Es innegable y no puede ser de otra manera, que lo que sucede en los llamados países progresistas latinoamericanos (Brasil entre ellos), sólo puede verse como expresión de estrategia y Lucha de Clases. Es propicio el momento, por las recientes elecciones en Brasil, para abordar o reabordar el candente tema, y evaluar el por qué de lo sucedido, tratando de extraer alguna lección.
Creo fue Trotsky quien señaló, ojala los pueblos fueran un 10% de implacables con la burguesía, de lo que ésta es con ellos, palabras más palabras menos. El dicho viene al caso, porque es historia que el ascenso al poder de Hugo Chávez en 1999 inicio un llamado "período progresista", siguieron Lula en Brasil, Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, Lugo en Paraguay, Zelaya en Honduras, el Frente Amplio en Uruguay, el FMLN en El Salvador y el FSLN en Nicaragua. Más allá de que autores como Álvaro García Linera sostenga la opinión del desarrollo por oleadas, planteamiento que comparto por acertado, ello no nos exime de la necesidad de evaluar las deficiencias del llamado "período progresista".
Lo primero a señalar es que la oligarquía mundial está enfrascada, en su declive de dominio de mercados, en mantener su hegemonía mediante una verdadera guerra en defensa de sus intereses, es una huida hacia delante de ellos y su gendarme mundial (el gobierno de los Estados Unidos) quienes no se paran en capítulo, para inventar que tal o cual, país tiene armas de destrucción masiva, aprovechan ataques terroristas, aupándolos disimuladamente, y derrumban torres gemelas, para justificar su cruzada mundial por su hegemonía, caos mundial permanente que justifique presupuestos casi infinitos para su complejo industrial-militar, aprovechando que tienen la maquinita de pintar papel (hacer dólares).
Para hablar de estrategia y táctica en los llamados países progresistas, lo primero que hay que considerar son las circunstancias internacionales y nacionales donde estas deben aplicarse. A nivel internacional hay que señalar que el imperio del dólar sigue vigente, algo debilitado pero vigente, ha retrocedido en el control de algunos mercados regionales de bienes, al igual que en el sector de la financiación, pero lo que es en lo ideológico y lo cultural sigue tan rampante como hace años si nada. Es la fuerza de la costumbre, el capitalismo viene haciendo de las suyas desde hace más de seis siglos, manipulando y putrefaccionando la conciencia de las sociedades, es más, podría decirse, que el proceso comenzó con la aparición de la propiedad privada y las clases sociales, entonces su origen se pierde en los siglos, claro que tuvo un origen y por lo tanto tendrá un fin, y serán los pueblos actuando concientemente, quienes se lo darán, o la raza humana perecerá, colocada ante tal posibilidad apostamos por los pueblos. Pero es innegable que la oligarquía mundial, dueña de las trasnacionales harán, vanamente, todo lo posible por eternizar su dominio. En su huída hacia adelante tratan de neocolonizar el mundo existente comprando voluntades entre las oligarquías nacionales para que le sirvan de sicarias, así vemos como esas oligarquías nacionales a su vez tienen sus propios sicarios, son los Julio Borges, los Macri, los Bolsonaros, quienes irrumpen como expresión desesperada ante los posibles avances de los sectores democráticos (recordemos Bolsonaro amenazó con no reconocer los resultados, si no ganaba) y quienes los votan han sido manipulados y cooptados por el terror mediático, recordemos a Sun Tzu, el engaño es arma esencial en toda guerra. Es llamadas guerras económicas son una verdadera guerra aunque en algunas veces se encubra como sanciones económicas supuestamente contra gobiernos, siendo realmente contra pueblos enteros que se niegan a entregar sus riquezas naturales a la hegemonía de la oligarquía mundial, llamese grupo Bildelberg o Fondo de inversiones Vangard, y sus subsidiarias.(Goldman Sach u otro grupo financiero como el City Bank, HSBC, Lehman Brothers, etc.). Eso es lo primero a tener en cuenta, que en la guerra se cometen errores, claro, y que hay quienes se aprovechan de eso y tratan de pescar en río revuelto, nuevamente claro que si, de eso se trata, la lucha no es en el cielo, o entre santos, es entre intereses humanos donde aún priva el egoísmo, pero eso en modo alguno excusa el deber de mantener permanente lucha. Nacional e internacionalmente, en particular durante la transición, que se inicia en fiera lucha contra la contrarrevolución y sus valores.
En el caso de Venezuela, país donde orgullosamente vivo, vemos como recientemente Trump en su discurso en la ONU reiteró que para el gendarme mundial, contra Venezuela sigue vigente la opción militar, igual ha manifestado el jefe el llamado Comando Sur. Contra esas circunstancias nuestro gobierno aunado a su política internacional, ha señalado al mundo su ruta, el "Plan de Recuperación Económica" y desarrollo del Poder Popular. Visto así, el imperio trata de echar toda la culpa al gobierno, que claro comete errores, pero hay que evitar hacerles el trabajo y al señalar sólo esos errores señalar los aciertos, que también claro los hay y son muchos, como más de 872 millones de consultas médicas gratuitas en la Misión Barrio Adentro, por sólo señalar uno. En modo alguno queremos decir que no se señalen y combatan las irregularidades e ilegalidades, esa lucha es de vida o muerte. Debemos ser implacables.
Volviendo al tema, cuáles han sido los mayores desaciertos de los gobiernos progresistas, concuerdo que parte del avance de la oligarquía mundial se debe a que han tenido éxito manipulando para hacer creer a los pueblos que fenómenos originados por el capitalismo, como son la corrupción y la delincuencia en general, que devastan, y destrozan la vida de millones de ciudadanos, son ocasionados por los gobiernos progresistas por ser complaciente o por lo menos, no suficientemente, beligerante con esos delitos, allí tienen algo de razón, pero ocultan el origen de esas lacras y su origen enraizado en el capitalismo.
Los gobiernos progresistas por estar al inicio de transiciones son permeables a esos lacras del inicio de la transición. Sólo el desarrollo del Poder Popular (fundado no en el dadivismo, sino en el desarrollo de la conciencia) y una completa revolución del sistema judicial, lograrán luchar eficazmente contra esos y otros flagelos, como el acaparamiento y la especulación, y los factores internacionales, evitando así que partidos de corte neofascista, basándose en la manipulación mediática y demás operaciones sicológicas de masas, aparezcan como posible "soluciones" a las debilidades de gobiernos populares. Hace falta, que sin temor, a ser considerados como represores, creyendo que atacarlas es impopular entre los sectores populares, cuando en realidad con esa política terminan sirviéndole el camino a la oligarquía mundial, para su manipulación masiva, y de esa manera significando verdadera y masiva represión y muerte contra los pueblos. Más le valdría a los gobiernos progresistas, en pro de sus causas, acentuar el desarrollo del Poder Popular y las Milicias Ciudadanas para imponer su hegemonía y hacer realidad la predicción de la revolucionaria Louise Michel en la Comuna de Paris (1871):
Cuando la multitud hoy muda
Ruja como el océano
Y a morir esté dispuesta
La Comuna resurgirá
Volveremos multitud sin número
Vendremos por todos los caminos.