1
Compatriota constituyente, tienes en tus manos el supremo poder soberano de la República Bolivariana de Venezuela. No hay otro poder interno por encima de ti; puedes salvar el país, no hacer nada por él o causarle un daño inmenso.
2
El 30 de julio de 2017 con mi voto te conferí poderes soberanos, es decir, insuperables. Esa consulta comicial apagó como un aguacero la combinación de terrorismo callejero con show mediático que afligía a 19 municipios de clase media y alta. Al desistir de ella, la oposición reconoció lo apabullante de esa manifestación de voluntad de 8.089.320 venezolanos, el 41,53% del padrón electoral.
3
La abstención opositora confirió una vez más al bolivarianismo el poder de configurar la futura Venezuela, la que queremos, la que deseamos. Que no se disipen de nuevo mayorías decisivas sin coronar el proyecto socialista.
4
Se reveló que una fundación Jorge Rodríguez elaboraba en secreto un proyecto constitucional fatal, que en sus primeros artículos despojaba a Venezuela de la inmunidad de jurisdicción, vale decir, de la soberanía. A él, y a las reformas indispensables en la Carta Magna, dediqué mis libros Para repotenciar tu Constitución y El proyecto secreto de Constitución, disponibles en el blog http://luisbrittogarcia.blogspot.com y en la página web http://www.desdelpatio.org/britto.
5
En las sesiones que le restan, la Constituyente debe resolver cuestiones decisivas para la supervivencia del bolivarianismo y del país. El 31 de enero, el presidente Nicolás Maduro dispone «proponer a la ANC que asuma y nombre una alta comisión para hacer una reforma profunda del Poder Judicial venezolano y cambiar todas las estructuras del poder judicial». Dicha iniciativa debe ampliarse hasta abarcar todos los Poderes de la República.
6
Desmoralizadores quebrantos sufre el pueblo cuando sus salarios permanecen fijos mientras la inflación se dispara sin que equilibrio del mercado, juego de oferta y demanda o mano invisible le pongan coto. Sería suicida esperar a que los capitalistas neoliberales nos saquen del abismo en que nos han sumido. La dictadura de los precios ejercida por la clase dominante capitalista es el más peligroso enemigo del proyecto bolivariano. Urge que la Asamblea Nacional Constituyente lo enfrente, con normas severas, contundentes, explícitas, oportunas y expeditas de control de precios y beneficios, tanto de rango legal como a ser incluidas en la Carta Magna. Los nuevos sistemas informatizados permiten un seguimiento de los niveles de costos y beneficios de las unidades productivas, y posibilitan asimismo bloquear cualquier transacción económica que los vulnere. El bolívar, nuestro único signo monetario, debe ser anclado al valor de nuestras reservas de petróleo, oro y demás metales preciosos. Para defenderlo, debe ser restablecido el control de cambios que el 3 de febrero de 2003 estableció Hugo Chávez Frías alegando que “los saboteadores querían llevarse todas las reservas internacionales, comprar los dólares y llevárselos al exterior, de tal manera hubiese colapsado Venezuela”. El sistema monetario es la sangre de la economía. Destruir el uno es aniquilar la otra; aceptar como circulante una divisa extranjera es entregarle todas nuestras riquezas al que la emite.
7
Paralelamente con el control de costos, beneficios y precios sobre la empresa privada debe ser reinstaurado el control externo previo, concomitante y posterior sobre el gasto y el ingreso público, tanto de la administración central como de la descentralizada, incluyendo estados, municipios, comunas, institutos autónomos, fundaciones y empresas en las cuales tiene intereses el Estado. El Presupuesto ha de incluir las metas a ser cumplidas con la ejecución del gasto, y se debe exigir responsabilidad civil, administrativa y penal por el incumplimiento inmotivado de ellas. Sin metas, el Presupuesto es un enorme cheque en blanco; sin control, el Tesoro es una presa a través de la cual desangrar al país y estrangular al bolivarianismo.
8
La falta de control fiscal, la corrupción y el bloqueo disminuyen los ingresos del Estado y suscitan la tentación de exacerbar la ya incosteable carga tributaria que afecta al ciudadano común. Antes de ceder a ella, recordemos que gracias a los Infames Tratados contra la Doble Tributación, empresas y nacionales de tres decenas de países no pagan impuestos por las ganancias que obtienen en Venezuela. Colegas del CATDM calculaban la pérdida fiscal por tal concepto para el Tesoro Venezolano en 17.800 millones de dólares anuales. Los países a quienes hacemos tan espléndido regalo son los mismos que nos bloquean y agreden. Deber de patria y de conciencia de todo constituyente es restablecer el principio universal de Territorialidad de la Renta, según el cual personas y empresas deben cancelar sus impuestos en el país en el cual obtienen sus ganancias. Nefasto error es intentar que cancele el pueblo lo que las transnacionales no pagan.
9
Thierry Meissan advierte en la Red Voltaire que en cuarenta países ocurren conmociones sociales causadas por aplicación de medidas neoliberales. El bolivarianismo surgió en contra de éstas y hasta el presente sobrevivió resistiéndolas: sólo podría aniquilarlo el intento de aplicarlas. Otorgar a personas o empresas extranjeras beneficios mayores que a los nacionales en materia de desgravámenes, amortización acelerada, obligación de compra de la producción por parte del sector público, bonificaciones en impuestos, exenciones arancelarias y tributarias, condiciones crediticias especiales, tarifas especiales en servicios públicos, acceso preferencial a insumos o materias primas administradas por el Estado, convertir a éste en mandadero o gestor de transnacionales y dispensador de garantías contractuales de que no se les aumentarán los impuestos, son medidas incluidas en todos los Paquetes neoliberales, vías que no conducen a la salvación sino a la dependencia.
8.089.320 de venezolanos votamos por el socialismo. Esos votos te indican el camino. O Chávez, o el Fondo Monetario Internacional. Ya nosotros elegimos. Elige.