El sistema político norteamericano está haciendo aguas desde hace tiempo, lo cual ha sido advertido por varios académicos estudiosos de la evolución política de ese país, desde la guerra civil o de secesión hasta los momentos actuales. Sin embargo, en nuestro medio y en la mayoría de los países del orbe, todo ese proceso de deterioro político ha pasado totalmente desapercibido, gracias al poder de convencimiento de los poderosos medios de información, sustentado por las cadenas de TV, de periódicos y de radioemisoras, las cuales son las mejores aliadas para profundizar ese imaginario de felicidad, libertad y democracia que nos han vendido, alienándonos sin misericordia.
El escenario para las elecciones presidenciales en USA el próximo mes de noviembre, refleja un clima político turbio. Esto ha llegado a un punto donde la crisis del bipartidismo es más que evidente. El sistema de partidos norteamericano está al borde del colapso, y a estas alturas nadie tiene la más mínima idea del desenlace de las elecciones presidenciales en USA y sus consecuencias al interior de dicho país.
En Venezuela, y guardando las distancias, también presentamos un cuadro político muy preocupante, lo cual hará eclosión el próximo domingo 28, dado por la enorme propaganda de que se va a cometer fraude. Ese discurso explosivo de la ultraderecha fascista ha permeado la opinión pública internacional con el único objetivo de justificar toda la violencia planificada.
Ahora bien, la diplomacia de USA tiene un reto muy grande, sobre todo por la inminente derrota de Ucrania y tener que aceptar, quiera o no Zelenski y la OTAN, que las condiciones de Rusia para poner fin a la guerra son inflexibles. Ellos perdieron la gran oportunidad de obtener una paz razonable. Y es en este tablero geopolítico mundial, con los índices económicos y energéticos señalando la gravedad de la economía mundial, donde la situación política y electoral de Venezuela cobra una importancia desmesurada, y cuyo desenlace obliga a repensar lo conveniente o no de que el gobierno norteamericano considere estas elecciones presidenciales del 28J con una óptica bien pragmática, es decir la óptica del capitalismo salvaje e inmisericorde.
Entonces no sería descabellado que el gobierno norteamericano pueda reconocer, sin pensarlo dos veces, el triunfo del presidente N. Maduro, pues para ellos es preferible acceder a nuestro petróleo en unas condiciones favorables y de paz social, a un clima de intranquilidad y de profunda crisis social, sí la ultraderecha fascista y opresora llegara al poder. Al gobierno norteamericano muy poco, por no decir nada, le importa si hay democracia o no en cualquier país. A ellos solo, pero solo, le interesa acceso a fuentes de energía en las mejores condiciones.
A pesar de la mala imagen y de lo terrible que significa vivir en Venezuela, la cual se difunde a lo largo y ancho del planeta, los servicios de inteligencia de los países desarrollados han informado a sus respectivos gobiernos que aquí no hay otra salida que el triunfo del Presidente Maduro. Es cuestión de conveniencia temporal y de manejo inteligente de la diplomacia, que sea reconocido sin estridencia que el Presidente Maduro va a guiar el destino de nuestro país, teniendo que producir obligatoriamente los cambios de forma y de fondo que requiere un proceso Revolucionario de la magnitud soñada por el Comandante H. Chávez.
Finalmente, hago un sincero llamado a todos los actores políticos y a la población en general a deponer posiciones extremas, a evitar insultos y descalificaciones, a reconocer y respetar al adversario y a reconocer los resultados de este proceso eleccionario. !O ganamos todos o perdemos todos!
Luisflo1506@protonmail.com