El "botched" institucional del madurismo

"Botched" en el ambiente de la industria de la cirugía estética de Hollywood, designa las chapuzas, las cosas hechas balurdamente, remendadas para salir del paso y cobrar unos cuantos dólares, que se refleja en bocas espantosas, nalgas gigantescas caídas, tetas monstruosas, cicatrices atroces, pero también en graves daños a la salud de la persona que, llevada por la obsesión enferma por tener un cuerpo voluptuoso, se hace cualquier intervención quirúrgica. Lo que ha hecho el madurismo con las instituciones establecidas por la Constitución, es algo así como esas desfiguraciones derivadas de intervenciones chapuceras. La única intención es mantenerse en el poder (el poder-joder, no el poder de realizar un proyecto; eso hace tiempo se olvidó). Hoy se produce otro "botched" con ese recurso de Maduro ante el TSJ que, de una sola vez, invalida todo un Poder supuestamente autónomo: el electoral.

Ya los "botched" venían de antes. Para no hacer demasiado largo el cuento de desfiguración sistemática de la institucionalidad, podemos remontarnos solamente a la convocatoria de una "Constituyente" (la del 17) sin asumir el progreso jurídico de un referéndum como lo hizo Chávez, la aprobación de una Ley supuestamente "Antibloqueo" que le permite al presidente manejar en secreto contratos de interés nacional, como los que se refieren a la explotación del petróleo, y hasta "desaplicar" leyes orgánicas completas. Igualmente, el control partidista de todos los poderes públicos, situación que, a su vez, explica otras que a continuación ocurrieron y ocurren. aplicación de una "Ley contra el odio" que solo se aplica a los mensajes furiosos de la oposición, pero no a los de los gobernantes.

Sintetizo a continuación un resumen informativo (tan objetivo como se puede ser) que hizo el doctor Fuenmayor de los acontecimientos del 28: la presentación de unos boletines por parte del presidente del CNE, con unos resultados que matemáticamente no eran irreversibles (el árabe del libro de Baldor se desmayó ante el descaro y la torpeza), expulsión de testigos opositores de algunos centros, impedimento de entrada de los testigos nacionales opositores a la totalización (estos dos últimos hechos se le pasaron al Dr. Fuenmayor), cierre de la página web del CNE, explicado por un supuesto ataque informático que ninguna empresa de control de estos hechos registró, y que, por otra parte, de ser cierto, habría imposibilitado el segundo boletín. No publicación de las actas, la suspensión de varias auditorías reglamentarias, la inexistencia de información de las actas de verificación ciudadana de las urnas a nivel nacional. A la previsible respuesta popular que, como siempre, activó a algunos vándalos (en eso se pareció al 27 y 28 de febrero, tan enaltecida por el gobierno), que sirvieron para que la propaganda oficial tachara de asesina la legítima respuesta de unos ciudadanos que han visto con sus propios ojos que los resultados de Amoroso no reflejan lo que se pasó en las mesas de votación.

A todo esto, se sumó la reacción internacional, especialmente de Brasil, Colombia y México, instando al gobierno (porque el gobierno controla todos los poderes, insisto) a la presentación de las actas para la verificación ciudadana de los resultados, exigencia en la cual concordó un grupo de académicos, dirigentes populares, profesionales. Hubo también el reconocimiento (inconveniente, sobre todo porque le sirve a la propaganda del gobierno) de EGU como ganador de la votación por parte de un conjunto de Estados, desde Washington, hasta siete países latinoamericanos. También hubo la felicitación automática de Putin y Xi Jin Ping, agregándole el toque geopolítico a la crisis.

La última chapuza fue el recurso de Maduro ante el TSJ, acción que no logra explicar ninguno de los abogados pro gobierno que he escuchado y/o leído de entonces acá (Martorano, el propio Maduro, etc.), reprimiendo la natural reacción vomitiva de mi cuerpo. Saco en claro que el recurso contencioso no es un amparo, porque es imposible, pues esta acción está concebida para reclamar la posible violación de un derecho a un ciudadano, precisamente por parte del Estado. Yo tampoco entiendo ese recurso, no solo porque no soy abogado, sino porque, desde un punto de vista jurídico, no hay justificación, como bien explicaron Enrique Márquez y Antonio Ecarri. Fueron tan piratas que citaron a los candidatos por las redes sociales sin aclarar en calidad de qué debían asistir. Debido a las amenazas de detención hechas por los jerarcas del gobierno, supongo que EGU no fue. No era una cuestión únicamente de valentía, sino de preservar hasta la propia vida, dado el curso de los acontecimientos. Con una actitud que lo honra, Márquez no firmó el acta del evento, que solo sirvió para, acto seguido, certificar los resultados que daba el CNE. Aun así, hasta el Conde del Guácharo (siempre haciendo una comicidad tan chimba) pidió mostrar las actas como recurso para la paz ¿Cuánto habrá cobrado por ese show tan grosero?

