Solo aquel que padece, maltrato, desprecio y usurpación, conoce su dolor y aprende a identificar su sanación.
Nuestras sociedades, están preñadas de charlatanes, mujeres y hombres necios que se empeñan en desconocer la verdadera realidad de nuestros pueblos, desconocer su historia, las decisiones que hoy asumen y que levantan las banderas de la dignidad.
Ya basta de calumnia y menosprecio, hacia el orgullo de pueblos latinoamericanos, heridos, sometidos a la inclemente mano de la opresión imperialista.
Ya basta de injurias y de fabulas perversas que tergiversan la verdad, encaminándola hacia el modelo viejo, herrumbrado de humillaciones, y de pobreza. Modelo de explotación, colonialismo avasallador, disfrazado de liberal y espléndido para las clases medias, base de ventas fraudulentas, de corrupción y clientelismo político de los gobiernos.
Observar en los medios de comunicación, a la belicosa burguesía y sus acólitos nacionales e internacionales, incitando y acomodando la información, para desinformar a los ciudadanos y al mundo, es triste, es humillante, es un irrespeto a las disposiciones que han decretado los pueblos, de manera valiente y consciente.
No es apropiado, dejar la ideología neoliberal, palpitando en una sociedad que despierta su sed de libertad, ideología reconocida, que da dolor, que da angustia, que desespera y permite el enojo de un pueblo cansado de su maltrato histórico. Entender hacia donde vamos, sin quitar las piedras del camino, es hacer el recorrido mas dificultoso y fatigoso, con la impotencia sentida que desgarra el corazón.
Y nos preguntamos ¿por qué tenemos que seguir soportando condiciones difíciles, para el arranque de la nueva sociedad, habiendo una constitución que exige respeto a la voluntad popular?
Y nos preguntamos ¿por qué debemos tolerar la presencia de canales de televisión y radio, que no cumplen con la ley de responsabilidad social, que incitan, que desacatan sus deberes, soliviantando a la discordia y a la incesante perversidad?
Como se trabaja en paz, y se construye un país diferente, con alas nuevas para alzar su vuelo de bienestar y amor, con una burguesía custodiando la patria y contradiciendo las decisiones del pueblo, y mas aún, argumentado que el proyecto bolivariano en marcha, corresponde a las ansias de poder de un gobernante dictador, que se quiere adueñar de Venezuela.
Con que derechos la burguesía nacional y el imperialismo norteamericano, bloquean las acciones para cambiar el rumbo de la sociedad amancillada, la nueva Venezuela del presente, con piel fresca y revolucionaria.
Con que derechos la burguesía apatrida y el imperialismo norteamericano, reclama participación en Venezuela, si la voluntad popular excluye su cooperación dependiente y usurpadora de los bienes nacionales.
Con que moral nos reclaman una patria que nos les pertenece, que destruyeron y llenaron de miseria.
Nos duele la historia, nos duele en el alma, porque padecimos la enfermedad del hambre, aquí en Venezuela, allá en Bolivia, en Ecuador, en América latina.
Nos duele la historia, porque nos sembraron costumbres ajenas a nuestra cultura, de desprecio a los hermanos, de indiferencia ante usurpación. Nos enseñaron a creer que lo ideal era la competencia, la envidia, el mercado, la usura, la trampa, la corrupción, el racismo, la exclusión y el etnocentrismo.
Nos duele el pasado que queremos borrar de una vez por todas, exigiendo el desarraigo de aquellos que nos colocan trabas al avance para vivir en la patria anhelada.
La nueva sociedad que se viste de amor para abrazar al socialismo, debe desterrar a las víboras que enlodan su construcción. Injusto es tolerar más miseria en la nueva siembra. La mala hierba se extrae desde la raíz, es la burguesía nacional y su socio del norte, la mala hierba en nuestra historia.
Ya basta de irrespeto al pueblo.
carmenarelisc@yahoo.com