a la convocatoria de la ANC, es producto de fallas en la cooperación y coordinación de los Poderes. Nosotros creemos que la actual Constitución tiene los mecanismos para que funcione un Estado eficiente y organizado institucionalmente, solo que los vicios seculares y atávicos han impedido la correcta aplicación de esos mecanismos, con lo cual se ha afectado el avance progresivo de la sociedad en lo político, y han perpetuado males como la corrupción y la impunidad contra la corrupción. Algún día quisiéramos ver altos funcionarios responsables de males terribles a la sociedad tras rejas. Alcaldes presos, diputados presos, gobernadores presos, presidentes presos, después de una gestión corrupta o simplemente revocados de sus mandatos a la mitad del periodo, cuando se detecte una irregularidad en la gestión. La actual Constitución prevé los mecanismos para corregir esas desviaciones. Los Poderes Judicial, Ciudadano y Electoral son claves para ello, pero en la designación de los titulares de esos poderes fundamentales del Estado, pesa el pesado yunque del favoritismo, el clientelismo y el cobro de ayudas políticas, lo cual dificulta y obstaculiza su accionar, de modo tal que dentro de las instituciones del Estado se forjan gobiernos paralelos, donde debería ser uno solo; en esta quinta república hay ejemplos palmarios de eso.
Creemos que hay que despartidizar los procesos de designación de Magistrados, Fiscal General, Defensor, Contralor y Rectores, y de este modo despresidencializar al Estado venezolano.