Cuando uno se entera y lee lo sucedido con dos jóvenes comunicadores populares de Cabimas, estado Zulia, se enfrenta al dilema de si lo ocurrido obedece a una acción policial llevada a cabo por funcionarios que, respondiendo a no se sabe qué intereses, deciden tomar la justicia por sus manos o si todo ello forma parte del plan de ataque sistemático emprendido desde hace rato por el narco estado colombiano en complicidad con el imperio norteamericano contra nuestro país. Vale la pena detenerse brevemente en ambas situaciones.
Lo del abuso policial no es la primera vez que sucede tanto en el presente como en el pasado, solo que ahora – y así lo entendemos – dichos procedimientos deberían estar erradicados de las actuaciones de los cuerpos de seguridad del estado. En los llamados gobiernos de la cuarta república – léase Acción Democrática y Copei – tales procedimientos eran calificados por los ministros de Defensa y Relaciones Interiores de entonces como "excesos", algo "fuera de lo común". Y con esos "excesos" y procedimientos "fuera de lo común" se llevaron a miles de venezolanos por los cachos. Las montañas del estado Lara son mudos testigos de cómo durante los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni el ejército, el SIFA y la DIGEPOL hicieron estragos entre la población campesina abusando de sus pertenecías, violando a las mujeres y fusilando a todo aquel que le resultara sospechoso de estar colaborando con la guerrilla. Lo triste de todo ello es que algunos de esos funcionarios militares y policiales que tuvieron tales actuaciones, para el momento en que asume por primera vez la presidencia de la república el Comandante Hugo Chávez Frías, llegaron a tener funciones de dirección partidista, fueron diputados o presidieron organizaciones bolivarianas. Casos emblemáticos Miguel Díaz Sánchez (ex-director de la DISIP) quien llegó a ser presidente del Frente Campesino Bolivariano y Adelmo Jiménez alias "Teniente Veneno" quien integró la dirección del desaparecido Movimiento Quinta República y fue diputado por esta organización. Al respecto invitamos a que se den un paseíto por los libros escritos por el desaparecido profesor, investigador y antropólogo Pedro Pablo Linarez y ahonden en detalles sobre los excesos y actuaciones fuera de lo común del los cuerpos de seguridad de esa época.
Ahora bien, lo sucedido en Cabimas con los comunicadores populares de la televisora Guacamaya T.V Andrés Eloy Nieves Zacarías y Víctor Torres mueve a preocupación si lo analizamos tomando en consideración hechos también recientes como por ejemplo lo sucedido con el profesor, locutor y dirigente del PSUV en Güiria, estado Sucre, José Carmelo Bisdick Acosta, la desaparición desde el 8 de agosto del profesor Carlos Lanz Rodríguez y la situación presentada desde hace meses con los jóvenes trabajadores de PDVSA Aryenis Torrealba y Alfredo Chirinos. Pudiéramos sumar los casos de campesinos, indígenas y comuneros que en estos años de Revolución Bolivariana han pagado con sus vidas el legítimo derecho a la defensa de sus tierras. En no pocos casos elementos del paramilitarismo colombiano han sido denunciados por estar incursos en tales procedimientos violatorios de la vida humana. ¿Con complicidad de funcionarios civiles o militares venezolanos? Vaya usted a averiguarlo.
Al ir cerrando el presente comentario nos enteramos del indulto otorgado por el Presidente Nicolás Maduro Moros a una importante cantidad de dirigentes de la oposición quienes estaban detenidos por diversas causas, incluyendo jornadas de protestas contra el gobierno o incitación al odio. Ojalá y no terminemos parafraseando al Padre Libertador Simón Bolívar cuando en el Manifiesto de Cartagena afirmó que a cada perdón le seguía una conspiración y a cada conspiración le seguía un perdón. Ya nos pasó en abril del 2002.