La paradoja del apoyo al gobierno de Maduro

Entre la supervivencia (creo que renunciará o abandonará la presidencia en julio del 2028) y la resistencia por la cual se mantenga haciendo malabares y algunos cambios objetivo que le permita finalizar el periodo constitucional establecido en la carta magna, pero su desgate le obligará de igual modo dar paso a otra figura del proyecto revolucionario.

El apoyo real al gobierno de Nicolás Maduro es un fenómeno multifacético que no puede reducirse a una dicotomía simple (a favor/en contra). Para entenderlo, debemos analizar tres dimensiones: a) Apoyo Activo: Base Ideológica y Clientelar (15-20% de la población), estos los podemos dividir en tres sectores: 1) Chavismo duro: Sectores que mantienen lealtad al proyecto bolivariano por convicción ideológica, movimientos sociales en barrios populares como Petare o La Vega. 2) Beneficiarios directos del sistema, funcionarios públicos, militares de alto rango, y redes clientelares que dependen de los CLAP (cajas de alimentos), bonos en dólares, o contratos estatales. 3) Cultura política del "antiimperialismo", narrativas que asocian al gobierno con la resistencia histórica contra EE.UU., resonando en zonas rurales y generaciones mayores.

b) Apoyo Pasivo: Aceptación por supervivencia (30-40%), dada la ignorancia o la fata motivacional de una población que se resignan a soportar ese peso de una mala gestión que no da luces de mejoramiento en general de la situación política ( corrupción, división o salto del vagón), económica (devaluación, bajísimos poder adquisitivo, devaluación de la moneda nacional y un riesgo país que no promete una fluida inversión extranjera) y social (delitos y delincuencia generalizada, violencia criminal, negocio de drogas, grupos armados, sabotaje en diferentes sectores, en especial el eléctrico y los hakeos digitales, migración y fuga de cerebros). Aquí Podemos verlo en tres categorias diferentes: 1) Adaptación pragmática, los ciudadanos que, sin simpatizar con el gobierno, participan en elecciones o actividades oficiales para acceder a empleos, pensiones, o alimentos subsidiados; 2) Miedo a represalias, por lo que la autocensura es común, especialmente en comunidades controladas por colectivos armados o donde el SEBIN monitorea disidencia; 3) Desencanto político, por cansancio de una oposición percibida como incompetente o desconectada (ej.: abstención del 80% en elecciones regionales de 2021).

c) Rechazo Abierto (40-50%), con lo cual tanto gobierno como oposición saben abiertamente. En este caso, vemos dos ámbitos en los cuales se nota este rechazo: 1) Clases medias urbanas y jóvenes, principalmente en ciudades como Caracas, Maracaibo o Valencia, donde el colapso de servicios públicos (agua, electricidad) y la represión son más visibles; 2) Diáspora venezolana: 7,7 millones de migrantes (ONU, 2023), cuya salida es un voto de desconfianza contra el modelo político-económico de la Revolución Bolivariana y del socialismo del siglo XXI.

Por otra parte, tenemos los indicadores clave para medir el apoyo real. Hay varios escenarios de los cuales están:

a) Hay datos cuantitativos que a su vez lo notamos en muestra que ya se han realizados. Tenemos encuestas independientes, según el Barómetro de las Américas (2022), solo el 12% confía en Maduro, frente al 78% que desaprueba su gestión; ENCOVI (2023): El 89% de los venezolanos considera que el país está "mal o muy mal dirigido"; y Participación electoral, en las elecciones de 2020 (parlamentarias), la abstención fue del 67%, señalando desconfianza en el sistema.

b) Las dinámicas culturales y sociales, que lamentablemente a pesar de una gran inversión en el área no es productive desde ningún punto de vista, viven de los subsidios tristemente. Para ello hay una nostalgia selective, sectores populares añoran los subsidios masivos de la era Chávez (1999-2013), contrastando con la crisis actual. Esto no implica apoyo a Maduro, sino a un modelo extinto; La resignación vs. resistencia, en los barrios populares, hay una dualidad: cooperación con estructuras chavistas para sobrevivir, pero crítica privada al gobierno.

c) Por otra parte, tenemos la movilización callejera, que deja de ser un espectáculo verdaderamente ideológico y de principios ético y moral en favor del gobierno y sus políticas, que sirven para mostrar una "lealtad" con el solo fin de proteger la posición laboral cuando son promovidas por sectores que apoya al gobierno o propuesta por el mismo gobierno; Por el contrario, tenemos otras protestas, veamos, entre enero y agosto de 2023, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social registró 3.417 protestas, principalmente por salarios, servicios y derechos políticos. Menos del 5% fueron convocadas por el oficialismo.

