Después de la derrota del referéndum constitucional en Venezuela para el partido del presidente Hugo Chávez, los especialistas de inteligencia estadounidenses han dictado las nuevas normas de conducta que deben ser aplicadas en el país para seguir neutralizando la Revolución Bolivariana. Análisis de nuestro corresponsal en Caracas.
La orden viene del Departamento de Estado a sus peones en Venezuela: «Tranquilidad, sosiego, mucha serenidad; en estos momentos ninguna clase de presión en las calles y en las expresiones públicas de los conocidos dirigentes de la oposición radical. Deben hacerse llamados a la paz, a la reconciliación, a la hermandad, a la solidaridad entre todos como hermanos. Hay que demostrar por todos los medios posibles que ellos (los del gobierno) son los que se niegan a estos llamados; son los injustos, los agresivos, los peligrosos, animados de un rencor incontrolable y salvaje. Que esta clase de “ciudadanos” sólo están proclives a la guerra, a las confrontaciones, y que por lo tanto en absoluto están capacitados para gobernar».
Le es imprescindible a la Casa Blanca, luego de este triunfo del NO, con el cual estuvo públicamente embanderado, hacer crecer la oposición en Venezuela para un futuro golpe electoral, parecido al que se le dio a la revolución sandinista de Nicaragua. El proceso en marcha va enmarcado en una acción de tipo piadosa de las que suele lanzar la Iglesia Católica para captar feligreses en las barriadas. Los nuevos hijos de San Francisco de Asís en Venezuela son los jóvenes estudiantes de las universidades privadas principalmente, los que han estado convocando marchas (por cierto nada pacíficas) en los últimos tres meses. Estos “héroes” que lograron vencer al “dictador”, que consiguieron “doblegar su estilo agresivo y tiránico”, que lo “metieron en cintura democrática”, ahora tienen por delante, dentro de las líneas estipuladas por el Departamento de Estado, el tratar de conquistar a los sectores más pobres, donde el chavismo es fuerte y se encuentra bastante consolidado.
Los analistas del Departamento de Estado que tienen una sala situacional permanente para tratar el “Problema Venezuela”, consideran que la presión que se ejerció en el 2002 (con un golpe de estado y un paro petrolero que duró más de tres meses), para tensar los nervios al máximo del pueblo y hacerlo “entrar en razón”, reventarlo para que acabara volteándose contra Chávez, no logró funcionar bien. Esta técnica del terror más brutal y pertinaz, había funcionado bastante bien contra Salvador Allende y contra Daniel Ortega, pero ahora el líder que enfrentan tiene otras fuerzas y recursos con la que aquellos no contaban.
Ahora hay que ir a los centros duros del chavismo: los barrios, los sectores populares. Hacia allá ahora están tratando de tender sus carpas, sus centros de salud ambulatorios, sus verbenas, sus juegos deportivos, sus fiestas populares, conciertos, dádivas y cursos del todo cristianos, humanos y profundamente pacíficos. Lo más grave es que en este movimiento se están utilizando (de buna o mala fe) a personas que se dicen afectas al Comandante Chávez. Todos los centros jesuitas de Venezuela y de varias regiones de América Latina se están incorporando a estas campañas. La Iglesia Católica en este momento representa la fuerza más importante para desarrollar esta nueva estrategia.
Por otro lado, esta estrategia se está poniendo en ejecución en momentos en que algunos de los grandes programas del gobierno como son las Misiones, hacen aguas producto del gran sabotaje realizado por elementos infiltrados en el chavismo. El hermoso programa “Misión Barrio Adentro” de atención médica en los sectores más populares, que alcanzó una elevadísima receptividad hace tres años, se encuentra seriamente desprestigiado; muchos médicos cubanos perdieron la mística de trabajo de los primeros años, quien sabe si producto del capitalismo salvaje que se vive en Venezuela: las quejas que se reciben hablan que a un considerable grupo de cubanos no se les ve en sus centros de trabajo, trata con displicencia a los pacientes o sencillamente no los tratan.
