El corolario del emocionante contacto de Chávez con los familiares de los secuestrados colombianos fue la promesa de indultar a los chamos paramilitares que, precisamente, fueron traidos engañados al país para tomar Miraflores y asesinarlo. Y el cierre, sus sinceras declaraciones sobre la enorme responsabilidad, presta a asumir, a los medios de comunicación del hermano país, hoy herida en sus entrañas.
En su comportamiento el Presidente Venezolano se mostró seguro de transitar con éxito la difícil tarea de facilitar un acuerdo humanitario entre la guerrilla y el gobierno colombiano, que permita la liberación de las víctimas de ambos bandos. A decir verdad. La sencillez y el antiprotocolo de la sentida reunión fueron una constante en tan significativo acto histórico, que bien pudiera convertirse en la alborada de la definitiva pacificación de la hermana República.
Uno que conoce a Colombia. Que ha leído parte de su historia. Que sabe que su costa es la nuestra. Que conoce la intelectualidad de los bogotanos, el sabor y la cadencia del barranquilllero, lo refranero de los santanderinos. Uno que leyó María, de Chocrón, es hincha del Gabo y profesa admiración por Gaitán y su pueblo. Uno que conoce al Negro Perea, y a Carlos Torres un colombiano universal cuyo oficio es elaborar panes y dulces que se vino de Barranquilla para El Paraíso de Puerto La Cruz, tiene que alegrarse ante edificante iniciativa.
Son ya medio siglo de guerra en Colombia. Con miles de muertos, heridos y secuestrados. De batallones de desplazados peregrinando por las carreteras buscando un techo para guarecerse, asentarse y escapar de las balaceras. Alguien tiene que lograr la pacificación de Colombia. El sendero es largo y escabroso. Son muchos los que han intentado atravesarlo. Pero se han quedado en mitad del camino. Pero Marulanda sabe que Chávez es serio, que cumple lo que promete y que logra lo que se propone. También lo sabe el Presidente de Colombia. De manera pues que estamos ante el escenario ideal y los personajes adecuados.
Una señal muy seria envió el líder venezolano con la promesa de indulto a los chamos
paramilitares que programaban tomar Miraflores y asesinarlo. No son cuentos de caminos. El Presidente está dispuesto a intermediar para lograr el acuerdo humanitario siempre y cuando Uribe esté dispuesto a apoyar tan encomiable labor.
Una montaña de muertos y un océano de pesos en pérdidas han destrozado la calma y la economía de Colombia. Es cuantiosa la cifra de fincas y sembradíos menores que han sido abordonadas por temor a la guerrilla, a los paramilitares y al narcotráfico. No es fácil el objetivo. Se requiere tacto, inteligencia y humanismo. Un pelo de eso tiene el Comandante. Negarlo sería una mezquindad.
La Reacción sabe que Chávez puede lograrlo. Aunque su odio es visceral y lacerante no dejan de reconocer la factibilidad de esa gestión. Por eso van a intentar ninguenarla . Es más. Saben que si tiene éxito en esa misión no se descarta que se un fuerte candidaro para el Nóbel de La Paz. O acaso convenir el canje humanitarios de víctimas y dar comienzo al cese de la guerrilla no son dos razones suficientes para optar a ese preciado galarón.
Amanecerá y veremos.
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