Seremos responsables de que nos sigan aporreando

Si pones a una vaca recién parida y hambrienta enfrente de una alambrada que tiene al otro lado un maizal con el mejor verdor de su robustez, la vaca no vacilará y dejará las tetas en la alambrada; pero satisfacerá su hambre. Este pareciera un ejemplo que no tiene nada de relación con lo que pasa en la lucha de los pueblos; pero si examinamos con un poquito de atención, nos daremos cuenta que nosotros los humanos estamos y somos más hambrientos que los animales, entonces me pregunto: por qué los pueblos teniendo hambre no tienen los cojones para dejar el pellejo en la alambrada? La respuesta no puede ser otra que quinientos años en el caso nuestro de estarnos metiendo en nuestro cerebro el temor por lo desconocido.

El enemigo de los pueblos consciente de este fenómeno se inventa las mentiras más procaces para atemorizar a nuestros pueblos y lo hacen más que todo en los momentos cuando es el voto popular el que puede cambiar los destinos de la nación, entonces mi respuesta al título de este artículo es que no somos necesariamente responsables de que nos sigan aporreando ya que por quinientos años hemos sido víctimas de todas las falacias de la iglesia católica y de látigo de la oligocracia tradicional quienes nos han visto como medios e instrumentos de producción semiparlantes y muchas veces no parlantes ya que hasta nuestras lenguas hemos perdido y todavía se hacen la pendeja pregunta: por qué será que los indios somos callados? Por qué será que la clase media es tan ignorante? Po que será que los pueblos ven la puerta medio abierta y no aprovechan la oportunidad para abrirla del todo de un solo cachimbazo? Y la respuesta es la misma: la falta de alfabetización ideológica, la falta de razonamiento lógico y crítico, la falta de una percepción objetiva de la realidad a las que hay que agregar el oportunismo de los siempre existentes perros falderos que como hambrientas hienas venden la poco libertad que los pueblos han logrado obtener a cambio de mantener una vida de apariencias, de falsedades espejistas consumistas que sólo los retrógrados como ellos pueden disfrutar.

A cada región el enemigo le prepara un paquete de mentiras que llevan como función y objetivo específico el atemorizar a la población sobre lo inexistente. En El Salvador cuando el compañero Shaifck fue nuestro candidato presidencial anunciaron que un meteorito iba a caer exactamente un día después de las elecciones, que si tenías dos gallinas los comunistas te íbamos a quitar una, que si tenias hijos jóvenes te los íbamos a mandar a Cuba para ser entrenados como agentes del comunismo internacional, en Guatemala anunciaron que si llegaba la izquierda que hasta los Quetzales se iban a morir, en Perú que las llamas y alpacas iban a parir cebras y que las tortugas iban a volar y ahora en Venezuela se inventarán cualquier patraña para estar engañando a ese valiente pueblo. En Venezuela triunfó la mentira contra la verdad, la propaganda contra la justicia, el oportunismo contra el patriotismo , siendo la propaganda derechista una calcomanía del famoso discurso de Goebbels, Secretario de Prensa de Hitler: “Miente, Miente, Miente Hasta Que Tu Mentira Parezca Verdad”, y de tal manera la propaganda y el discurso de la derecha nacional e internacional sigue engañando y atemorizando a las clases desposeídas venezolanas, unidas al oportunismo y a la corrupción tajante y sonante en muchas estructuras gubernamentales.

Los verdaderos revolucionarios venezolanos, los revolucionarios de a pie. Sin sueldos y privilegios saben bien que es únicamente la alfabetización ideológica la que nos va enseñar que el látigo duele, que la maquila mata y que es únicamente el verdadero pueblo el dueño y arquitecto de los destinos de la nación. Podremos seguir vistiéndonos con las sudaderas y boinas del Che, fumando habanos, vistiéndonos de revolucionarios; sin embargo la revolución se lleva en el alma y no en la boca.

paulfortis@rogers.com


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