El pasado sábado 15 de mayo se conmemoró el tercer año de la siembra de Carmen Canelón de Camacaro o simplemente Carmen Camacaro, como siempre la conocimos. Incansable luchadora en la forja de una familia a partir de los ideales de justicia social, de equidad e igualdad; ideales asumidos desde muy joven. Supo Carmen Camacaro conjugar sabiamente sus responsabilidades familiares con las de la lucha social y a partir de allí, como corolario de todo ello, formar a sus hijos e hijas en los valores y principios de la solidaridad, la cooperación, el amor, el desprendimiento y el compartir.
Carmen Camacaro nace en Barquisimeto un primero de enero del año 1941. El mismo año en que asume la presidencia el general Isaías Medina Angarita; el mismo año que fue fundado el diario Últimas Noticias por un grupo de periodistas y militantes comunistas; el mismo año en que los EE.UU deciden participar en la llamada Segunda Guerra Mundial; y el mismo año en es fundado el partido Acción Democrática.
Casada con Marco Tulio Camacaro Quintero, militante del Movimiento Electoral de Pueblo, con quien traerá al mundo doce hijos. Se vincula al trabajo de lucha social por las reivindicaciones para la comunidad de El Ujano, al noreste de Barquisimeto. El transporte, las cloacas, el asfaltado de las calles, el servicio de agua, el alumbrado, la cooperativa, la escuela, el centro de salud, entre otros, formarán parte de aquellas luchas iníciales que progresivamente irán forjando una conciencia que va a trascender lo estrictamente reivindicativo y dar paso a una conciencia revolucionaria. Si nos atreviéramos, con todo riesgo, a definir en una palabra a Carmen Camacaro esa palabra sería CONSECUENCIA. Porque eso fue ella: consecuente con la vecina, el vecino, consecuente en la amistad, consecuente en la lucha, consecuente en la crítica, pero también consecuente en el amor a su pueblo y en la dignidad de ese pueblo. "Siempre hago saber ese sentido de lo humano que es la dignidad porque ser pobre no es indigno,..." nos manifestaba en una oportunidad.
A tres años de la siembra de Carmen la Milicia Nacional Bolivariana marcó presencia frente a su casa izando el Pabellón Patrio y acompañando el Gloria al Bravo Pueblo en la voz del Comandante Eterno Hugo Chávez Frías. Los rezos que se hicieron susurros y pensamientos en las voces de sus amigas Dilcia de Díaz y Olfa Díaz, precedieron la procesión de San Antonio y los sones del tamunangue ejecutados por la agrupación cultural "Recreando" fueron el marco perfecto para este hermoso homenaje que se hizo a la entrada del Módulo de Salud de El Ujano.
Instalados todas y todos se dio el derecho de palabra a los allí presentes. Un poco más de ciento cincuenta personas, con las debidas medidas de bioseguridad que estos tiempos de pandemia nos imponen. No solo era recordar a Carmen y evocar sus luchas, también era abordar los temas que por estos días han estado ocupando un espacio importante de nuestro quehacer revolucionario: Congreso Bicentenario de los Pueblos, las Ciudades Comunales, el autogobierno, el estado comunal, la organización popular, el ataque constante del imperio a nuestra Patria, la corrupción, el legado de Chávez, etc. Todo ello conversado tal cual lo hubiera abordado la camarada Carmen Camacaro. Expresiones como: "Sin comuneros no ha ciudad comunal" o "Se deben tener presente los saberes y los haceres de la comunidad para consolidar la comuna…" fueron parte de lo allí planteado.
Estas breves líneas queremos finalizarlas recordando lo que en una oportunidad nos dijera Carmen Camacaro cuando la entrevistamos para el programa radial FACETAS, y que revelan la sensibilidad que como mujer y como militante revolucionaria siempre tuvo: "Voy a comenzar no por lo que ha sido Carmen sino por lo que es Carmen en sí, pero con la escuela de ser madre. Una emoción muy profunda como lo que nos pasa a los viejos ya, a los abuelos, que todo es tan profundo – parece mentira – una profundidad que está a flor de piel."
Tú legado es hoy fortaleza y reserva moral para quienes desde siempre hemos creído que más allá de toda iniquidad, que más allá de toda deslealtad a tu forja y a la del Comandante Chávez, está la conciencia y la dignidad de quienes creemos en un mundo de amor, de esperanza y felicidad colectiva.