Llamo candidatos democráticos a los presentados por aquellos partidos y organizaciones políticas, que participan en las elecciones de la Asamblea Nacional (AN) del 6 de diciembre próximo venidero, decisión que los separa de quienes vienen desde hace más de dos décadas buscando salidas políticas inmediatistas, violentas y antinacionales. Se trata de dirigentes y militantes políticos que han asumido posiciones soberanas, en lo referente a la salida política que Venezuela obligatoriamente requiere. Desenlace producto de una lucha nacional, sin injerencias foráneas y mucho menos de carácter militar.
Se trata de activistas políticos y sociales y de organizaciones partidarios de la vía pacífica de solución de las contradicciones del poder, para quienes las elecciones representan la mejor manera creada hasta ahora de dilucidar esas controversias. Y se trata también de políticos que entienden que los procesos sociales de este tipo siguen sus propias directrices, según las fuerzas que se mueven en su seno, y que su desarrollo y maduración requieren de lapsos muy difíciles de ser violentados, por lo que no son sensibles simplemente a la voluntad de los actores sociales que en ellos participan.
Lo señalado no significa que todos los candidatos y partidos presentados a los comicios sean iguales y piensen exactamente lo mismo, lo cual en principio no tiene por qué ser una desventaja. Tampoco quiere decir que no haya partidos, grupos y personas disfrazados de democráticos, populares y nacionales, pero ligados realmente a poderosos intereses financieros e impulsados por el deseo de poder y el enriquecimiento fácil, o simplemente con otros intereses de los señalados en sus discursos y distintos de los formulados explícitamente por la mayoría. Su repudiable éxito dependerá de los votantes.
Son problemas e incertidumbres que se presentan en todos los eventos de este tipo: gubernamentales, sindicales, empresariales, gremiales, partidistas y estudiantiles, y posiblemente en todas partes del mundo. Un análisis cuidadoso de los candidatos, del desempeño tenido en cargos públicos o de representación, de la conducta asumida en posiciones anteriores de gobierno, de la identidad entre lo que se dice y lo que se hace, de las cosas que prometen y del discurso y las conductas asumidas en la campaña electoral, puede ayudar mucho a los votantes a equivocarse lo menos posible.
No se está diciendo que los candidatos deban ser todos impolutos. Los habrá… Pero la mayoría es gente de carne y hueso, con virtudes y defectos, con éxitos y fracasos en todos los órdenes de sus vidas, personales y políticos. Las comparaciones y análisis, además, tendrán que tomar en cuenta los escenarios actuales, las características de los líderes para enfrentar los retos de la vida política venezolana de hoy, con Maduro en la Presidencia de la República, con un gobierno fuerte y despótico y una población sin esperanzas, en condiciones de vida muy precarias y de un nivel educativo muy bajo.
Los mejores candidatos tendrán que ser para la situación política, económica y social de hoy. No de cuando AD y COPEI eran gobierno. No de cuando Chávez era Presidente. Sino de hoy. Sin signo monetario propio, sin dinero circulante, con hiperinflación, con una miseria abrumadora, superior al 80 por ciento de la población; sin salario, sin pensiones, sin empleos; sin agua, sin electricidad, sin gas, sin transporte y sin el resto de los servicios públicos. Sin salud, en medio de una pandemia que desconocemos en su real magnitud; sin escuelas, liceos ni universidades, y sin seguridad personal ni jurídica.
Estamos eligiendo los diputados que deberán enfrentar este orden de cosas desde 2021y hacerlo con el mayor tino posible, muy alejado del de quienes ganaron en 2015 y echaron ese triunfo por la borda. La unidad en la acción es un reto. Reto que no arrancaron correctamente en el proceso electoral actual, y eso hay que destacarlo porque puede ser un lastre difícil de superar si no se tiene plena conciencia de ello. No hubo unidad para enfrentar al gobierno en estas elecciones, y no me estoy refiriendo a la unidad con quienes no iban a participar en ningún caso. Me refiero a la desunión de quienes participan.