Otro aspecto nada desechable para entender la realidad en el país, pues están algunos factores que Distorsionan la Percepción del Apoyo, con lo que el gobierno lucha y trata de tapar a toda costa. Primero, está el control de medios, el Estado domina el 90% de la televisión abierta y regula licencias de radio, creando una imagen de consenso artificial. Segundo, la maquinaria electoral, se objeta el uso de recursos públicos para movilizar votantes (ej.: "carnet de la patria" vinculado a beneficios sociales). Tercero, tenemos la represión selective, se disuade la expresión abierta del descontento, especialmente en zonas rurales y regiones fronterizas. También se emplean mecanismo de represión sicológica y manipulación verbal para reprimir o asustar al elector.

Vale la pena mencionar la comparación con otros contextos autoritarios, aunque al decir verdad, parece no ser una política de estado, pero por las condiciones coercitivas del peso económico y la degradación de esta influye o se ve como autoritarismo, cosa compleja de entender en el imaginario de la población a pesar de vivir en una democracia y de gozar de Libertad, pero al decir verdad la percepción es diferente. Hay miedo de anda en ciertos lugares a partir de las 6 de la tarde, o decir o denunciar a individuos o enfrentar a colectivos, por ejemplo. En este aspecto, vemos a Cuba, el chavismo carece de la cohesión ideológica y el control social total del Partido Comunista Cubano, los cuadros del PSUV no son tan fieles ni preparados ni académica, política o ideológicamente. También, tenemos a Nicaragua, a diferencia de Ortega, Maduro no ha logrado cooptar completamente a las élites empresariales, ha muchas concesiones más por intereses económicos y políticos que ideológicos, el hambre tuerce el entendimiento.

Finalmente, a manera de conclusión, puedo decir que "El Mito del Apoyo Mayoritario" se va diluyendo más rápido de lo que se esperaba. El gobierno venezolano no cuenta con un respaldo genuino mayoritario, sino con una combinación de factores que la podemos describir de la siguiente manera: 1) Una base reducida pero organizada (chavismo duro y clientelas); 2) Aceptación pragmática de sectores que priorizan la supervivencia; 3) Narrativas de miedo y control que silencian el descontento. Todo esto me lleva a suponer que la realidad es que el venezolano promedio, ya sea en Caracas o en Madrid, rechaza la gestión actual, pero enfrenta barreras estructurales para transformar esa postura en cambio político efectivo. La paradoja es que, a pesar de su impopularidad, el gobierno persiste gracias a una fractura opositora, apoyo militar, y a ingresos mínimos de petróleo y minería.

Del dicho al techo, hay mucho trecho. Espero equivocarme, pero por los vientos que soplan, a Maduro solo le quedan tres años más, es decir hasta julio del 2028. Espero que no vayan a catalogarme de palangrista, nada que ver, ni por X o Y me paga sector alguno, grupos, institución o gobierno, solo es mi apreciación personal. Miren que aquí estoy en la Sabana aprovechando un sancocho de guaraguara post carnavales, yuca de mi tierra con mantequilla y un posicle de jobito, y de postre un dulce de pumalaca e icacos, para la próxima será de ciruelas y pumarosa. Teníamos unos corozos, pero son tan duros que no se pudieron partir, aun pegándolos de las paredes, con ellos yo hago un pudín con palmito. Aquí, en casa improviso mucho, hay muchas cosas para "lamberse los dedos". Para esta noche tenemos un pastel de morrocoy (las alcaparras y las aceitunas es de cosecha propia) con tostones y de bebida un guarapo de piña con mango aliñada espirituosamente.

Cilia, recuerdo que, estando recluido en el Cuartel San Carlos, le asignaste a Anaís que me representará ante los tribunales penales militares, jamás olvidaré ese gesto. También me acaba de decir que el presidente está cenando. Dile que el próximo carato de mango lo hago yo, modestia aparte, y mi café corto con crema de jugo de naranja nadie lo iguala. Ni Diosdado sabe hacerlo. Esas son las recetas de mi abuela Amalia, nada mas del Caripe profundo. ¡Buen provecho Nicolás!



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Miguel Angel Agostini


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