L a jerarquía eclesiástica venezolana se ha colocado abiertamente y desde hace rato al lado de los intereses más oscuros de la reacción en el país, sin ningún rubor.
Los episodios sobran. Desde aquellos con el cardenal Ignacio Velasco en La Orchila tratando de convencer al presidente Chávez para que presentara la renuncia que anhelaban los golpistas de abril de 2002. O aquellas exultantes imágenes de Baltasar Porras y Mikel de Viana, entre otros, en el Palacio de Miraflores celebrando sin disimulo la detención del Presidente.
Esto, en relación con la Iglesia en general, no es ninguna novedad. Las centurias del tiempo cubren con un manto oscuro el accionar de la Iglesia católica en distintos momentos históricos. Infinidad de documentos como los pergaminos, en diferentes lenguas, testifican sobre pasos y movimientos de esta institución para aplastar y conculcar por la fuerza, la represión, la tortura y el horror a distintos actores y personajes de la historia.
Los muros y las paredes de oscuras mazmorras y prisiones han preservado el registro de trazos y grafías que gritaron al mundo sobre hechos condenables promovidos por figuras claves del clero. En su mayoría, estos episodios han sido impulsados y legitimados, en distintos puntos geográficos y en diferentes épocas, por la alta jerarquía eclesiástica.
En América Latina, desde los tiempos descritos por fray Bartolomé de las Casas en su Breví sima historia de la destrucción de las Indias y en el Códice americano de fray Bernardino de Sahagún, por solo mencionar dos textos fundamentales para la historia de estos pueblos, la Iglesia avaló el oprobio del invasor que vino con la cruz y la espada hermanadas, a arrasar nuestro continente.
Por estos días, la crème, la èli te, de la Iglesia venezolana se reunió en uno de sus espacios favoritos, la Ucab. Los obispos, como voceros de la Conferencia Episcopal, una vez más criticaron y condenaron al gobierno bolivariano. Fustigaron al Presidente. Dicen en ritornello: socialismo, no; comunismo, no; revolución, no. Condenan con cinismo lo que llaman "ideologización a través de la educación". Siglos ha, pasando por la época de las Cruzadas, ¿cuál ha sido siempre el rol de la Iglesia?: ideologizar de manera cruenta.
Periodista/Prof. universitaria