Antonio Guzmán Blanco ha trascendido en la historia venezolana con el nombre de: "el autócrata civilizador" y en efecto, durante casi 14 años gobernó directa o indirectamente las riendas del país en las postrimerías del siglo XIX. Ciertamente gobernó como un déspota autocrático; no obstante, se le reivindica como gobernante por la modernización que hizo de Venezuela en su momento.
Fue un caudillo afrancesado que entre otros logros se recuerda la introducción del Bolívar como moneda única en todo el territorio venezolano, inauguró el ferrocarril Caracas- La Guaira, fundó la Academia Venezolana de la Lengua, el desarrollo de las líneas telegráficas, la construcción del Palacio Federal Legislativo, el Teatro Municipal de Caracas, el Panteón Nacional, entre otros.
A este personaje histórico se le atribuye la frase: "Venezuela es como un cuero seco, si la pisas por un lado se levanta por el otro". Efectivamente, Guzmán tuvo que enfrentar varias reyertas militares para lograr controlar el poder.
Hoy en pleno siglo XXI los venezolanos enfrentamos una vez más un autócrata en el poder. Sólo que este autócrata lejos de civilizar a Venezuela la ha barbarizado. Nico y sus conmilitones han hecho posible que más de cinco millones de venezolanos se encuentren en el exterior producto de la severa crisis económica a la que estamos sometidos, mientras un pequeña pero poderosa red militar-policial-civil se enriquece producto de la corrupción galopante.
Esta autocracia no respeta la división poderes. La repetición de las elecciones para Gobernador en Barinas es un ejemplo de ello. A pesar que el pueblo elector eligió a un candidato como gobernador, la red militar-policial-civil lo desconoció. Con una serie de artilugios leguleyos se han robado las elecciones.
Han venido a nuestra tierra llanera en cambote pretendiendo recuperar un espacio que ya perdieron. Con asombro los barineses de a pie observamos el desfiles de aeronaves de todo tipo que despegan y aterrizan diariamente en el aeropuerto, ministro, viceministro, jefes de divisiones, directores, cuanto burócrata sea necesario se los han traído con la ilusa intención de recuperar el terreno perdido.
Pero Barinas es el cuero seco del madurismo, los centauros llaneros nos hemos levantando ante tanta corrupción, ineficacia, nepotismo, abandono y no será con este circo que han montado como nos van a hacer desistir de una decisión ya tomada, ningún patiquín caraqueño nos va a venir con el cuento que él es el salvador ya derrotamos al zamurito, esta otra ave de agua dulce que bota SUS PLUMAS TAMBIÉN LO VAMOS A DERROTAR.
