La OEA quiere aventar olores nacionalistas en Latinoamérica

Nota de Aporrea: Modesto es un venezolano comprometido con el proceso de cambios, quien vive en Argentina y escribe para distintos medios progresistas, incuyendo www.Argenpress.info

La inauguración de la trigésimo tercera Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, OEA, en Santiago de Chile, el domingo 10 de junio, puso de relieve tres de las principales "preocupaciones latinoamericanas" del grupo de poder que gobierna los Estados Unidos.

El Secretario General de la OEA, el ex presidente colombiano César Gaviria, resumió los objetivos de la reunión así: "Continuar negociando para abrir cauce a la democracia en Venezuela", "que esta Asamblea sirva como preparatoria de una "cumbre de presidentes" del continente, y la necesidad de un "plan antiterrorista para la región". Sobre estos tres pilares tratarán de componer un plan, un programa, un "mapa de ruta", como el de Aqaba (Cumbre de Jornadia, mayo 2003), para Medio Oriente, pero al ritmo latinoamericano.

Con estos enunciados, la OEA en Chile intenta acoplar sistémicamente la región a los designios que llevaron a Estados Unidos y Gran Bretaña a conquistar Afganistán e Irak y amenazar a Irán y Corea. Dicho en palabras de uno de sus principales mentores intelectuales, James Woosley, ex Director de la CIA, "ingresamos en la cuarta guerra mundial... Estados Unidos está en marcha... queremos que estén nerviosos" (Clarín, 6 de abril 2003).

Eurasia y Medio Oriente tienen un plan en curso, en dos casos al costo de la guerra, aunque hasta hoy no hayan podido inaugurar una "era de estabilidad y control". La otra región de alto riesgo es América latina. Pero estaba, como advirtió el New York Time, en septiembre de 2001, "descuidada". En Santiago tratarán de ajustar las piezas para que el descuido no se convierta en descontrol.

Reordenar la subregión significa, acelerar el Plan Colombia para cercar al régimen chavista, desarrollar el Plan Puebla-Panamá para consolidar la derrota centroamericana de los ochenta y establecer un pequeño ALCA en el Istmo, apoyarse en el TLC firmado con Chile para obstruir la recomposición de un Mercosur más defensivo, más latinoamericanista, presionar en Brasil y Argentina para impedir el ingreso de Venezuela a este bloque, aupar al gobierno de Lucio Gutiérrez en Ecuador, para que siga su curso fondomonetarista, ayudar a Bolivia y Perú a derrotar sus levantamientos sociales, frenar las veleidades mercosurianas del nuevo presidente paraguayo, Nicanor Duarte Frutos, y algo no menor: convencer a medio Cono sur de que la Triple Frontera es una cueva de oscuros terroristas internacionales.

La ingobernable Venezuela

En ese cuadro, el problema más irresoluble para esta XXXIII Asamblea de la OEA, es Venezuela, como lo fue Cuba en la Asamblea de la OEA en 1961 y Santo Domingo en 1965. Allí está el nudo. La revolución nacionalista que impulsa el régimen chavista y el sentimiento anti imperialista que se instaló en la mayoría de su población pobre y parte de la clase media, impiden desatarlo. Y sin Venezuela no hay equilibrio regional que valga.

Siempre es mejor cuando lo dicen ellos mismos: John Maisto, embajador designado de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA), sostuvo “que Chile tomó una decisión ‘muy sabia’ al hacer de la gobernabilidad el tema central de la Asamblea General de la OEA” (El Universal, Caracas, 4/6/03) Esa gobernabilidad está en juego en dos sentidos, al interior de varios países, por ejemplo Venezuela, donde el régimen no es dócil a Washington, e internacionalmente, porque cuestiona el dominio norteamericano en el continente. 

La campaña contra los fantasmas del terrorismo más escurridizo que se haya conocido, y la operación para trabar la reconstrucción de un Mercosur como sistema subregional defensivo, e imponer el ALCA, son los dos instrumentos de trabajo.

Esta XXXIII Asamblea de la OEA necesita construir un "mapa de ruta latinoamericano" para sujetar la cuerda floja del puzzle regional de Estados. La agenda girará alrededor del régimen de Chávez, porque es la pieza que más se les soltó. De ese país resurgió, en código bolivariano, la resistencia histórica latinoamericana al dominio estadounidense.

La Cumbre de Presidentes que se planifica para los próximos meses, tendrá la tarea de proclamar oficialmente los acuerdos que se alcancen en esta Asamblea de la OEA, cuyo objetivo es aislar a Venezuela y a todo aquello que huela a nacionalismo.



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Modesto Emilio Guerrero

Periodista venezolano radicado en Argentina. Autor del libro ¿Quién inventó a Chávez?. Director de mercosuryvenezuela.com.

 guerreroemiliogutierrez@gmail.com

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