Un trabajador incansable

Chávez. El mejor periodista de Venezuela

La obra Hegemonía y prepotencia, de Noam Chonsky, luego de la recomendación hecha por el Presidente Chávez en la asamblea de la ONU donde tildó a Bush de diablo y sulfuroso, pasó del sótano a la cima del ranking mundial de libros más leídos. En USA pasó del 40 al primer lugar. Fue tanta la demanda que hubo que hacer una edición de emergencia.

El programa Aló Presidente es el líder de los espacios audiovisuales dominicales. La preferencia del soberano por ese espacio es abrumadora. Tanto que se ha convertido en una cita obligatoria de sintonía nacional. Su contenido, en la mayoría de las veces, traza la pauta de la prensa nacional. En una oportunidad lo cambiaron de horario y eso privó al pueblo de su cita cita dominical voluntaria con su líder. Por supuesto que la variable no surtió el efecto deseado y hubo que regresar al antiguo horario.

Sencillo y sin falsas posturas el líder se comunica con su pueblo. Su discurso penetra con la velocidad del rayo en la mente de los venezolanos y obtiene rápida respuesta. Asombra la velocidad de respuesta positiva del receptor a sus mensajes.

Su desempeño oral en el espacio televisivo es igual al de sus presentaciones oficiales en actos públicos. Su lenguaje siempre es el mismo. No apela al circunloquio para decir verdades. Habla de frente y sin tapujos.

Su peregrinaje por varias regiones del país ante de aterrizar en Miraflores le permitió conocer a fondo el folclore, los atributos naturales, la capacidad de desarrollo real y potencial de crecimiento de cada localidad visitada. De esa sabia popular se nutre su poder de comunicación.

Chávez gesticula, canta y declama. Se le quiebra la voz ante la tristeza y se vuelve un canario cuando un factor de alegría se apodera del escenario. Domina y disfruta el refranero popular. Lo mezcla en su discurso con picardía y sabor. Sus expresiones coloquiales generan tronío en los foros donde cabalga su mensaje.

Su recia voz y la humildad de su desempeño le ayudan sobremanera en su posicionamiento. Incluso su indumentaria y esa particular forma de manifestar su amor por los pobres, por los que menos tienen, por los que nunca tuvieron oportunidad de desarrollarse en los gobiernos cuartorepúblicanos, fortalecen cada día su enorme liderazgo.

Es tan superior su capacidad de comunicación que en varias oportunidades públicamente se ha quejado de la eficiencia de su plataforma publicitaria y propagandista. Ha dicho, en ocasiones, que hay fallas en la información de su obra. " Son más las obras que la información sobre ellas". Quizás cuando ha formulado semejante crítica lo ha pensado en que hay que ser más agresivos para fortalecer la presencia oficial en la batalla de la opinión pública.

Se imaginan ustedes, distinguidos y pacientes lectores, de que manera aumentaría el liderazgo de Chávez si los opositores mediáticos publicasen lo positivo de su trabajo y no sólo los lunares. O mejor dicho si en los medios hubiese equilibrio informativo. O si fuese sistematizada la línea política de publicidad y propaganda del gobierno con una estrategia permanente de difusión, de defensa y contraatque. O si sus ministros y presidentes de institutos descentralizados comunicasen con el mismo ritmo de su jefe la inmensa obra social desplegada por la Revolución Bolivariana.

La sincronización del discurso del líder con sus actos es perfecta. El Presidente hace lo que dice. Es un esclavo de sus palabras. Todo lo que ha prometido lo ha hecho. Su discurso es real, claro como el agua, inteligible y acorde con la dinámica lingüística actual.

Es difícil que dos personas conversando en un programa de televisión capten la atención total del receptor por más de 60 minutos. Se requiere que el moderador y el entrevistado sean de excelente calidad y que el tema tratado sea de un especial interés colectivo. Por eso el Aló Presidente de Chávez es algo singular, que llama la atención, porque pese a su perfil maratónico mantiene un alto porcentaje de sintonía nacional. Es ameno y rico en información. Aparte de su tenor pedagógico y anecdótico. El del domingo 19 de agosto de 2007 se tornó muy placentero cuando el personaje explicó durante 15 minutos el salto en paracaídas intercambiando opinión con un grupo de alferes presentes en el escenario. Por instantes el programa se convirtió en un show. Aunque los jóvenes se mantuvieron serios y firmes, como manda la disciplina militar cuando se está al frente del Comandante en Jefe.


TINTERO

Chávez, visto como un producto de consumo masivo, le ha generado excelentes dividendos a escritores. Es mucho lo que se ha escrito y se escribirá del líder venezolano. Lo malo es que la subjetividad ha estropeado algunos libros que pudieron ser un buen material histórico de consulta para las generaciones futuras. Porque en sus autores privó más la pasión que la razón. No es fácil escribir mentiras sobre un hombre que es de fácil acceso popular, que es abierto y amplio como la sabana. Ni aún aplicando medias verdades y cuentos chinos.

Algunos cagatintas han osado verter sus excrementos literarios sobre el prestigio del Presidente Venezolano creyendo ciegamente que con ello mellaría el afecto que le profesa el colectivo nacional. Por el contrario. Con el paso del tiempo ese romance se ha tornado oceánico.

Ya vendrán libros auténticos que cuenten las verdaderas verdades de Chávez. Que digan lo bueno y lo malo. Pero con objetividad. Sin mediopelos ni contrapelos ni yoyos linguísticos. Escribiendo lo que es. Lo realmente cierto. Como por ejemplo que Chávez ha sido el únco presidente venezolano que no lo ha enfermado el ejercicio del poder. Qué realmente lo utiliza para servir y no ser servido. Como por ejemplo que es incansable, que sòlo duerme tres horas diaras. Que no parrandea ni se le ve en actos sociales propios del estilo tradicional cuartorepublicano. Que amanece trabajando.


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Américo Hernández


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