Nuestro Presidente Chávez seguirá en la política nacional más allá del 2013, de eso no nos cabe duda. Su compromiso con nuestro pueblo es auténtico, genuino. La apátrida oligarquía mundial lo sabe y por eso han cerrado filas en torno a él y nosotros. Su indiscutible liderazgo mundial está lejos de toda duda, no en vano el Departamento de Estado de ee.uu. ha creado una dependencia especial para “observar” nuestra conducta rebelde. Con Chávez saben que no hay pacto posible. Que el proyecto de reforma no haya sido aprobado es apenas otra piedra en el camino rumbo al socialismo. Que no se haya entendido la reforma o que otros factores haya privado para que ésta no se aprobara debe fortalecernos. Recordemos: “... se hace camino al andar”.
Y andamos bien encaminados. Pero dejando de lado, por ahora, lo acontecido con la reforma, paso al tema a que alude el titulo del artículo. ¿No se vio obligado nuestro Presidente a escoger entre su amada Venezuela y marisabel al entender que ésta no tiene el menor aprecio el pueblo venezolano? ¿No ha sabido soportar, con un temple que lo dignifica, en un país donde el machismo suele ejercese con fiereza, el licencioso comportamiento de la fulana exprimera dama? Los siete millones de venezolanos que votamos por Chávez en 2006 conocemos perfectamente la respuesta. Surge entonces una nueva interrogante. ¿Si nuestro camarada Presidente se vio en el dilema de escoger entre una mujer farandulera, cabeza hueca, más preocupada por el color de sus ostentosas zapatillas, y nosotros, su amado pueblo, no puede ahora casarse con una verdadera revolucionaria?
Luego de ver la estúpenda pareja que forman Néstor Kirchner y su esposa, ahora Presidenta de los argentinos, me parece que nuestro camarada Chávez bien podría legarnos la primera mujer Presidenta revolucionaria de Venezuela. Si hay algo que ha demostrado nuestro camarada Presidente es un infinito amor hacia nuestras mujeres revolucionarias. Si ayer tuvo que dejar a una sifrina vanidosa, cuya única preocupación es gastarse la vida vagando por cuanto centro comercial se le atraviese en el camino, bien puede ahora casarse con una verdadera revolucionaria. Y que conste, en Venezuela las revolucionarias son mayoría. Comandante Chávez, en el cierre de campaña por la reforma nos dijo que si el pueblo le pide “barrer la Av Bolívar”, así lo haría.
Yo no le voy a pedir que desperdicie el enorme talento político adquirido, a fuerza de tanta lucha para librarnos del maldito capitalismo salvaje, barriendo una avenida… Pero mujeres revolucionarias sobran, camarada...
¡Patria, socialismo o muerte!
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