Un empresario portocruzano exitoso en el ramo de restaurantes lujosos decidió un buen día probar suerte en Miami. Triunfó. Pero. Muy a pesar suyo. Tuvo que recoger la carpa.
El tercio, un taco en el manejo de las Relaciones Públicas e inteligente en el trato con todos los públicos y amante del buen servicio y la buena comida; en poco menos de cinco meses su negocio se puso de moda. Todos hablaban bien de su "comedero", del servicio, de sus mesoneros, del maitre, de la comida, del ambiente, de la decoración, de los baños, de la mantelería, de la música.
Era la moda en la ciudad. Sobretodo de noche. Cuando presentaban un buffet dancing, con actuación de un cuarteto de jazz latino integrado por venezolanos, puertoriqueños y un conguero de origen panameño criado en el Bronx. El bifé, diferente a los demás, era servido en la mesa luego que el comensal hacía la selección. Hasta en eso se distinguía el famoso restaurante.
Pero de lo que más hablaban del Restaraunte Latino era del ligue. Un galán con chequera era muy difícil que saliese sin la compañía de una linda chica. Lo que nunca imaginaban los Valentinos era que se trataba de una especie de Conejitas contratadas por el dueño del negocio para que se los "levantasen.
Una noche, con el restauran lleno hasta la bandera y con el cartelito "No hay mesas ni lugar en la barra, cuatro indivíduos con hablar cubano se apersonaron en su establecimiento con cara de pocos amigos. Al mejor estilo de la mafia siciliana, se arrellanaron en los muebles de la oficina del negocio sin sinquiera pedir permiso ni decir buenas noches, y mediante un amenazante y un filoso diálogo le conminaron a rapartir parte de sus ganacias si quería seguir operando en Miami. Alberto, que así se llama el empresario, resistiéndose firmemente a tan oprobioso requerimientos, les conminó amablemente y con mucha clase a que abandonaran el local.
Esa fue su desgracia. Una semana después comenzaron los problemas: irregularidad en el suministro de los alimentos: carne, pollo, huevos, hortalizas, frutas, quesos, charcutería,. Lo mismo la bebida. Los grupos musicales se negaban a actuar en el restaurante y el cuarteto se fue sin reclamar el pago de la última quincena.
Una noche de un viernes, - con el negocio hasta los tequeteques -, un borracho armó un peo por una cuenta. En la prensa mayamera publicaron noticias poniendo en duda la calidad de la comida. También hubo un incendio generado en el tablero por desperfectos en el brake principal. En un almuerzo los comensales encontraron cucarachas gigantes en las sopas. En fin. El acabose.
Ese rosario de calamidades provocó la debacle del "comedero" y Alberto tuvo que liar sus bártulos y regresar a Puerto La Cruz. En El Puerto montó otro buen restaurante y, de nuevo, rápidamente el éxito recaló a su rada.
Me contó el pana, una tarde en una panadería ubicada por los lados del sector Venezia, de Puerto La Cruz, que los cuatro sujetos de aquella noche pertenecían a grupo de cubanos que controlan tanto el negocio de la comida como los espectáculos.
- "Es difícil entender estas cosas - me dijo el amigo - . Pero así se manejan esos dos negocios en Miami. Si no aceptas las condiciones no tienes vida. Es arrecha la vaina".
Otra cosa. Si un artista actúa en Cuba. Que se olvide de Miami. Si no me creen recuerden que Oscar por actuar en varias localidades cubanas, incluyendo por supuesto a La Habana, los cubanos mayameros le hicieron la cruz. Fue tan fuerte el veto que el salsero venezolano, para remendar el capote, dijo que màs nunca actuaría en Cuba mientras no haya cambio de gobierno. Por eso el Leon volvió con su música al Carnaval de la Calle 8. Es decir, Oscar no tuvo bolas.
El númen de la musicalidad permanente de Oscar De León tiene su eterna fuente en el son cubano, la Sonora Matancera. Oscar lo ha dicho en innumerables oportunidades que de niño, acostado con su papá en la cama, escuchaba mucho a Beny Moiré, Sonora Matancera, El difunto José Luís Puerta, fino y dilecto amigo, amante de la salsa, solía decir que Oscar se copió de Boby Capó y de Beni Moré.
Particularmente sentí pena por el cantante. Lástima de todo el amor y el afecto que le dispensó el pueblo cubano. Pero a él no quedó más remedio que pedir cacao para poder actuar en el Carnaval de la Calle 8.
Miami ha sido seleccionado por grandes artistas y conocidas orquestas como su centro de operaciones. Hasta el mismo Puma la seleccionó como su residencia familiar y domicilio profesional. Allí viven Julio Iglesas, Luis Miguel, Chayane. Frank Sinatra tenía su rancho. Rafael el Niño de Linares, también tiene su racho allí al igual que Ricky Martin. Y no me extrañaría que el mismo Oscar tuviese su casota y un estudio de grabación.
Alejandro Sanz sabe que si habla bien de Cuba y Fidel Castro y de Venezuela y Chávez, está frito en Miami. Por eso sale de jalabolas a echarle paja a Chávez y a Fidel. No es más que un chupamedias, que sólo piensa en el billete.
Él sabe que echándole mierda a Fidel y a Chavez tiene trabajo en Miami. De cuando acá un cantante español se lanza a denigrar de Chávez en Miami. ¡Claro! Sí hace lo contrario sus discos desaparecen de las tiendas, no hay más contratos, no hay más dólares "partíos". Para su billetera Miami es más importante que Venezuela.
TINTERO
Agradezco el correo enviado por Hugo Emilio Gómez donde vierte un elogioso comentario sobre el artículo anterior(Por ahora, que perdió el pueblo). Son esos los estímulos que uno requiere para darse cuenta que no estamos perdiendo el tiempo, que la palabra está viva.
De la misma manera presento mi agradecimiento a Amado Rivero por el correo enviado. Aunque le aclaro que cuando escribí que con el 70 de la Reforma Constitucional no aprobada el pueblo perdió Protagonismo y Participación quise decir que se perdía la oportunidad de darle rango constitucional, por ejemplo, a los Concejos Comunales con tdas sus herramientas. No es lo mismo una Ley ordinaria, una Ley Especial, que la Constitución Nacional.
TINTERO II
Alberto no habló mal de Chávez ni de la Revolución Bolivariana. Su "delito" fue no haberse arrodillado. Es decir le echó un cerro de bola. Pudo más la dignidad que el billete verde.
TINTERO III
El tipo no brincó la talanquera; pero habla mal del gobierno, se reúne en privado con dirigentes de la Oposición, celebró el triunfo del NO y evita retratarse al lado de los altos jerarcas del gobierno. Se trata de una simple y vulgar coincidencia.