En El Tigre, Manuel Alfonso salía a las 5 y 30 de su residencia a visitar a las compañeras de partido, especialmente a las jefas de familia, se tomaba el café con ellas, en corta conversación les dedicaba dos o tres horas a varias señoras, si no tenían café iba preparado con una bolsita para regalárselas.
Luis Herrera Campins, cuando viajaba desde Caracas al oriente venezolano, se venía en su propio vehículo acompañado del verdadero “Tigre” Cesar Perdomo Girón, visitaba a los compañeros que vivían en pueblos y ciudades alrededor de la carretera. No andaba en campaña presidencial, era una costumbre sin nada de populismo, algo que le nacía para saludar y saber de la gente.
Entrevistaban a un politólogo, experto electoral en un programa de televisión, explicaba que había que revisar la forma de hacer política. Que esa actividad no podía ser solamente tres o cuatro meses antes de las elecciones. Uno los ve y se pregunta, ¿En cuántas elecciones internas habrá participado este muchacho?, porque más títulos que obtengas en ese sentido, si no tienes la oportunidad de ser un dirigente activo de una contienda electoral interna de algún partido, te falta mucho por aprender.
Eso de que la política es un hobby, es un concepto viejo que lo han querido rescatar con maletines llenos de dinero, ahora con bolas de comida, bonos, arepazos y hasta pastillas de Losartan Potásico y Meformina. Los primeros que estaban claros sobre este concepto fueron los adecos, asignándoles sueldos a sus dirigentes parroquiales y activistas, Puesto que veían la actividad proselitista como un trabajo
Los chavistas, que tanto critican a los adecos, no lo pensaron dos veces para asignarles bonos especiales las jefas de calles y y miembros de las organizaciones de base. Claro para que esto tenga efecto real, hay que crear las condiciones como un alto costo de la vida y desempleo, cuestión de obligar a la gente a que se amarren al bono como sistema de supervivencia económica.
Si no existen esas condiciones hay la posibilidad que el emisario se devuelva con el maletín lleno de billetes, tal como le sucedió al politólogo Enrique Cedeño cuando era operador del exalcalde Cheo León en Puerto La Cruz. O a los propios chavistas con el voto castigo en el 2015. Por otra parte hay partidos que se apegan a la formación doctrinaria a manera de alimentar el pensamiento del dirigente y evitar así la compra de conciencia.
El chavismo quiso aplicar esto, pero la improvisación filosófica nunca les dejó concretar bases reales para el desarrollo del Socialismo del siglo 21, irlo creando de acuerdo a las circunstancia y a los caprichos del jefe supremo perdía seriedad. Tal como sucedió con el bendito reglamento de las elecciones internas, cada semana lo cambiaban.
Además un discurso fuera de la realidad, el madurismo no podía manifestar que no había línea si en la práctica le entregaban a sus preferidos, recursos suficientes, control de las maquinas de votación y apoyo total de los medios de comunicación manejados por el gobierno.
En la oposición también se cometen errores, al intentar manejar un consenso obligado, en el sentido de quien apoye a un candidato del G4 debe apoyar, alcaldes, diputados y concejales del mencionado candidato, dejando por fuera a sus seguidores. Es decir si un partido lleva a Carlos Abel Campos como candidato a alcalde en Lechería, si quiere apoyar a Barreto Sira para gobernador, debe quitarle el apoyo a Campos y cambiarse para Ferreira el actual alcalde, por más rechazo que tenga Manuel Ferreira.
Estas elecciones del 21 de noviembre dejaran muchas lecciones, especialmente la de recordar que la política no es para servirse de ella, sino para servir a la gente. Igualmente que es algo de todos los días, y de todos los meses del año, nada de eso de montarse un avión para Miami, perderse por cuatro años y después volver con los mismos cuentos y falsas promesas.
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