"El que está alerta, el que está sano y robusto y confía
en dios y en sus fuerzas, evita el riesgo fácilmente."
Schiller
Una señora se mantenía inquieta, esperando el turno para pagar en una panadería; cuatros personas le antecedían, mientras detrás se ubicó un muchacho desesperado por cancelar unos refrescos; por momentos casi se adelanta de manera arbitraria, y la matrona para ponerlo en su sitio le hizo una advertencia: ¡Hijo guarde la distancia, que el Covid anda suelto! El jovencito, reaccionó queriendo ridiculizarla ¡Va seguir creyendo en eso, siguiéndole el juego a Maduro, que no consigue de donde agarrarse! La mujer, con toda la paciencia cultivada por los años, le repicó con hechos vividos en su barriada: "No sé, si la agarró de juego, como usted dice, pero lo veo muy responsable con los recursos que tiene, y le advierto, donde vivo se han muerto 5 vecinos, y parece que todos tenían el Covid; hasta que no lo sentimos no creemos, y el que se salva, queda, como si lo andan persiguiendo, y no quiero vivir esa experiencia"
Los dos protagonistas del corto intercambio de opiniones sobre la pandemia se marcharon, mientras un señor, que degustaba un cafecito se le escuchó decir para que todos los presentes lo oyeran: "La señora, tiene toda la razón; en la actitud del muchacho andaba yo, hasta que me agarró la fulana gripecita de Bolsonaro, y estoy vivo porque tengo de donde sacar; pasé 18 días en una clínica en terapia intensiva, y después de eso, me despierto todas las mañanas asustado, pensando en la cantidad de muertos, porque de milagro me salve; a Maduro, lo ataca una oposición sin conciencia, peor que la misma pandemia, y conste, que no apoyo al Presidente, pero dónde está el razonamiento de los que se oponen a la medidas para frenar esta peste"
Después de oír estas confesiones encontradas, podemos fácilmente deducir, como la ceguera política no le permite a un sector de la oposición, contribuir a crear conciencia para formar una barrera y de esta manera frenar la tragedia, que en estos momentos está viviendo el gigante de Suramérica: Brasil, al convertirse en los últimos días en el centro de la opinión mundial, con cifras aterradoras, casi incontrolables, que en algunos casos pasó de 3000 muertos por día, y 100 mil infectados en las últimas 24 horas, colapsando a un país, donde no se ve la solución a corto plazo, a pesar que las vacunas se encuentran en el mercado farmacéutico, pero en el capitalismo lo que cuenta, es el dinero por adelantado.
En el caso de Venezuela, las estadísticas son aceptables al lado de países, con todos los adelantos tecnológicos, y sistemas de salud de los mejores del mundo, pero en estos casos, lo que priva es la conciencia, con la previsión, precaución, y los ejemplos de los gobernantes. Los Estados Unidos, y Brasil, están pagando muy caro la arrogancia, y el burlesco comportamiento de sus mandatarios: uno, que se fue, y casi ha pasado al olvido, y el otro convertido en el blanco de todas las miradas acusadoras, a la hora de buscar el culpable al no tomar las medidas a tiempo. El Covid-19, no discrimina, e irónicamente en muchos casos golpea a los que tratan de minimizar una enfermedad, que se ha expandido hasta llegar al más apartado rincón del mundo.
Por su parte Maduro, se encuentra en medio de un dilema, creado precisamente por la posición obtusa de un sector de la oposición, con un libreto mil veces repetido, y al no conseguir argumentos convincentes para seguir con el ataque despiadado, recurren a las necedades políticas, que dan ganas de reír: si flexibiliza las medidas en medio de la asfixiante pandemia, y se incrementa el número de infectados y muertos, como ocurrió en los pasados carnavales, el huracán de críticas se hace presente, creyendo sacarle buenos dividendos a sus críticas oportunistas, y si por el contrario endurece las medidas, como las tomadas para la semana santa, que se avecina, los primeros en abrir fuego son los comerciantes inescrupulosos al pensar solamente en el dinero, sin importarles, si, se desata algo parecido al Brasil. Para los que siguen pensando, que es un juego o una estrategia de Maduro ¿Qué dicen de las cifras aterradoras de muertos e infectados en todo el mundo? ¡También las inventó Maduro!