Sobre la 1era pandemia de la historia, registrada por Tucidides durante la guerra del Peoloponeso

("Hablo como quien lo sabe bien, pues yo mismo fui atacado de este mal y vi los que lo tenían". Tucídides)

Se trata de la primera pandemia con registro histórico. Tucídides utiliza, para referirse al mal, las palabras "nosos" (enfermedad) y "peste de Atenas". Hipócrates, padre de la Medicina, jamás habló de ella. La epidemia tuvo un significado político : cambió la vida de los atenienses e influyó en el curso de la guerra que terminó con su derrota.

I

Durante la guerra del Peloponeso (431 a. C.-404 a. C.) , un conflicto militar de la Antigua Grecia que enfrentó a las ciudades formadas por la Liga de Delos (encabezada por Atenas) y la Liga del Peloponeso (encabezada por Esparta) , Tucídides (460 a. C -396 a. C) nos cuenta sobre una epidemia (430 a. C, 429 a. C, 426-425 a .C) que azotó las ciudades en conflicto y escribe con lujos de detalles sobre sus síntomas

II

La epidemia atacó a las ciudades beligerantes: Atenas y Esparta. Provino de Etiopía y llegó a Grecia a través de Egipto y Libia. La epidemia atacó a Atenas y mató a un tercio de sus habitantes. Los espartanos que sitiaban la ciudad, huyeron temerosos .Pericles murió del mal (429 a. C).

Se cree que la epidemia fue provocada por la fiebre tifoidea, enfermedad infecciosa que cursa con fiebre, diarrea, tos, delirios, dolores de cabeza y en el abdomen, hemorragias y complicaciones en muchos órganos.

III

1

Jamás se vio en parte alguna del mundo tan grande pestilencia, ni qué tanta gente matase.

2

Los médicos no acertaban el remedio, porque al principio desconocían la enfermedad y muchos de ellos morían los primeros al visitar a los enfermos.

3

No aprovechaba el arte humana, ni los votos ni plegarias en los templos, ni adivinaciones, ni otros medios de que usaban, porque en efecto valían muy poco; y vencidos del mal, se dejaban morir.

4

Quiero hablar aquí de ella para que el médico que sabe de medicina y el que no sabe nada de ella declare si es posible entender de dónde vino este mal y qué causa puede haber bastante para hacer de pronto tan gran mudanza.

5

Primero sentían un fuerte y excesivo calor en la cabeza; los ojos se les ponían colorados e hinchados; la lengua y la garganta sanguinolentas y el aliento hediondo y difícil de salir, produciendo continuo estornudar; la voz se enronquecía y descendiendo el mal al pecho, producía gran tos, que causaba un dolor muy agudo; y cuando la materia venía a las partes del corazón, provocaba un vómito de cólera, que los médicos llamaban apocatarsis (Diarreas y estreñimientos), por el cual con un dolor vehemente lanzaban por la boca humores hediondos y amargos; seguía en algunos un sollozo vano, produciéndoles un pasmo que se les pasaba pronto a unos y a otros les duraba más. Al tacto, la piel no estaba muy caliente ni tampoco lívida, sino rojiza, llena de pústulas pequeñas; por dentro sentían tan gran calor, que no podían sufrir un lienzo encima de la cama, estando desnudos y descubiertos.

6

El único tratamiento era meterse en pozos de aguas frías para aliviar los malestares. La gente moría entre grandes dolores y calores.

7

La dolencia era tan contagiosa, que atacaba a los médicos. A causa de ello muchos morían por no ser socorridos y muchas casas quedaron vacías.

8

Los que visitaban a los enfermos morían también como ellos, mayormente los hombres de bien y de honra que tenían vergüenza de no ir a ver a sus parientes y amigos.

9

Muchos morían en las cuevas echados, y donde podían, sin respeto alguno, y algunas veces los unos sobre los otros yacían en calles y plazas, revolcados y medio muertos, y en torno de las fuentes, por el deseo que tenían del agua. Los templos donde muchos habían puesto sus estancias y albergues estaban llenos de hombres muertos, porque la fuerza del mal era tanta que no sabían qué hacer.

10

Nadie se cuidaba de religión ni de santidad, sino que eran violados y confusos los derechos de sepulturas de que antes usaban, pues cada cual sepultaba los suyos donde podía

11

Los que morían de repente eran bienaventurados en comparación de aquellos que duraban largo tiempo en la enfermedad.

12

Los pobres que heredaban los bienes de los ricos, no pensaban sino en gastarlos pronto en pasatiempos y deleites, pareciéndoles que no podían hacer cosa mejor no teniendo esperanza de gozarlos mucho tiempo, antes temiendo perderlos enseguida y con ellos, la vida.



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Edgardo Malaspina

Médico. PhD en Medicina. Docente universitario y poeta.

 edgardomalaspina@gmail.com

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