La ANC, entre Isaías Rodríguez y Julio Escalona. ¿A quién raspamos a El Aissami nada más?

Creo que como evaluación final de la conducta de la ANC, por ahora, no se puede decir nada mejor y asertivo que lo dicho, como al alimón, por Isaías Rodríguez y Julio Escalona. Pese hablaron desde espacios distintos y lejanos uno del otro, parecieron elaborar sendos discursos coherentes y como bien hilvanados. Cualquier mal pensado pudiera decir "como si se hubieran puesto de acuerdo", pero no es así. Simplemente se trata de conclusiones obvias y sobre todo de hombres rebosantes de buena fe y mortificados por lo que siempre han sido.

El primero, quien fue vicepresidente de ese organismo y se sintió tentado a renunciar por percibir tempranamente lo que habría de suceder, piensa que el país votó, al elegir la ANC, "por la paz y la solución del problema alimentario; contra el acaparamiento, la inflación, el contrabando; por el acceso a la cesta diaria y a la posibilidad de vivir dignamente con sus salarios y su remuneración, y de esto muy poco ha conseguido y, para algunos, la situación no solo es peor sino que tiende a agravarse".

Y agregó que "De una institución extraordinaria y emergente ha pasado a ser un Poder Constituyente centralizado, dirigido por el poder constituido".

Para él la ANC no ha cumplido con las expectativas creadas y lo que demandaba la angustia nacional; lejos de dedicarse a afrontar esas dificultades optó por convertirse en un apéndice del gobierno. El "Poder Constituyente", soberano, derivó en subalterno del Poder Constituido y particularmente del Ejecutivo.

Por su lado, Julio Escalona, actualmente constituyente, en acto de ese cuerpo ha dicho "la expectativa que se creó en el pueblo venezolano con su elección no se ha sabido cumplir." Para él, lejos de irreverente, en el mejor sentido de la palabra, la ANC se volvió en exceso "disciplinada".

Julio Escalona confirma lo dicho por Isaías. Es decir, dos personas de muy alto nivel y lejos de ser considerados enemigos de la gente que gobierna y por supuesto desleales o advenedizos, han coincidido en evaluar muy mal a la ANC y hasta las políticas gubernamentales.

Agregó Escalona "Esta ANC puede destituir a un ministro. No estoy amenazando a nadie, pero puede hacerlo. Esta ANC ha sido absolutamente disciplinada."

Es obvio que lo de "ANC absolutamente disciplinada", según la valoración de Escalona, se corresponde con lo del sometimiento del órgano constituyente al Poder Ejecutivo en la percepción de Rodríguez. Es decir, ambos coinciden que pese el poder soberano de la ANC y las facultades que tiene, optó por someterse a la "disciplina" impuesta por el Poder Ejecutivo.

Después de hacer alusión a los reclamos que la gente le hace en la calle, a la inconformidad y haber recordado que "la ANC puede destituir un ministro, Escalona en relación a la política de precios acordados que implementó el Ejecutivo, aseveró que este mecanismo "no está funcionando" y propuso que la ANC invite cordialmente al funcionario encargado del proceso para que explique por qué se insiste en esta estrategia. No hay duda que Escalona considera que esa "estrategia" de El Aissami, si es pertinente acusarle particularmente a él, ha sido un rotundo fracaso.

La política de "Precios Acordados" pudiera calificarse como el engaño y burla más cruel contra los venezolanos, así como también el "Programa de Recuperación y Bienestar Económico", pese éste, según el presidente, ha sido elaborado por un equipo de genios de la economía procedente de distintos puntos del planeta.

Pero Escalona se casi se limitó a lo de los "Precios Acordados", quizás por esa habitual discreción que prevalece en él y evitar confrontaciones indebidas e innecesarias. Y quien aparece directamente relacionado con eso es Tareck El Aissami, quien ejerce la Vicepresidencia para los asuntos económicos. Por supuesto, como sugirió el constituyente, sin "estar amenazando a nadie", como él mismo dijo, la ANC "puede destituir un ministro". Quiso dejarlo hasta allí para evitarse confrontaciones innecesarias, pero aun así "a buen entendedor pocas palabras bastan". Y por eso cree que la ANC "debe revitalizarse". Pero no es solo lo de los "Precios Acordados", pues la política o Programa de Recuperación de Maduro parece un disparate y un llegar al extremo o como cuando se muestra no se tiene nada por hacer. Sobre este particular Escalona señaló que la gente se asusta cuando oye hablar de aumentos de salarios. La ANC para justificarse y hasta salvarse tiene que hacer algo trascendente.

Y debe en efecto hacerlo por el país si quiere salvarse y que sea digno, porque como dijo Isaías Rodríguez, "De una institución extraordinaria y emergente ha pasado a ser un Poder Constituyente centralizado, dirigido por el poder constituido". Es decir de soberana se rebajó al nival de subalterna. Es evidente que Rodríguez y Escalona, como dije antes hablaron al alimón y estando muy lejos; eso es llamativo y debería ser tomado en cuenta, sobre todo por el significado de quienes han hablado. Desechar lo por ellos dicho o darle el mismo tratamiento que se da a todo aquel que critique, no parecería un proceder inteligente. En las voces de ellos hay mucho del sordo clamor del pueblo todo.

Pero la ANC por todo eso mismo que dicen Rodríguez y Escalona, ha perdido credibilidad en el pueblo venezolano y específicamente entre quienes por ella votaron, por eso dice Escalona, quienes "andamos en la calle llegamos al borde del insulto. La gente está molesta con nosotros porque considera que no estamos haciendo nuestro trabajo."

Pero tampoco la ANC ha sabido ganarse el respeto y aceptación de la gente más allá del sector oficial como para convertirse en una referencia para influir en el rumbo que debe tomar la sociedad venezolana para alcanzar la paz y el bienestar. Por los mismos motivos que aluden Rodríguez y Escalona y porque ella, según el criterio del primero, "no jugó un rol importante en la derrota de la violencia de calle; fue obra de los electores, no de la Constituyente. Esta se instaló en medio de una paz creada directamente por el pueblo."

Es evidente que la ANC al convertirse en un apéndice o un poder demasiado disciplinado, como dice sutilmente Escalona, y no habiendo tenido desde el principio como asegura Rodríguez, suficiente peso y equilibrio para ganarse el respeto de la comunidad venezolana toda, se torna incompetente para contribuir al retorno de la paz duradera y necesaria para sacar al país de la crisis en la que está hundido. Por supuesto todavía puede hacer algo si, como dice Escalona, se "revitaliza" y eso pasa por tomar acciones heroicas como la de recuperar su carácter de institución soberana. Y sobre todo se pone a tono con los intereses de la gente y la renuncia a ese estado de postración y sometimiento no se quede en un gesto formal, sino sirva para atreverse a buscar puntos de entendimiento con quien haya y deba hacerse, que si existen, para sacar al país de la postración.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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