El comercio justo, dolarización y soberanía

No soy economista, lo que es más en el liceo, siempre preferí la historia y la literatura a las matemáticas, pero escuché a alguien decir que la economía era demasiado importante para dejársela solo a los economistas, sobre todo a los economistas de las escuelas formales de economía, que solo enseñan las gastadas teorías económicas liberales y neo liberales, por lo tanto me atrevo a escribir sobre el tema. Además, estamos en guerra y todas las guerras han sido, son y seguirán siendo por motivos económicos, no importa cuanto lo hayan disfrazado o endulzado los historiadores burgueses.

Vivimos tiempos de crisis, tiempos de cambios necesarios, querámoslo o no, es la dinámica histórica de la evolución del planeta y sus habitantes. El pensamiento económico de Adam Smith, sus teorías de libre mercado, su glorificación del egoísmo, pudieron tener algo de lógica en su época, donde todavía no existían los inmensos oligopolios y monopolios pertenecientes a unas cuantas corporaciones transnacionales cuyas acciones le pertenecen a su vez a unos pocos fondos de inversiones, cuyas acciones, mayoritariamente, están en manos de un pequeño grupo de capitalistas mil millonarios.

Hoy escuchamos hablar mucho del comercio justo, de las relaciones "ganar ganar". Sin embargo la mayoría de los tratados sobre comercio internacional, se discuten a puerta cerrada, en cumbres, congresos y reuniones donde solo asisten las elites financieras de la gran banca internacional y la tropilla de ministros que esas mismas elites imponen en los diversos países que directa o indirectamente controlan a través del banco mundial, el Fondo Monetario internacional y demás instituciones creadas por estas mismas elites gobernantes para mantener su hegemonía global y mantener con vida el ya fracasado modelo de acumulación infinita de capital.

El sistema económico internacional está viciado desde su nacimiento, amañado a las conveniencias de las mafias financieras y corporativas que ya en esta última etapa lo han convertido en un fraudulento casino donde "la casa" o sea ellos, siempre ganan. Hablar entonces de comercio justo, y relaciones donde todos los países ganen es quizás una utopía; aunque debo decir con el profesor Luis Brito García, que muchas de las utopías de ayer son las realidades de hoy. Siempre hay esperanza.

Venezuela no escapa a este juego perverso, el sistema económico venezolano se forjó a punta de trampas, amiguismos, especulación y fraude generalizado, todo amparado por un manto de legalidad, impuesto sutilmente por los políticos corruptos que siempre gobernaron el país.

Nuestro país es uno de los lugares en el mundo con los más altos márgenes de ganancia y de retorno de inversión, sino, pregúntense porque los miles de comerciantes extranjeros a los que se les dio acogida desde la fundación de la república, siempre lo han pensado dos veces antes de regresar a tratar de hacer fortuna en sus países de origen.

Digo esto, para que entendamos lo difícil que puede llegar a ser, el tratar de cambiar las formas injustas y a veces hasta indecentes de comercio a las que estamos acostumbrados en la Venezuela de hoy. Pensar que de la noche a la mañana los distribuidores de artículos importados, los monopolios empaquetadores y distribuidores de casi todo lo que consumimos los venezolanos van a aceptar solo ganarse el 30% de su inversión es una ilusión hasta peligrosa. Sobre todo si entendemos que casi todos los "empresarios venezolanos" y muchos comerciante importadores están en una guerra ya descarada contra la revolución bolivariana. Y lo que es todavía peor, muchos venezolanos han perdido la fe en el Bolívar y buscan "refugio" en un dólar sobrevaluado al máximo por las mafias en la frontera y sus páginas desestabilizadoras, le pongo comillas a refugio por que no adquieren dólares para ahorrar, usan los billeticos verdes para comprar y vender, para hacer todo tipo de negocios y en algunos casos hasta para pagar jornadas.

En ese campo nos están ganando la guerra, no porque el Bolívar soberano sea débil, nos tratan de derrotar convenciendo a los venezolanos que no podremos ganarles, sembrando la duda y el desaliento, rompiendo nuestra voluntad de ser libres y soberanos, esa es la finalidad del salvaje ataque contra nuestra moneda. Lamentablemente muchos de nosotros, incluso algunos que se autodenominan chavistas han caído en la trampa sin darse cuenta que cada vez que utilizan el dólar están cediendo soberanía y siguiendo el sucio juego de las mafias internacionales.

