El oportunismo de Luis Miquilena se quedó bajo el control

Hacer historia es bueno, de ella se aprende y hasta se dejan elementos que pudieran servir para dilucidar asuntos coyunturales. Enterrar el pasado no es bueno, siempre que, lo que de él se extraiga, sirva para entender el presente.

Una vez, en una reunión de un organismo de base del MVR, entrado este en conflicto con la dirección regional, aparte de los que dentro de ella misma existían, por las persistentes disputas entre los llegados del MBR-200 y los de un partido de la entonces extrema izquierda, se decidió enviar una comisión a Caracas, para llevar la controversia ante Luis Miquilena, secretario General del partido y "padre" del comandante Chávez, según este mismo no se cansaba de llamarlo.

Se optó por designar a quienes debían formar parte de esa comisión. Uno de los participantes propuso mi nombre para que formase parte de ella, a lo que me negué porque a Luis Miquilena, no lo aceptaba digno de esos menesteres y tampoco me asumía como vocero de fracción alguna, pues estaba allí porque por hacer militancia debía estar en alguna y aquel espacio me parecía la más inocente y cristalina. Es más, agregué, "tengo una lista de personajes que no tardarán mucho en irse y en su estricto orden, en ella, el primero será el actual Secretario General Nacional". Esto que ahora digo, lo escribí hace años y no me pelé.

Dije aquello porque soy de una generación que pudo saber cosas, como esa propensión natural de jugar al oportunismo de quien en sus inicios fue, casualmente, un dirigente sindical de los autobuseros de Caracas, siendo dirigente del PCV y luego estuvo dentro de URD en los mismos bamboleos y divisionismos de antes, según el viento que soplase.

Al exurrredista, famoso por su oportunismo, lo masticaba grueso; por eso mismo no tragaba, las náuseas me asaltaban y rechazaban aquel intento. Era un asunto de moral y hasta algo instintivo. Tanto que una vez, estando él en Barcelona, con José Vicente Rangel, promoviendo a éste de candidato, una amiga que les organizó un modesto agasajo en su casa, me llamó para que fuese y me disculpé, precisamente porque no veía con buenos ojos que el candidato anduviese con aquél oportunista atrás, pese estar de acuerdo con esa candidatura, la que apoyé, por la que hice campaña y voté.

La gente del partido que aludí arriba, entonces de la extrema izquierda, pese estar en el MVR, actuaba como avanzada de aquél, tanto que, hasta imprudentemente, se reunían aparte, como dándole en la cara a todo el mundo y hasta definían asuntos del colectivo entre ellos previamente y de eso nadie los sacaba; no había otra razón posible que no fuese la que sus voceros llevaban al colectivo. Su línea no era otra sino la que en sus reuniones de "fracción" habían acordado; a partir de allí, no había otro razonamiento válido. De lo tanto que aprendí en el MIR, diría que resalta una conducta de rechazar el fraccionalismo, el armar grupos con el fin de apoderarse de puestos de comando, desplazando sin importar a quien fuese, los valores y virtudes que representase; y, es más, desarrollé ante eso una especie de alergia y hasta fobia. Es una práctica que demasiado daño ha hecho en el seno de la izquierda toda. Un amigo solía decir, que ni podíamos llegar a ocho, porque nos dividíamos en dos de cuatro.

Muchos lectores recordarán, cuando ya electo Chávez, presidente de la República y en ejercicio del cargo, justo cuando más solía referirse a Miquilena como si fuese su padre, y con un amor filial desbordante, instalada ya la Asamblea Nacional Constituyente, coexistiendo con el congreso de la república, electo con anterioridad y por los motivos constitucionales de entonces de doble cámara, senadores y diputados, siendo por cierto Henrique Capriles, presidente de la segunda, surgió en el seno del MVR una fuerte tendencia que proponía la disolución de este segundo órgano por parte del primero, para lo que, en efecto, tenía atribuciones.

En el norte de Anzoátegui se abrió una enorme discusión sobre el tema en base a un documento que, según voces autorizadas, hasta las de quienes vinieron de Caracas a conducir aquellas jornadas, había sido elaborado por Sonia Miquilena, hija del Secretario General y "padre" del comandante Chávez. Aquello fue un arrase, los factores provenientes del antiguo MBR-200 y los del partido de izquierda antes aludido, coincidieron en que aquello era lo pertinente. Y hasta más, nunca olvido que, en el pequeño universo o grupo donde participé en la discusión del tema, hubo además de aquellos, ex militantes de Copei y AD, coincidiendo y apoyando, con demasiada seguridad y radicalismo, la propuesta del documento de abolir el órgano legislativo, electo por la constitución todavía vigente, la de 1961 y hasta presidido por un chavista, que lo era entonces el capitán Dávila.

En esas discusiones, salvo un amigo y este servidor, todas las demás personas que, en esas jornadas, pues pasó en los demás grupos, apoyaron lo propuesto en el documento venido de Caracas avalado por la Secretaría General del Partido y supuestamente, como ya dije, redactado por Sonia Miquilena.

