¡Estrai guan!

La revolución socialista avanza y los poderosos factores capitalistas, nacionales e internacionales, intentan detenerla por todos los medios. Y en esta contienda política, que tantas veces se parece a un partido de beisbol, lo que ocurrió el 2 de diciembre fue que el equipo bolivariano bateó un rolincito, que, menos mal, salió de faul. Una bola ensalibada con las mentiras de la propaganda opositora, aunada a un batazo (o bataso) algo adelantado, produjo este estrai que los reaccionarios de aquí y del mundo celebran con bombos y platillos. Todavía le queda al bateador en este turno (léase período presidencial) otras dos oportunidades y, por su justificado prestigio de jonronero, no es extraño que en cualquier momento la bote pa’ la calle, dejando en el terreno, con un jonrón socialista, al proimperialista equipo visitante. De verdad que esos tipos parecen locos, porque bateamos de faul creen ganado el juego.

O para quienes prefieren el fútbol: chutamos, y porque el balón pegó en el travesaño y no entró el décimo o undécimo gol, ya se están adjudicando los tres puntos.

Más chavista(s) que nunca.

En el análisis del traspiés del 2D debemos poner la mira en las fallas del cómo, en la manera cómo hicimos o no hicimos las cosas, y también en el qué: en el conjunto de artículos a reformar, la cantidad, la redacción, la claridad de objetivos, la relevancia que el pueblo percibe y su vinculación con la cotidianidad de nuestra gente. Ante la dificultad de la lectura y conocimiento real, por las grandes mayorías, del alcance de la propuesta, el Presidente optó por la vía emocional, identificándose con ella y, sin embargo, tres millones de chavistas no acudieron al llamado. ¿Que pasó? ¿Habrá el pueblo aprendido demasiado con nuestro maestro?

Lo que sí es cierto es que la inmediata respuesta de Chávez, ante el veredicto del CNE, demostró el talante democrático del presidente, desmontando la matriz creada acerca de su carácter dictatorial, así como la independencia del CNE. Una pareja de profesionales, chavistas, que atraviesan un mal momento, me habían manifestado su disposición a votar por el “no”. El domingo me enviaron un mensaje anunciando que no iban a votar y el lunes, al amanecer, me enviaron otro: “Hoy somos más chavistas que nunca”. ¿Que tal?

perezcristancho@hotmail.com



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Oscar Pérez Cristancho


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