En un país donde la imbecilidad es una moda y cualquier representante de tal desatino se ufana, satanizando el pensamiento crítico y usa el poder con la patanería que lo concibe: nada de extraño tiene que en su ignorancia, descalifiquen la constancia y el esfuerzo, de toda una vida dedicada a las letras; así como se hace con lo humano y la política, para adaptarse a la moda.
Las palabras, utilizada en una entrevista son cambiadas para beneficiar determinadas tendencias, donde se pone en duda la inteligencia.
Cuando se empiezan aceptar modismos para acomodarlos a deformaciones: la identidad de valores tienden a desaparecer, para hacerla cónsona con lo que propone la inmediatez y el que no te abocas, quedas expuesto a no ser aceptado para pertenecer a lo que se propone como forma de vida, aunque esa imposición parezca la muerte.
Si un padre, que debería ser ejemplo para el hijo, acepta que cualquier deformación que se le ocurra, forma parte de la disciplina: los valores estarán sujetos a desaparecer con ocurrencias y no pensamientos que sustenten una formación concebida para crecer en un mundo donde el futuro se hace oscuro y exige un mínimo de esfuerzo para que nuestros hijos tengan posibilidad de ser aceptados en la normalidad y no en la moda que construye estructuras pasajeras.
Algo de buena intención debe haber en un intelectual que gasta la vida, tratando de estimular con las letras el pensamiento de lo que cree bebé ser un mundo distinto; para que venga un obtuso a descalificar el esfuerzo, por la inmediatez que produce el poder que lo sustenta. Un exabrupto de tal magnitud sale de la improvisación y no de de las horas gastadas en el esfuerzo del pensamiento crítico que permita la aceptación del consenso de una mayoría que busca la posibilidad de encontrar la mayor suma de felicidad posible.
En la construcción del mundo nuevo que estamos planteando; no puede concebirse, que el que tiene la capacidad de hacer sin control de pensamiento y estudio, es el que propone; en un mundo donde el estudio es sustituida por el nepotismo que impone el capitalismo.
No es fácil concebir esto como normal y seguir en el anonimato pregonando que, PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS Y HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.
SIN PATRIA NO QUIERO VIDA.
HAZTE CONCIENCIA.
