Traigo a la memoria los términos usados por dos profesionales de la sociología en artículos leídos recientemente. De Mary Clein Stelling el término "anomia" y de Cecil Pérez el término "indefensión aprendida". Su lectura hacen que nos asalten ciertas inquietudes.
Uno no se explica cómo es que existiendo una Constitución Nacional (Constitución de la República Bolivariana de Venezuela) y un conjunto de leyes que fueron creadas con propósitos dirigidos y orientados a garantizar la protección del pueblo, sobre todo del pueblo más vulnerable social y económicamente, tengamos que ser testigos de primera línea del abuso y el vulgar desbaratamiento del bolsillo que hacen los comerciantes, taxistas y cualquier bicho con uñas que se encubre bajo el eufemismo de "emprendedor". A eso se agrega el etiquetado y cobro en dólares que hasta el más humilde negocio de barrio exhibe, cambiándolo varias veces al día de acuerdo a la pauta que vaya marcando el llamado dólar paralelo.
Hemos llegado - y eso es lamentable – a un estado de anomia, de ausencia de ley o de irrespeto de ésta. Por ejemplo; como testigo de primera línea hemos visto en negocios propiedad de asiáticos, cómo al entrar a éstos los productos tienen un precio y al llegar a la caja para cancelar ya el precio es otro; se ha incrementado de manera exorbitante. Eso sucede con la anuencia de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (Guardia del Pueblo) que regularmente frecuentan dichos establecimientos. Hemos sido testigos de primera línea como los conductores de camioneticas y busetas del llamado transporte público cobran lo que les da la real gana, fraccionan los recorridos, no respetan las normas de bioseguridad ante el problema de la pandemia y de paso te insultan si llegas a reclamar el abuso. Eso sucede en conocimiento pleno de los funcionarios de la AMTT y alcaldías que al parecer se olvidaron de sus responsabilidades para con el pueblo.
La otra situación, que también es lamentable, es que si reclamas el abuso del que estamos siendo objeto, las personas que están a tú alrededor se muestran indiferentes, el asunto parece no importarles, muchas veces te dejan solo por aquello de que "hagas lo que hagas nadie te va a parar porque este país se jodió".
Cuando un pueblo llega a ese nivel de indiferencia y de tácita aceptación de lo que sucede, rearmar su conciencia ciudadana sobre los deberes y los derechos que tiene como habitante de esta patria resulta algo cuesta arriba. Difícil, si, pero no imposible. Es aquí donde quienes creemos en el porvenir y en la construcción de un mundo mejor debemos ofrecer nuestro corazón, llevar nuestra gota de agua para sofocar el incendio del bosque y encarar militantemente la realidad. Hacer esto último supone emplazar a las autoridades, del nivel que sea, para que se sacudan y ejerzan las funciones para las cuales fueron designados. De lo contrario es mejor que abran paso. Es necesario devolverle la confianza al pueblo, que éste vea la efectividad de la acción gubernamental, que la vaina no es simple palabrería, "reality show", autofoto (selfie) o pescueceo.
El chavismo acaba de conquistar una cantidad importante de escaños en la Asamblea Nacional, aún con los niveles de participación que de lado y lado se registraron en estas elecciones. A los diputados y diputadas recién electos y electas por el chavismo les corresponde ahora, entre otras tareas, atender al principio que el Comandante Chávez repitió una otra vez: "MANDAR OBEDECIENDO". Deben dar muestra de lo que Alfredo Maneiro señaló y el Comandante Chávez siempre recordaba: "EFICACIA REVOLUCIONARIA". Deben tributar a la construcción del Estado Comunal y a la Patria Socialista, instruido muchas veces por el Comandante Chávez. Creemos son algunas de las alternativas a retomar para enfrentar la peligrosa anomia y la cada vez más amenazante indefensión aprendida.