Luis Britto y la doble nacionalidad

Estuve entre los venezolanos no ganados para la idea de la doble nacionalidad y no siendo constitucionalista, ¡Dios me salve la parte!, como decimos los cumaneses, en asuntos como este, razoné más o menos en los términos como lo dice Luis Britto García, pues "que nadie puede servir a dos patronos. Establece nuestra Ley que nadie puede estar casado con dos o más mujeres, la lógica que nadie puede participar en un match jugando a la vez por los dos equipos, la ética que nadie debe estar inscrito al mismo tiempo en dos partidos antagónicos, y el patriotismo, que nadie puede ser igualmente leal a dos países cuyos intereses pueden ser contrapuestos."

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Es decir, hice un razonamiento elemental, guiado por eso convencional que llaman el sentido común, pese este, en muchos casos, esté guiado por un espejismo. Pero, en veces, suele ser asertivo, sobre todo en asuntos de poca complejidad como este del nacionalismo, patriotismo y la necesidad de evitar confrontaciones innecesarias y por motivos sujetos en nuestra en veces rígida moral, quizás pueblerina y elemental de hijo de gente humilde y formado como en una pequeña aldea. Hay cosas tan elementales que la simple vista sirve para encontrar diferencias y establecer parámetros. Y de esto hay sobre todo en el particular razonamiento de Luis Britto, según el cual, "nadie puede ser igualmente leal a dos países cuyos intereses pueden ser contrapuestos." Entonces, eso de asumir una nacionalidad, por pura conveniencia, no se aviene con nuestro espíritu y pese, el internacionalismo y el bolivarianismo, me suena muy cursi y hasta "buchi pluma" aquello de los "hombres del mundo".

Es cierto que, en la oportunidad que se discutía sobre el proceso constituyente, escribí contra la propuesta de la doble nacionalidad, pero sin llegar a ser insistente, por observar como la mayoría la aceptaba hasta como con demasiado agrado y en coherencia con el bolivarianismo; pues como el mismo Luis Britto dice en el artículo que comentamos, "aspiramos a que se reunifique la Gran Colombia, a que América Latina y el Caribe exista en Nación". Pero como también dice "Cuando tales metas culminen y desaparezcan las fronteras, celebraremos como grancolombianos o latinocaribeños o simplemente como humanos."

Soy de esos tipos que también abundan, quizás poco inteligentes, un anacrónico, para comprender las enormes ventajas que eso envuelve, que cree con bastante fe que la patria es una sola. Que no le atrae eso de tener dos pasaportes, dos banderas y sacar una u otra cuando a uno le convenga. Más sabiendo que a un caraquista, ni de vaina, acepta que le confundan con un magallanero.

Por lo menos no recuerdo a nadie con la representación y peso intelectual de hombres como Luis Britto, entonces haya dicho nada contra ella. Y aquella actitud nos hizo parecer que nuestra visión pudiera ser tomada como una muestra de ultranacionalismo o patrioterismo. Por eso optamos por callar y dudamos de la certeza de nuestro juicio, pese en el interior, seguíamos estando contra eso. No parecía muy político, agradable y menos atractivo oponerse a algo que algunos defendían hasta como un asunto de modernismo, avance y coherencia con el internacionalismo.

Además, nuestra simple observación, nos puso en evidencia como había un universo ganado para esa idea desde una perspectiva muy pragmática y oportunista. Entre los jóvenes de los sectores medios de la población, pese estábamos muy lejos de pensar se desatara la diáspora de ahora, cundió el respaldo por aquella iniciativa constitucional que parecía darle a la Carta Magna un aire de originalidad y modernismo.

En esos tiempos, leí un comentario, según el cual, en uno de esos tantos gobiernos antipatriotas que tuvo Bolivia, se tomó una resolución en un gabinete de gobierno, contrarios a los intereses del altiplano y favorable a uno de sus vecinos, porque entre quienes tuvieron la capacidad de decidir, había unos cuantos de doble nacionalidad.

Países como el nuestro, sujetos a las presiones de factores extranjeros, en buena medida por nuestros recursos naturales y en un espacio geográfico de gran conflictividad, corren demasiados riesgos si quienes gobiernan, han hecho uso de ese precepto constitucional.

No sabía que tal proposición había sido urdida por Jorge Olavarría, diputado constituyente, entonces ligado al Partido Causa R, de Andrés Velásquez, pero también de Alfredo Maneiro y Aristóbulo Istúriz. Lo que sí sé bien, es que ninguno de ese partido se opuso a aquello, como tampoco nadie significativo y menos con la fuerza en la voz que tiene Britto.

Fue aquella como un acuerdo casi absoluto, pues por lo menos a la calle no llegó ninguna voz que lo contradijese. Incluso, en los dos intentos de reforma, el primero fallido, lleno por demás de solicitudes no muy justificadas, no apareció esto de la doble nacionalidad. El presidente Chávez, evidentemente, se mostró partidario de aquello.

La confrontación de ahora ha demostrado como abunda mucha gente confundida, tanto que, en veces, en lugar de reaccionar exclusivamente contra quienes gobiernan, por todo lo que les disgusta, lo hacen contra el país. Por eso, abundan quienes se pliegan a planes de guerras e invasiones contra Venezuela, creyendo que de esa manera rescatarían y hasta liberarían al país y lo volverían, "como antes", según sus habituales discursos, absolutamente independiente. Y entre este vocerío, dentro y fuera del país, hay una buena cantidad de personas que gozan de esa doble nacionalidad.

Lo complicado del planteamiento de Luis Brito, que pudo haberse hecho en la recién cerrada, si es que en verdad alguna vez estuvo abierta, ANC, pudiera no ser asertivo ahora. Tratándose de una propuesta que implicaría una reforma constitucional, habría que llevarla a referendo y no veo, según mis humildes apreciaciones, posibilidad alguna que una reforma de ese carácter cuente con el respaldo de lo mayoritario, más si es hecha desde el universo que se identifica con el gobierno.

Una proposición como esa, hecha por el gobierno o factores que con este se identifican, no va a contar con el respaldo necesario, pese entre la mayoría de ellos, lo de la doble nacionalidad, sea vista exactamente como la miramos nosotros. Porque en este momento, ahora, para ellos, lo fundamental es votar y derrotar al gobierno en lo que sea. No creo que una elección de esa naturaleza, destinada a cambiar el precepto constitucional, pueda contar con la abstención como sucedió en las pasadas elecciones, más si hay precisiones y exigencias en la Ley Fundamental que también lo impiden. Además, de ahora en adelante, es posible, eso entra en los cálculos, la oposición venezolana, que ha estado absteniéndose y optando por salidas anticonstitucionales, venga de regreso.

Hoy, por razones que el lector bien maneja, una proposición de esta naturaleza, pese no cuente con el respaldo de la mayoría, sin duda tiene muchas más partidarios que lo que pudiera haber tenido para 1998 cuando se inició el proceso constituyente que dio origen a la constitución vigente.

Es decir, a nuestro parecer, no parece ahora el momento oportuno para incentivar un movimiento destinado a promover una reforma constitucional, en lo inmediato, de esa naturaleza, pero si es de celebrar que un hombre como Luis Britto se haya atrevido a plantear semejante asunto. Y es oportuno, porque es un tema que los venezolanos, en todos los espacios, debemos empezar a discutir. Las razones para todo están suficientemente bien expuestas en el trabajo que ligeramente hemos comentado.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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