Por nuestra oposición a aquel documento que, calificamos de extremista, divisionista, infantil, fuera de la realidad, de pésima apreciación de la coyuntura, dado que el Congreso apenas tenía una existencia ficticia, sin base ni sustento y sujeto de hecho a la Constituyente, abolirlo parecía como un acto injustificado y de provocación, que pudiera desatar oposiciones y reacciones innecesarias, poco faltó, para que nos sacasen de allí a empujones, pero si llevamos leña e insultos al por mayor y se nos puso una marca para identificarnos para siempre.

Nunca supe los motivos de aquella extraña proposición, pero afortunadamente, pesé el origen del documento, emanado de la Secretaría General, ocupado este cargo por Luis Miquilena y atribuida la autoría a su hija Sonia, a quien entonces se mencionaba como una figura importante dentro del MVR, aquella propuesta descabellada naufragó. Algunos me dijeron, cuando intenté averiguar sobre aquel extraño desenlace, que todo había sido una maniobra de Miquilena y los suyos para poner a prueba su liderazgo y control sobre las bases. Pudo haber sido también que, "el padre de Chávez", ya andaba en conspiraciones, cosa que le gustaba por demás. Lo que parece coincidir mucho con su final decisión de romper definitivamente con Chávez cuando ya no le fue posible seguir utilizándole. Pero lo cierto es que, a ese oportunista, sirvió mucha gente que siguió con vida.

Entonces, como ya casi he dicho, por el oportunismo, Luis Miquilena, a cuenta de "padre" del presidente Chávez, ejercía con fuerza su poder e influencia, por lo que todos esos grupos le rendían pleitesía.

Llegado el momento de escoger los candidatos a gobernadores, primera elección de estos bajo el mandato de Chávez y el enorme poder electoral emanado del liderazgo de este, el partido de izquierda del cual hemos venido hablando, que operaba dentro del MVR como uno paralelo, hasta como "caballo de Troya", con mandos y organizaciones propias, mientras afuera, también seguía existiendo, como esos equipos de béisbol de grandes ligas que tienen más gente en las menores esperando el llamado, compartía el control de aquél con los provenientes del sector militar, sobre todo del disuelto MBR-200, y ejercía la Secretaria General por intermedio de un militante suyo, todos sujetos al mandato de Miquilena, el "padre". Entonces se dijo que la escogencia de la candidatura a gobernador de David De Lima, fue una expresa decisión de Luis Miquilena.

Para la gente de ese partido de izquierda, el candidato a Gobernador, debía ser el Secretario General del MVR, proveniente de sus filas, obviando que el poder de decisión, el electoral, el derivado de la influencia sobre la gente, lo tenía Chávez y lo ejercía en gran medida Miquilena y, siendo el MAS partido de la alianza, parecía saludable, unitario y político, hacerle aquella concesión. El ala proveniente del sector militar, la del MBR-200, al parecer así lo vio o le convino verlo, y no apoyó la inconformidad de los partidarios del Secretario General del MVR en Anzoátegui, quien era también militante de ese partido de extrema izquierda que aún mantenía una pequeña parte de sus huestes afuera.

Por aquello, casi toda esa fracción dirigente del partido de izquierda del cual hemos venido hablando, con cargos directivos regionales en el MVR, "renunció" a la militancia en este partido en Anzoátegui. Unos pocos se mantuvieron discretos y, en lo formal, a aquellos no siguieron. Pero entraron en sustitución de quienes se fueron, a reforzar a los que se quedaron, unas cuantas nuevas figuras que se habían mantenido rezagadas o manteniendo con vida al tantas veces mencionado partido allá afuera. Más tarde, con la fundación del Psuv y la candidatura a gobernador de Tareck William Saab, bastantes de aquellos que, antes se fueron, regresaron con sus mismos galones y también el resto que nunca había entrado, justo como quienes venían del mismo equipo, pero de otra liga. Liga esta que quedó al fin disuelta.

Aquella unidad monolítica, alrededor de Miquilena, que les puso a apoyar aquella irracional propuesta, la que por su debate dio origen a las exclusiones de quienes aquello nos opusimos con sólidos argumentos e independencia, sin importarnos el poder de Miquilena y los suyos, se rompió, casi se hizo añicos, por el asunto de la candidatura a gobernador. De donde saqué como conclusión que una cosa estuvo ligada a la otra.

Y encontró respaldo aquel documento, irracional, extremista, casi infantil, según redactado por Sonia Miquilena y con la anuencia de su padre, quizás con el propósito de generarle al presidente reacciones innecesarias en el frente opositor y en el mundo diplomático. Y uno piensa eso, porque si algo no tuvo Miquilena, fue lo de inocente. Y sospechamos ante aquello inexplicable, en un contubernio ligado al asunto de las futuras candidaturas a gobernadores.

Es decir, el extremismo y el oportunismo encontraron un punto de enlace. Se ponían de acuerdo en aquello irracional, se respaldaban mutuamente, a cambio del esperado respaldo en las candidaturas a gobernadores.

Pero hay algo importante, figuras descollantes de aquel partido de izquierda, nombres muy conocidos, que estuvieron fuera del MVR y llegaron al Psuv recién fundado y más un cierto tiempo después, fueron recibidos, pero "para jugar en el banco". Revise el lector y con prontitud, en este último lote, hallará nombres hasta con mucho lustre.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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