Esta fecha fue tratada oficialmente entre 1958 y 1998 con la simplista versión de un hecho independentista más, típico en el estilo de la burocracia antihistórica en la era representativa demócrata cristiana y social demócrata disimulócrata. El Día de la Juventud fue decretado en 1947, jornada libre con Oradores de Orden por lo general ya vejucos, evocando el episodio de José Félix Ribas y estudiantes seminaristas caraqueños vencedores en la Batalla de La Victoria.
La narrativa oficial aburría a televidentes, aumentando el clic de cambio del canal oficial, eran escasas las cadenas nacionales de radio y televisión. El socialismo bolivariano y antiimperialista inició con Hugo Chávez un remezón de conciencia, vino la admiración a héroes y heroínas de la lucha emancipadora, sin ocultar la protesta de Simón Bolívar contra EE UU, y los conceptos revolucionarios de Ribas, Roscio y Miranda, Luisa Cáceres y Juana Ramírez la Avanzadora, indicando sin tapujos el augurio bolivariano que recomendaba observar las ansias del amenazante gigante norteño continental.
Entre 1959 y 1999 no trataron el pensamiento de los preclaros que dirigieron el por qué expulsamos a conquistadores engañadores, que empuñaban la espada y la cruz inquisitorialmente destruyendo la cultura aborigen. Siglos más tarde, aun hay realistas violadores de los derechos de nuestros pueblos ancestrales y populares, aunque a Dios gracias estamos protegidos por la Carta Magna de 1999, realmente maravillosa.
Contamos con una Ley de Juventud aprobada en el año 2002, y la Constitución de nuestra República Bolivariana de Venezuela, que respeta a las y los jóvenes sin importar condición social, ocupándose por igual de tribus, campesinado, obreros, trabajadores, estudiantes y profesionales, personas de cualquier condición u oficio, civiles o militares en libertad plena. Viva la juventud, la de quien la transcurre y la de quienes la mantengamos en el alma libertaria y honesta.