¿Cómo convertir la derrota del chavismo en victoria?

Lo más difícil de una derrota política, por lo menos aquí, en estos tiempos, es reconocerla. Vivimos en un universo de excusas, nadie quiere reconocerse derrotado, nadie es culpable, todo lo malo es huérfano. De las excusas se puede hacer una enciclopedia, van desde la iguana hasta ondas electroficticias que sustituyen a las maldiciones supersticiosas. Este desconocer la derrota se desprende de, es la misma actitud que la produjo: la falta de pensamiento, de reflexión, el asesinato de la crítica. Eso para no hablar de la traición al mandato del Comandante Chávez, su advertencia contra el reformismo.

Pero es igualmente verdad que sin reconocer las derrotas previas no hay posibilidades de éxito. Un buen ejemplo para este país es el reconocimiento que hace Chávez de la derrota, por ahora, del alzamiento del 4 de febrero; y más profundo, el Manifiesto de Cartagena del Libertador donde analiza la derrota de la Primera República, facilitando así la continuidad de la guerra de independencia.

El chavismo conducido por la dirección oportunista marginal evitó reconocer el hecho profundamente político del asesinato del Comandante Chávez. Al no reconocerlo evadía la confrontación con los enemigos jurados del chavismo, con los capitalistas, y tomaba el camino de la claudicación. Muchas han sido las derrotas, muchos los fracasos y ningún reconocido, sólo excusas, sólo mentiras, una más grande, más descarada que la otra, ese camino nos trajo hasta este desastre.

Estamos frente a la, posiblemente, última derrota del chavismo. Hay que reconocerlo así, el madurismo se hunde y arrastra consigo al Chavismo. El madurismo cumple su papel histórico con mucho éxito: primero, luego del asesinato de Chávez, neutralizó, durmió al Chavismo, lo llevó al campo socialdemócrata y allí firmó el armisticio. Luego fue evidente la dejación del camino de Chávez, al inicio con un poco de cautela, falsificaron el Plan de la Patria, después cada vez con más descaros se entregaron a las trasnacionales y al capitalismo nacional e internacional.

Hoy es inevitable la caída del madurismo, agoniza, da sus últimas boqueadas. Mucho se le alertó de cuál sería el fin del camino del populismo y del reformismo, de la traición a Chávez, allí están más de mil artículos en Aporrea que lo certifican. La respuesta fue la descalificación, la persecución, la incomprensión. Ahora el dilema es otro, se trata de hacer que el Chavismo entre en la batalla por la sustitución de este gobierno.

Los chavistas están ante un gran reto: ¡salvar al Chavismo! Ya pasaron los días de duelo, ya se disipa la confusión, ahora no hay excusas, es necesario actuar. Demostraremos si somos un rebaño que se puede conducir con tres mentiras y dos prebendas, que puede entregar a su país y a la causa justa sin una reacción, sin siquiera parpadear. O si somos un pueblo vanguardia de la humanidad, o somos uno más del rebaño mundial que, aburrido, se conforma con pasar los días esperando que la naturaleza cobre la afrenta o el patrón lo condene a la miseria.

Es la hora de agruparse, de diferenciarse de este gobierno traidor a Chávez, es hora de reconstruir al Chavismo chavista, de ser de nuevo el ejemplo que fuimos para la humanidad con Bolívar, con Chávez.

Luchar es la victoria.

elaradoyelmar.blogspot.com



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Toby Valderrama


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