Ataque a periódicos alternativos

Otra injusticia de El Nacional

Nota de Aporrea: ¿Los medios alternativos van a desaparecer? Eso nos recuerda cuando el Presidente Chávez dijo que desaparecerían los niños de la calle, je je. Lo que sí es verdad es que hay medios en extinción, y no son los alternativos que hemos florecido en los ultimos dos años. Vean lo flaquito que está El Nacional, ya se parece a la Crónica Policial.

Por favor, señores de El Nacional, dejen de engañarse a sí mismos. En serio. Hay mucha gente en sus filas que se creen este tipo de cosas, y cuando no suceden, se desmoralizan mucho como ha sucedido con lo de "Navidad sin Chávez, se va se va, del mes que viene no pasa, etc.". Recuerden lo confiados que andaban el 12 y 13 de Abril. Pónganse en contacto con la realidad, el mundo está cambiando... "ya no es lo mismo que ayer".
El diario El Nacional nos dedicó (19-05-2003, página A-4) a varios periódicos alternativos, y al feto de un tal Bloque Bolivariano de Prensa, una página entera. Nadie podía esperar de ese trabajo que mirara con simpatía la nueva iniciativa, ni la existencia misma de los medios alternativos. ¿Unos gramos de objetividad quizá? Ya va, ya va: Roberto Giusti y Gloria Cuenca decretaron hace rato la muerte de "eso", en aras de salvar el periodismo. Así que no faltaba más. Pateados íbamos a salir, de todas todas.

Destacan en el reportaje, por notables y curiosas, algunas expresiones y actitudes propias de cierta forma del "periodismo", consistente en seleccionar un objeto de estudio, volcar una serie de prejuicios creados sobre ese objeto y presentarlos como si fueran conclusiones producto de una investigación periodística. Los dos redactores que participan en la experiencia (Carlos Valmore Rodríguez y Alfredo Meza) realizan entrevistas, le dan un vistazo superficial al objeto, arrojan un par de sarcasmos sobre lo peorcito que encuentran en ese objeto y se las arreglan para diseminar a lo largo de sus textos unas "conclusiones", que se merecen sus comillas por una sencilla razón: no puede decirse que los autores del trabajo llegan a una conclusión después de investigar. Ellos ya tenían un juicio formado respecto al tema; nada, ni siquiera una investigación en profundidad que les revelase una realidad distinta, iba a transformar ese juicio. Al sentarse a redactar, pese a la buena cantidad de elementos periodísticos a la mano, no hicieron sino exponer ideas ya formadas, opiniones y criterios galvanizados en su percepción del país.

¿Es malo que los periodistas opinen, que tengan una posición formada respecto a un tema público? No, en lo absoluto. Pero esa posición hubieran podido exponerla en sendos trabajos de opinión, sin necesidad de agotar tanto tiempo, recursos y energía en construir un texto que no tienen ningún derecho de "vender" como si fuera periodismo de investigación.

En busca de objetividad

El cuerpo central del reportaje informa, a partir de testimonios de la ministra Nora Uribe y otros funcionarios públicos, y también de trabajadores de algunos de los medios citados, sobre la próxima creación del Bloque Bolivariano de Prensa. Ese fragmento del reportaje, firmado por Carlos Valmore Rodríguez, hace gala de una indiscutible mesura en la expresión. No así de equilibrio, pues todas las fuentes pertenecen a organismos oficiales o a personalidades que se identifican con el proyecto bolivariano. Pero no hay por qué preocuparse: lo que resta del trabajo informativo -salvo un recuadro al final, titulado "Cuestión de costos"- se encargará de corregir el desnivel de la balanza... inclinándola violentamente hacia el otro lado. He mencionado arriba un vicio recurrente del "periodismo" venezolano actual, consistente en tomar una muestra de lo peorcito y presentar esa muestra como expresión de lo macro, de lo general. El recuadro dentro del reportaje de marras es un ejemplo de tal práctica: selecciono lo más desacertado o débil de la muestra y lo expongo como si esas flaquezas contuvieran el espíritu, la tendencia, el paradigma. Bueno, pues llegó el momento de dejarse el lenguaje tibio y perder la compostura: hermanos Meza y Carlos Valmore, no me jodan, eso estuvo muy mal.

