El 2 de febrero de 2007, el presidente francés Jacques Chirac lanzó una llamada “a la movilización general contra la crisis ecológica”. Firmado por 46 países, al Llamado de París le sigue la publicación de un informe alarmante sobre el calentamiento de la tierra del “Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evolución del Clima” (GIEC) de la ONU [1]. Cerca del 30% de las especies del planeta corren un grave riesgo de extinción, de ahí la propuesta de crear una organización de las Naciones Unidas del Medio Ambiente (ONUE) [2].
“Hoy, ha llegado el tiempo de la lucidez”, declaró el presidente francés cinco años después de su discurso en Johanesburgo durante el que lanzó un grito de alarma a propósito de la “casa que se está quemando”. “Cada día que pasa se agravan los riesgos y los peligros”, señaló Jacques Chirac que estigmatizó a “algunos grandes países a los que hay que convencer y que, encerrados en una especie de mito liberal, se niegan a aceptar las consecuencias de sus actos” [3].
“La humanidad está destruyendo, a una velocidad espantosa, los recursos y los equilibrios que han permitido su desarrollo y que determinan su porvenir”, afirma el Llamado de París. “Hemos llegado al umbral de lo irreversible, de lo irreparable”, prosigue el texto, que conmina “a tomar las medidas que se imponen para conjurar los peligros que amenazan la propia supervivencia de la humanidad” [4].
Más de 200 delegados de 70 naciones se reunieron en la capital francesa, entre ellas Estados Unidos, que no ha firmado el Llamado. Por otra parte, Washington sigue negándose a firmar los acuerdos de Kioto sobre la reducción de los gases de efecto invernadero mientras que es responsable de más del 25% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. Las conclusiones de GIEC insisten en la responsabilidad humana en los cambios climáticos [5].
El comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, expresó su “enorme preocupación” a propósito del último informe del GIEC y lanzó un llamado a favor de un nuevo acuerdo mundial para poner término al calentamiento del planeta. La subida de las temperaturas provoca inevitablemente un aumento del nivel de los mares, precipitaciones abundantes, olas de calor y cataclismos naturales cada vez más frecuentes y violentos. Por ejemplo, los glaciares del Himalaya perdieron el 21% de su superficie desde 1962 [6].
Pero esta toma de conciencia ecológica llega un poco tarde. En efecto, Cuba lanzó una advertencia sobre los peligros que amenazaban al medio ambiente hace cerca de quince años. El 12 de junio de 1992, Fidel Castro pronunciaba su discurso durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo:
“Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.
Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente [...]. Con sólo el 20% de la población mundial, consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono y han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer.
Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen [...].
Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la tierra [...]. Aplíquese un orden económico internacional justo. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa [...]. Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo” [7].
Desde hace mucho tiempo, Cuba ha hecho de la protección del medio ambiente una prioridad nacional. Por ejemplo, la superficie de las selvas aumentó en 33.631 hectáreas en 2006 y representa ahora un 24,54% del territorio nacional. La isla dispone así de 2.696.589 hectáreas, sin contar las 170.253 hectáreas de jóvenes plantaciones de menos de tres años. Gracias al programa nacional de mejora de los suelos, 515.000 hectáreas se trataron en 2006, lo que permitió disminuir en un 3,8% la contaminación del medio ambiente con respecto a 2005. Cuba es uno de los pocos países del mundo cuya superficie forestal actual es superior a la de hace 50 años [8].
Numerosas instituciones internacionales reconocen el savoir-faire cubano en materia de conservación de la naturaleza. El proyecto cubano de energía renovable de la Universidad de Oriente obtuvo en 2006 el premio mundial “Energy Globe” que recompensa cada año las iniciativas destinadas a favorecer una utilización más eficaz y sostenible de los recursos naturales en el campo del consumo de energía. Varias instituciones mundiales como las Naciones Unidas, el Consejo Europeo por la Energía Renovable y el Banco Mundial, entre otras, conceden este premio [9].
En 2006 “World Wild for Fund”, la organización internacional más importante para la protección del medio ambiente, con más de 5 millones de miembros y presencia en más de 100 países, subrayó en su informe anual “Planète Vivante 2006”, que Cuba es la única nación del mundo que ha alcanzado un desarrollo sostenible.
“El desarrollo sostenible es un compromiso para ‘mejorar la calidad de vida humana y vivir en los límites de la capacidad de carga de los ecosistemas que nos permiten existir’.
El Índice de Desarrollo Humano se utiliza por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) como indicador del bienestar, y la huella es una medida de la demanda sobre la bioesfera. Los progresos de las naciones hacia un desarrollo sostenible pueden medirse cruzando el IDH y la huella. El IDH se calcula sobre la base de la esperanza de vida, de la alfabetización, de la educación y del PIB por persona. El PNUD considera que un país tiene un índice de desarrollo humano elevado si su valor de IDH es superior a 0,8. Para la huella, se considera que una huella inferior a 1,8 hectáreas globales por persona, es decir la biocapacidad media disponible por persona, es indicativa de una durabilidad a escala global.
Un desarrollo sostenible exitoso implica, al menos, que el mundo en su totalidad responda conjuntamente a estos dos criterios [...]. Ni el mundo en su totalidad, ni ninguna región tomada separadamente responde conjuntamente a los dos criterios de desarrollo sostenible. Sólo Cuba lo logra, según los datos que este país proporciona a las Naciones Unidas” [10].
En materia de protección del medio ambiente –como en materia de salud, educación, universalización de la cultura y práctica del deporte–, el mundo tiene mucho que aprender de Cuba. Este pequeño país subdesarrollado, acosado por sanciones económicas sumamente severas por parte de Estados Unidos, ha demostrado que si se aplican la ciencia y la tecnología al servicio del hombre y del medio ambiente, es posible conservar la naturaleza. Es tiempo de abrir los ojos en todo el mundo y tomar ejemplo del archipiélago del Caribe para salvar el planeta. La supervivencia de la especie humana está en juego.
Notas
[1] Intergovernmental Panel on Climate Change, Climate Change 2007: The Physical Science Basis. Summary for Policymakers, París, febrero de 2007.
[2] Reuters, «Chirac sonne la mobilisation générale pour l’environnement», 3 de febrero de 2007; Alicia Rivera, «Cambios climáticos alteran la tierra. En peligro 30% de las especies», Granma, 31 de enero de 2007.
[3] Ibid.
[4] Hervé Kempf, «Quarante-six pays appellent à créer une ONU de l’environnement», Le Monde, 6 de febrero de 2007.
[5] Granma, «La Tierra en serio peligro por cambios climáticos», 3 de febrero de 2007.
[6] Ibid.
[7] Fidel Castro Ruz, «Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en Río de Janeiro, Brasil, el 12 de junio de 1992», Granma, 3 de febrero de 2007.
[8] Granma, «La superficie des forêts augmente dans l’île», 27 de diciembre de 2006.
[9] Energy Globe, «National Energy Globe Winners», 2006; Agencia Cubana de Noticias, «Le projet cubain d’énergie renouvelable gagne le Prix mondial ‘Energy Globe’», 29 de enero de 2007.
[10] World Wild for Fund, Rapport Planète vivante 2006, 2006, p. 21.
El francés Salim Lamrani es investigador y está especializado en las relaciones de Cuba y Estados Unidos. Colabora habitualmente en Rebelión. La traducción al español es suya y ha sido revisada por Caty R., de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística.
lamranisalim@yahoo.fr