El hábito no hace al monje

Las crisis desnudan las almas, las despojan de afeites y maquillajes, la verdadera condición emerge desde las profundidades de la personalidad. Hoy en Venezuela vivimos una crisis que, más que económica, es de la condición humana, y estas circunstancias difíciles aún esperan por el aparecimiento de sus líderes.

En las situaciones más complejas aparecen los verdaderos líderes. Bolívar fue llamado con razón el hombre de las dificultades, Churchill se creció como estadista en los aciagos días de la guerra mundial. Fidel mostró su pasta en la crisis de los misiles y en Alegría de Pío. Chávez fue grande enfrentando a los "gringos de mierda" sin ambages, y resolviendo las crisis internas siempre diciendo la verdad a la gente.

En estas circunstancias difíciles, como pocas en la historia, aparecen las verdaderas identidades, los disfraces se caen junto a las capas de súperhéroes, los resultados hablan, las conductas develan. Veamos.

No hablemos de la oposición de derecha, que se convirtió en meretrices de los gringos, ellos engañan a pocos; nos referiremos al gobierno, que en esta fase terminal de la crisis se torna peligrosísimo, sólo le queda la represión y el odio del renegado hacia antiguos compañeros que le recuerdan la traición. El presidente maduro, cabeza de gobierno, en sus dos últimos discursos se le nota agotado, disparatero. En un discurso ordena capturar a los traidores -ya de las implicaciones políticas de esto hemos hablado-, ahora veamos el trasfondo anímico, demuestra a un hombre agotado, desesperado; luego, al día siguiente, profundiza el desespero y precisa: "si no están con nicolás maduro son traidores", "me quieren apuñalar por la espalda".

Allá adentro hay ambiente de pánico, nadie confía en nadie, el gobierno está descuadernado, todo lo que propone le sale mal, desde el petro hasta los precios acordados. Días atrás, el presidente de la constituyente y primer vicepresidente del partido de gobierno plantea un boicot contra la polar, porque no respeta los precios. Es una clara evasión de las responsabilidades del gobierno, su actitud señala abiertamente que no saben qué hacer con los empresarios, que se los comió la alianza con el capitalismo. Las maletas ya están listas, prestos esperan el silbato de estampida.

En lo político las cosas no van mejor: no pueden poner preso a guaidó y el gobierno paralelo va creciendo en sus atribuciones, nombra directivas petroleras, embajadores, paga bonos. Fueron a una rara concertación en Noruega, allí se enredan simulaciones que nadie cree. Ahora apelan a unas desacreditadas elecciones parlamentarias donde no tienen chance de éxito: si ganan nadie les creerá, ese parlamento nacerá muerto. Si pierden les pasará como chacumbele. La constituyente da pena ajena, el presidente anuncia con antelación las decisiones, no hay debates, un verdadero rebaño.

Es así, la crisis desnudó a todos: a unos, por más que se vistan con fluxes y corbatas, se les ve la mala maña, el hábito no hace al monje, por dormir en Miraflores no se hacen estadistas, eran malandrines, se comportan como malandrines, pranes sin comando; a los otros se les ve la nacionalidad gringa, y los otros no aparecen en el radar, por ahora.

Los países pueden vivir mucho con malos gobiernos, pueden sobrevivir a pésimos gobernantes, lo que no pueden es vivir sin gobierno, sin oposición y esa es la condición nuestra.

elaradoyelmar.blogspot.com



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Toby Valderrama


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