¿Y por qué? Pues a ver cómo lo ilustramos para que se entienda. Ustedes recuerdan aquel sumario de primera página en el cual El Nacional anunciaba la muerte de un trabajador en El Palito, para luego -en vista de que el trabajador apareció más vivo que los ojos de Penélope Cruz- "disculparse" con una explicación que, lejos de hacer flotar la credibilidad del diario, la hundió mil metros bajo el fango: "Es que Juan Fernández (el declarante) no investigó bien antes de dar el testimonio". Así es la vaina: ahora resulta que un testimoniante cualquiera tiene que convertirse en reportero del periódico, hacerle el favor de confirmar la noticia antes de soltarla por el micrófono. Una belleza, varón: Juan Fernández, reportero estrella de El Nacional.

En fin, sería bastante deshonesto tomar ese episodio (o aquella columna de Ibéyise en la cual se arrojaban toneladas de tierra sobre un funcionario corrupto... que resultó ser un chamo de diez años recién fallecido) y presentar "eso" con la siguiente leyenda: "ESTO los publicó EL NACIONAL, ESTO es lo que El Nacional considera periodismo, ENTONCES El Nacional es capaz de convertir la mentira en línea editorial": eso está mal. El Nacional también suele hacer periodismo de altura y sus peores defectos (que los tiene) no tienen por qué presentarse como ejemplo de lo que es el norte y modelo de su quehacer.

¿Entendieron Alfredo y Carlos por qué ni siquiera deberían molestarse si digo que ese recuadro, "En busca de objetividad", es una de las peores masacres antiperiodísticas que El Nacional ha publicado en los últimos tiempos?

En busca de más objetividad

Los periodistas consultaron un total de 12 fuentes -nueve de ellas identificadas con el proyecto y tres que lo rechazan-, lo cual representa un esfuerzo y un gesto nada desdeñables. Es un detalle destacable, en un tiempo en el cual muchos periodistas han alcanzado notoriedad a punta de aplicarse al descuartizamiento implacable de todo lo que huela a boina roja, ayudado por la voz de un opinante que piensa igual que el periodista. El periodista -Robin- se convierte así en escudero de un testimoniante -Batman- cuya opinión es sagrada, inapelable: es La Verdad. Y ¡ay de ti!, pobre mortal, si te atreves a mirar con ojos inconformes lo que digan o escriban Marcelino Bisbal y Oscar Lucien.

Así comienza el primer párrafo de la columna firmada por Alfredo Meza: "La iniciativa de crear un Bloque de Prensa Bolivariano es el nuevo capítulo de una vieja aspiración del oficialismo: sustituir las instituciones existentes por organizaciones que respondan a los dictados del presidente Hugo Chávez". No es una reflexión de ninguno de los dos especialistas que entrevistó: es la suya propia. El párrafo continúa estableciendo un paralelismo entre esa iniciativa y el surgimiento de la Fuerza Bolivariana de Trabajadores, el Banco del Pueblo y la "Pdvsa patriota". Acto seguido, Meza empata sus reflexiones con las de Marcelino-Batman-Bisbal, cediéndole la palabra con la siguiente fórmula: "Tal vez por ello Marcelino Bisbal (...) augura una existencia efímera para aquellas iniciativas que nacieron y apoyan la presente gestión". Traduzco: por eso que YO pienso, Marcelino es capaz de hacer unas predicciones. Así de arrecha es la visión futurista del profesor Bisbal.

¿Cuáles son esas predicciones? Ni más ni menos, la desaparición de los medios alternativos "cuando se produzca la salida de Hugo Chávez del poder"; que "el Gobierno va a clausurar pronto un medio de comunicación", entre otras. Dice Bisbal que los periódicos alternativos desaparecerán "no sólo porque no contarán con el apoyo y el crucial financiamiento del Estado, sino porque no tienen lectores". Si el periodista le hubiera indicado al ilustre futurólogo de qué vivimos la mayoría de estos medios (eso sí lo reveló la investigación de Rodríguez), quizá le hubiese encontrado la vuelta elegante a su pronóstico. Pero como en la mente de Bisbal bulle -y no cesará de bullir- la especie prejuiciada de que los periódicos bolivarianos "vivimos del Gobierno", entonces se aventuró a expresar su cagajón seudoprofético, en lugar de hacer un análisis serio del asunto, como corresponde a su estatura académica.


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José Roberto Duque / Semanario Temas


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