Es al Comandante Ernesto "Che" Guevara a quien se le atribuye la siguiente expresión: "Si usted se indigna ante cualquier injusticia que se cometa en cualquier parte del mundo, entonces somos compañeros".
Lo sucedido recientemente en la ciudad estadounidense de Mineápolis, Minesota, con el asesinato de George Floyd, un ciudadano afro-norteamericano, constituye una muestra más del cariz y calidad de una sociedad que históricamente ha ejercido la llamada supremacía blanca en contra de las demás razas y etnias presentes tanto en su territorio como fuera de este. Y ello es así porque la esencia del imperio norteamericano y del capitalismo, como sustento económico social, es precisamente la eliminación de todo aquello que no cumpla o se asemeje a los cánones culturales por ellos establecidos a lo largo de su historia. El exterminio total de los grupos aborígenes, la conformación de grupos fascistas como el ku kus klan apoyados por sectores del gobierno para la persecución, amenaza y ejecución de afro-descendientes y de líderes como Angela Davis, Malcon X y Martin Luther King, entre otros, el trato discriminatorio hacia las minorías de latinos, árabes y asiáticos que viven en el territorio norteamericano y la conducta asumida ante el problema con el covid19, son apenas pequeñas muestras de una sociedad cada vez más decadente en lo morál, en lo social y en lo económico. Aferrarse a estas alturas al llamado "Américan way of life" o "Sueño Americano", aparte de una supina ingenuidad es simplemente un acto de insensatez, de escasa memoria y necedad. Sin embargo, hay quienes aún deambulan por esas fantasías.
No se trata, como decimos en criollo, de "hacer leña de árbol caído". Pero no nos deja de llamar la atención cuando observamos que en muchas ciudades norteamericanas se han venido desatando manifestaciones, protestas y saqueos por parte de diversos sectores, tanto de blancos como de negros, que durante mucho tiempo han sido privados de derechos y servicios básicos como la salud, la educación y la alimentación. Todo allá es privado porque esa es la norma que rige en esa sociedad, si no pregúntenle a los compatriotas que se han ido para allá y han regresado "como fuetes de arrear pavos".
No sabemos si al imperio norteamericano le quedan días, meses o pocos años. Lo que sí sabemos es que se viene cumpliendo una máxima marxista que señala que "cuando los de arriba ya no pueden y los de abajo ya no quieren", es inevitable la revolución.
La situación que vive la humanidad con la pandemia por el covid19 obliga y está obligando a repensarse muchas cosas, a repensarse la vida y el modo como ha de ser llevada ésta. Debe haber respeto y cuidado a la naturaleza, hacia nuestras y nuestros prójimos y hacer valer los valores del amor, la solidaridad, la empatía, el altruismo, la equidad, la justicia, la paz, entre otros valores. ¿Qué van a seguir existiendo las diferencias culturales? Por supuesto que sí, pero ello en ningún momento puede ni debe ser obstáculo para el entendimiento y la fraternidad necesaria entre los seres humanos.