En esta guerra no convencional y multiforme, las armas de la revolución deben ser multiformes y no convencionales," o inventamos o erramos" otra vez el maestro Rodríguez. Para enfrentar los ataques de las elites del más poderoso imperio de la historia, hidra de mil cabezas, es hoy más necesario que nunca el mantenernos unidos en la diferencia, en la unión esta la fuerza. Debemos reconocer al verdadero enemigo y no dejarnos engañar ni endulzar por los cantos de sirena del capitalismo. Buscar metas en común e inventar y crear entre todas y todos, las formas medios y maneras para lograr alcanzarlas.

Los planes para desmembrar a Venezuela y apoderarse de nuestras riquezas comienzan por la destrucción de la soberanía, y la soberanía económica es el primer frente de batalla. De nada sirven las medidas acertadas o no que se tomen desde el gobierno si los ciudadanos no actuamos con un mínimo de honestidad y ética. Si vendemos nuestra soberanía por unos billeticos verdes sin ningún respaldo es muy difícil que podamos salir del desastre en que nos están metiendo las mafias internacionales y sus lacayos locales.

Nos atacan desde fuera, nos provocan y amenazan en nuestras aguas territoriales y en las zonas fronterizas, tratan de confundirnos, pero sobre todo intentan confundir a la comunidad internacional para justificar lo injustificable. Tengamos en cuenta que ellos mismos declaran sin tapujos que se preparan militarmente para "cualquier escenario".

No nos caigamos a cobas, los únicos que vamos a salir bien jodidos en caso de una guerra civil, una intervención extranjera o un conflicto con una república hermana somos los de abajo, estemos del lado que estemos. Los que tienen el dinero tienen como escapar, es más la gran mayoría ya están fuera, o tienen a toda su familia por fuera. Incluso los principales guarimberos juveniles están esparcidos por los países satélites del imperio, y muy patrióticamente mandan sentidas arengas por internet para que los bolsas que aún creen en esa mentira llamada oposición, salgan a la calle con furia porque "ahora si llego el momento".

Entendamos que está en juego todo lo que tenemos, nuestros bienes materiales, así sean pocos, nuestros sueños, nuestros ideales, nuestro país, es decir, ¡nuestras vidas!

No vamos a derrotar la inflación si continuamos dándole combustible utilizando los ensangrentados narco dólares del norte imperial. Seguir robándonos a nosotros mismos, atacándonos unos a otros con la especulación y el ladronismo que han logrado imponer con su guerra sucia, es traicionar todo en lo que creemos o en lo que alguna vez creímos.

Es hora de recapitular y recapacitar: como hablar de dignidad, de patriotismo si cada vez que utilizamos, en vez de nuestro Bolívar soberano una moneda extranjera manchada de sangre, que proviene del lavado del dinero proveniente del tráfico de drogas y de armas, estamos entregando un pedazo de la patria.

Como construir un país mejor y más justo, si seguimos atacándonos, peleándonos y robándonos entre nosotros mismos. Para cambiar a nuestra Venezuela, para verdaderamente tener un país diferente y mejor, necesitamos actuar con ética y honestidad. Necesitamos cambiar nuestros valores, rescatar nuestro espíritu solidario y humanista.

Propuestas de cómo hacerlo, sobre todo en el plano económico hay muchas, y estoy casi seguro que nuestros constituyentes y el presidente maduro optaran por las mejores. De lo que si estoy completamente seguro, es que el pueblo venezolano solo aprobara cambios en nuestra constitución, si realmente profundizan su carácter progresivo y humanista. La gran mayoría de los venezolanos y venezolanas no aceptaremos nada que signifique un retroceso en los logros que nos hemos ganado con muchísima lucha o que sacrifique nuestro sagrado derecho a ser libres, soberanos e independientes.

Para finalizar les dejo un verso de un libro que siempre acompañó mi infancia, allá en un lejano Buenos Aires, el único verso del Martin Fierro que se me quedo grabado en el alma:

¡"Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, se los comen los de afuera"!

 



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Gustavo Corma


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