Parece cursi hablar de una lágrima corriendo aceleradamente por el rostro de combatientes nuevos, preparados para asumir los cambios revolucionarios como necesarios para el avance del proceso rumbo al socialismo para el siglo XXI.
Los conocedores y dolientes de la Misión Negra Hipólita, seguramente supieron lo que representa la cursilería de esa lágrima, en la despedida ministerial del General (R) Jorge Luís García Carneiro.
Quienes lo vieron luchando en lo más precario de sus necesidades, seguramente no pudieron resistir esa herida que produce la despedida de un ser querido, útil y necesario, sintiendo la tristeza que produce la lágrima que corre desde el ojo humedecido, hasta el zapato que me conseguiste y me puse con orgullo el día que salí del vertedero porque me ofreciste que tenia una casa nueva para mis hijos.
Algún recuperado de la calle con esa lágrima marcada en el rostro que no se borra nunca, te llevará en su recuerdo toda la vida, porque en el fondo de su alma sabrá que fuiste el principio de su vida nueva, porque lo ayudaste a recoger su alma de la putrefacción, para entregársela a un futuro que ahora se ve grande rumbo al socialismo para el siglo XXI.
Los enfermos murieron en la prisa, porque no te dio tiempo encontrarlos unos días antes para ayudarlos en su camino ya marcado por la desidia de antiguos demócratas, descansaran en paz y su tumba seguro humedecerá con la lágrima de Hipólita, porque saben de tu intento aun en la muerte.
Alguien le contará a sus nietos que no solo fuiste un héroe en los días de abril de 2002, cuando tu valentía se puso de manifiesto arengando a un pueblo en un tanque de guerra y llamando a la recuperación y rescate del hilo constitucional, le contará también que fuiste valiente para meterte en albergues de presos, quebradas de rió sucios donde la miseria dormía en las cloacas abatidas por la indigencia que produce el flagelo de la droga y el alcohol, cuando cuente a sus nietos sus hazañas también podrá explicar que esa lágrima que sale por sus ojos después de tanto tiempo es porque ese hombre humilde del pueblo se preocupó por mi y esa lágrima cursi que esta marcada en mi rostro quiero que no se seque nunca, para tener presente siempre lo que hiciste por nosotros.