Entre la espada y la pared

Al parecer, las elites imperiales seguirán aumentando la presión para tratar de arrinconar y doblegar al pueblo venezolano.

Hoy nos han implantado un neoliberalismo a juro. La inflación sigue desatada, y ni hablar de la especulación, o debiéramos llamarla por su verdadero nombre, el ladronismo, un virus que ataca a todos por igual. Económicamente la disyuntiva es obvia, se trata de indexar o dolarizar, o tal vez indexar dolarizando quien sabe. Ya nadie entiende, nadie explica nada.

Desde el gobierno, ministros y asesores siguen tratando de solucionar un conflicto económico no convencional, con medidas monetaristas ortodoxas, olvidando la máxima de Don Simón Rodríguez "o inventamos o erramos". Quizás lo primero que debemos entender todos los venezolanos, es que el problema no es solamente económico, es un problema antes que nada político.

Las clases medias, incluyendo a muchos que fueron sacados de la pobreza o salvaron sus apartamentos gracias al comandante Chávez y la revolución Bolivariana, confundidos y alienados, apoyan hoy una salida no constitucional que nos retrotraería a la cuarta república, olvidando muy convenientemente los vergonzosos niveles de miseria, desigualdad, represión y falta de libertad que se vivían en tiempos de los regímenes adeco/copeyanos. Y por supuesto, ignorando las realidades de otros países que han "cambiado" regresando al triste pasado neoliberal. Como ejemplo un botón: observemos bien lo que el tan cacareado "cambio" de Macri le trajo a la Argentina, que ha ido cambiando de una nación independiente con una vibrante industria nacional, y de un alto desarrollo científico y educativo a un país endeudado, sin presupuesto para la ciencia, ni para la educación, mucho menos para la salud. Un país, ahora sí, tercermundista donde todo debe ser privatizado y la protesta criminalizada y reprimida violentamente. Tarifasos, asesinatos y desapariciones, inflación, congelación de salarios y pensiones, fuga de divisas y otras tantas maravillas neoliberales que solo favorecen a las clases oligárquicas y sumen al pueblo argentino en la miseria. Por supuesto, la maquinaria de propaganda imperial tratará de convencernos que todo es culpa del gobierno pasado y de un pueblo que gastó de más. Mientras, los ricos se hacen cada vez más ricos, y las clases medias se parecen cada vez más a los pobres

Regresando a nuestra Venezuela, les decía que nos quieren mantener entre la espada y la pared. O pelamos las nalgas ante el imperialismo, al mejor estilo Guaido, y volvemos a ser colonia entregando todos nuestros recursos, o inventan una guerra civil y nos invaden. O ignoramos y pisoteamos la constitución del 99, una de las más progresistas del planeta, y una de las pocas discutida y aprobada mayoritariamente por el pueblo en votaciones libres, o parafraseando al asesino Bush, nos regresan a la edad de piedra a punta de bombas. Dicho en vernáculo simple y llano: ¡o te escoñeto o te escoñeto!

Pero los tambores de la guerra no suenan solo en NuestraAmérica. Una ojeada por los acontecimientos a nivel global, nos mostrará un mundo en crisis, plagado de conflictos, con los mismos protagonistas principales: Las corporaciones y sus poderes imperiales. Un mundo en carrera desquiciada hacia la destrucción del planeta.

Y en ese conflicto global entre los poderosos, Venezuela se encuentra querámoslo o no, en el mismísimo centro, no solo por sus inmensas riquezas, también por habernos atrevido a tratar de inventar algo diferente para demostrar prácticamente que otro mundo es posible, un mundo mejor , más justo, en equilibrio y armonía, como lo soñó el libertador Simón Bolívar. Por eso nos han atacado continuamente durante más de 20 años, y por eso, después de la desaparición física del comandante Chávez nos han declarado una guerra hibrida frontal. Guerra que ahora amenaza con volverse "convencional" o sea una guerra de muerte y destrucción, donde como siempre los pobres y las clases medias pondremos los muertos, pero donde a todos (tanto chavistas como opositores) nos va a tocar sufrir.

Al igual que hace 200 años al pueblo venezolano le toca hoy dar el ejemplo, se necesita máxima unión, debemos resistir con paciencia, con estrategia y acción disciplinada. Debemos seguir construyendo movimientos sociales cada vez más poderosos, profundizar aceleradamente la construcción del estado comunal. Un estado basado en la solidaridad, el amor, la ética y la honestidad revolucionaria. De lo contrario, nos estaremos entregando directamente a las fauces de la dictadura global de las corporaciones, dictadura que poco a poco, va imponiendo estados corporativos con estructuras de control total, de vigilancia constante y de violencia indiscriminada contra los pueblos.



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Gustavo Corma


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