"Muchos errores hay que combatir para hacer triunfar una verdad"
Simón Rodríguez
Lamentablemente la mayoría de las actividades de Venezuela siguen estando muy centralizadas en nuestra ciudad capital, para casi todo hay que ir a Caracas.
Mi última aventura en la gran ciudad comenzó una soleada mañana al salir de mi sitio de residencia, una caminata hasta el metro de valencia, que posiblemente sea, al igual que la ciudad, una obra increíble cuando por fin se inaugure.
El metro sigue siendo demasiado barato y al igual que el de Caracas transporta una cantidad alucinante de personas, muchas no podrían llegar a sus trabajos ni regresar a sus casas sin el subsidio que aún mantiene el gobierno nacional, pero hay que estar claros, el servicio no es el mejor: escaleras y ascensores que no sirven, muchos trenes sin aire acondicionado lo que los convierte en verdaderos saunas, sobre todo a las horas pico, que con el saboteo de los transportistas se han venido convirtiendo en una sola hora pico desde que abre hasta casi la hora del cierre. Hay que admitir que el mantenimiento de un servicio tan congestionado como el sistema metro es una pesadilla, sobretodo bajo el régimen de sanciones ilegales a la que está sometido el país, pero a esto hay que agregar los saboteadores internos en el mismo sistema, uno solo tiene que escuchar con atención las conversas de algunos operadores en sus ratos libres para darse cuenta de cuanto vende patria tenemos infiltrados en nuestras empresas públicas.
En Valencia la gente no colabora, no permiten que la gente baje, se amontonan, empujan y atropellan sin consideración de edad, sexo o condición física, la caballerosidad y la amabilidad en esta ciudad han desaparecido casi por completo.
Me decidí por el metro, pues las busetas y autobuses para el terminal brillan por su ausencia, ahora solo pueden tomarse en el centro, la cola para montarse en una es interminable y bajo un sol casi apocalíptico. Por supuesto el precio del pasaje cambia casi a diario y lo de dos bolívares soberanos solo causa risa. Los moto taxistas no quieren moverse por menos de 150 bolívares soberanos, si no te gusta, te toca caminar.
Como casi todos los terminales el de Valencia es un desastre, uno tras otros los buhoneros van y vienen gritando a todo gañote, el efectivo abunda, los puntos de venta no existen, un carrito por puesto para caracas no baja de 500 BS. Soberanos eso sí solo en efectivo, la cola para la camionetica es interminable, los autobuses desaparecieron hace rato, así que decido irme por los Teques, esa cola era un poco más corta, después de casi cinco horas por fin se dignan a mandar un carro de la línea hacia su destino original, la gran mayoría solo quieren hacer rutas más largas y en las que puedan robar, perdón cobrar más caro. El colector elegantemente desaliñado y muy barrigón en el uniforme de la línea, cobra el pasaje una vez fuera del terminal, antes de la conversión este ya había llegado a 400 mil bolívares, después de la conversión por arte de magia paso a 10 soberanos!, saque usted la cuenta. Dos semanas después ya costaba 30 soberanos, y esta vez el conductor paro la camionetica y dijo muy mal humorado: "el pasaje son 50 soberanos al que no le guste que se baje". De regreso fue peor, tres días después me toca regresar a Valencia, debo admitir que al menos los trenes que van a los Teques están bien cuidados y el aire funciona, y la idea de que no haya que cambiar trenes en las adjuntas es acertada, lo que es más la ciudad de los Teques se ve mucho mejor que cuando estaba en manos de la oposición, más limpia y ordenada.
Sin embargo la experiencia con la susodicha línea Caracas/Los Teques no fue diferente, la cola era gigante y a pleno sol, siempre mejor que la bandera ¡al menos es al aire libre! Y no hay tanto buhonero vociferante. Después de 3 horas y media de espera, Por fin habilitan unas camionetas, en la que me monto, número 75 de la línea "la responsable" que de responsable tiene muy poco, el colector y el conductor son gente joven, también uniformados pero sin barriga y solo tratan bien a las chicas jóvenes. Llenan la camioneta al máximo, con gente de pie y demás, antes de dejar el terminal, se quejan porque después de ellos está cargando un "pirata", hablan de hacer algo al respecto, muy convenientemente esperan a pasar la alcabala de los Teques para cobrar, y adivinen que…el pasaje ya cuesta 70 Bolívares soberanos! Un señor que viaja con sus dos hijos pequeños y su esposa se queja, le dice que hace 4 días pago 30 bolos y que no tiene para pagar 70 por cabeza, el joven colector sin pensarlo dos veces le dice groseramente : " usted es un pela bola, como va a salir a la calle sin billete". El señor se altera y le ofrece unos coñazos pero el colector se voltea y lo ignora y la cosa no se pone peor, pero que indignación ¡además de que te roban te insultan!
Cuento todo esto, para que nos demos cuenta de cómo ha ido avanzando el proceso de destrucción del tejido social del país, La educación, la decencia, el respeto a los demás, todo se va diluyendo en el egoísmo y la triste modalidad de supervivencia en que la guerra económica de los enemigos de la patria nos ha sumergido.
Hace pocos días escuche al infame ex embajador gringo, Mr. William Brounfield, experto en golpes de estado, declarar públicamente con toda su cara dura, que en Venezuela ellos iban a "seguir sembrando el caos", que tal vez los venezolanos tendríamos que "seguir sufriendo unos meses o quizás unos años más" pero esa era la única forma de "acabar con el régimen".
Mientras nosotros sufrimos, los "lideres" de la oposición en auto exilio se dan la gran vida con los dólares de ya sabemos quién, y exigen más y más sanciones para hacernos la vida todavía más difícil a todos los venezolanos que de verdad amamos esta tierra y decidimos a luchar por ella.