Lo que está claro es el efecto del recurso ante el TSJ, que evidencia su carácter de maniobra, tipo cirugía estética chimba: el TSJ se queda con las actas, prohíbe su publicación, la verificación se convierte en un secreto en manos de una institución de militantes del PSUV (¿alguna duda? Hay que ver solamente el video de la presidenta del máximo tribunal identificándose como militante y llamando a votar por Maduro). Y la revisión no tendrá la observación de los participantes. Es como si, ante una discusión acerca de la validez de un gol, no le dieran a decidir a los árbitros, sino que remitieran la decisión a los dueños de uno de los equipos jugadores.

Mientras tanto, negociaciones van y vienen. Maduro sacó a relucir el acta de los acuerdos de Catar, la cual diría que se levantarían las sanciones si había (léase bien) "elecciones competitivas". Los negocitos cerrados, los detenidos forzosos, la censura y bloqueo de medios, el ventajismo y el peculado de uso en la campaña del presidente que ni se separó del cargo para convertirse en candidato, entre otras cosas, evidencian cuán "competitivas" fueron esas elecciones. Se rumora en medios extranjeros de contactos a través de los gobiernos de Brasil y Colombia para lograr una negociación. Difícil. Hay que mostrar las actas. Después nos podemos poner de acuerdo en lo obvio: el respeto a la Constitución.

De paso, está en curso una obvia operación geopolítica, en estos tiempos de guerra fría: las felicitaciones de Putin y Xi, lo evidencian, no importa que China sea uno de los principales inversionistas en la explotación del petróleo en el territorio reclamado del Esequibo. El conflicto de la crisis política venezolana (sí, es una crisis política, una crisis de legitimación) se reflejó en un organismo académico y científico, el Consejo Latinoamericano de las Ciencias Sociales, que emitió un comunicado de los más tibio (contó hasta con el consenso de Cuba: imagínense), y le coasionó llamadas furiosas a más de uno involucrado. La postura de los amigos de La Otra Campaña me parece equilibrada, igual la del Frente Democrático propuesto por el PCV y otros factores de la izquierda venezolana. Mientras tanto, la estructura PSUV-Estado y organizaciones que ya no se sabe qué status tienen, como el CLAP, que de beneficio público se convirtió en un organismo partidista más, están a punto de ser convertida en una red de sapos. Esto concuerda con los anuncios del Presidente acerca de la construcción de dos presidios para los agitadores de la protesta o a los que tumban estatuas. No sé si es efecto del bigote, pero Maduro con esa política se va pareciendo, más a Stalin que a Supermán, con GULAG y todo. En esos campos de concentración se realizarían labores de "reeducación" (sí, amigo lector, refresque su lectura del "Archipiélago Gulag") ¿Por qué no mejor invertir en los sueldos de los maestros y en la reparación y construcción de escuelas para la educación? El lenguaje no ha cambiado. Hasta los que solo expresan dudas, ahora son "fascistas", cuando el fascismo siempre fue un régimen de terror de una casta político-militar enriquecida con los bienes del Estado, represivo, violador de los Derechos Humanos, fraudulento.

La lucha es por el respeto a la soberanía popular. Así de simple. Como establece y garantiza nuestra Constitución en su parte programática. Hay que mostrar las actas. Hay que revisarlas en un proceso de verificación ciudadana. Hay que deshacer ese "botched", esa horrible desfiguración de las instituciones, hasta hacerlas irreconocibles, verdaderos monstruos, por la cual el Poder Judicial anula el Poder Electoral (¿será un castigo a Amoroso por ser tan torpe), y todos los Poderes son abiertamente militantes disciplinados de un Partido donde manda el Presidente y sus adláteres.

Solo me queda cerrar diciendo: muestren las actas. Que se haga la Revisión y auditoría ciudadana de los resultados como manda la ley. Dejen de desfigurar atrozmente la institucionalidad.



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Jesús Puerta


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