En Mercal, que era un programa para atender el abastecimiento de alimentos a los sectores populares, la corrupción hace estragos. El propio desabastecimiento que en los últimos meses ha lanzado con furia la oligarquía no ha recibido por parte del gobierno una respuesta determinante y seria. Lo mismo la especulación. La Misión Sucre (para la educación superior) se encuentra bastante averiada, y en muchos lugares prácticamente desmantelada. Las Misión Moral y Luces en muchas regiones fue tomada igualmente por el sector más reaccionario de la derecha (como en el Estado Mérida, por ejemplo).
Esta nueva estrategia del Departamento de Estado contempla un trabajo mancomunado con alcaldías y Gobernaciones “chavistas”, que nada o muy poco hicieron para que el referendo fuese aprobado. Más bien se sabe que algunos estuvieron trabajando por el NO. Muchos alcaldes y gobernadores “chavistas” crearon grupos que iban a los centros de votación a tratar de confundir y a decirle a la gente humilde que votara NO. Resultó, por ejemplo sorprendente que en el barrio Pueblo Nuevo, cuyo centro de votación es la Escuela Emiro Fuenmayor, un sector considerado muy chavista, el NO superara al SI por más de doscientos votos. Se señala de esta derrota a una concejal “chavista” que dirigía la organización electoral del SI en este sector.
Puede decirse que en el sector de la administración pública barrió el NO.
De modo que no cabe la menor duda de que la infiltración de la derecha en el chavismo ha sido en gran parte la causa de esta derrota electoral. Esto, unido a la feroz campaña mediática que desde todas partes del mundo se ha estado lanzando inmisericorde contra el proyecto bolivariano del Presidente Chávez. En este sentido, esta derrota también obliga a un revisión profunda de la manera muy poco política como están trabajando la administración pública y las instituciones del Estado.
Sobre los hombros del Presidente Chávez recae la responsabilidad inmensa de darle un vuelco a la tiranía mundial de los Estados Unidos, y claro, el imperio está moviendo todas sus fuerzas para minar al gobierno venezolano en puntos muy delicados y que requiere realmente de una ingeniería política, para impedirlo. En este momento una de las prioridades del Departamento de Estado consiste, en dedicar decenas de millones de dólares para dar entrenamientos ideológicos a estudiantes de todas las clases sociales, en varios institutos norteamericanos. Igualmente estudia varios escenarios de acción. Lo primero es hacer ver mediáticamente al mundo que se ha iniciado el desmoronamiento político de Chávez.
Hacerle sentir a la población venezolana por varios medios, entre ellos realizaciones de grandes caravanas, fiestas y una alegría triunfalista en la que se perciba de que al “monstruo” se le ha hecho recular; de que el chavismo finalmente puede ser derrotado, y que por lo tanto ya no representa la mayoría aquella pavorosa de otros tiempos. En función de esta acción sicológica, ir cuidadosamente preparando el terreno para dar inmediatamente otro golpe, llamando a una nueva Constituyente y preparando el terreno para el revocatorio del mandato del Presidente Chávez. Sin duda que la oposición ha cogido un nuevo aire y un pulso político en el terreno electoral que antes tenía bastante perdido y no lo tenía en absoluto.
Los grandes “triunfadores” de esta última contienda, buscan mostrar su papel ductor a las masas que les siguen. La Iglesia entre los primeros, los medios, los estudiantes, los empresarios, y pondrán fichas estratégicas para seguir insistiendo en sus papeles de minadores de la conciencia popular: Entre todos ellos quienes juegan un papel central son el general Raúl Baduell, el que a última hora se pasó a la derecha, e Ismael García, un gris dirigente del Partido Podemos que hace unos cuatro meses también se giró en redondo y se alió con el bando enemigo del Presidente Chávez.
Otra de menor monta, pero que también ha figurado bastante, y sobre todo a nivel internacional, es la ex primera Dama, doña Marisabel Rodríguez, quien hace un papel de mujer víctima del “autoritarismo de Chávez”. Múltiples los frentes, también encuadrados con tosa las fuerzas paramilitares de Colombia, ahora bajo mando directo del Presidente Uribe, trabajando con países como España, Perú y México.
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José Sant Roz
Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (Venezuela), con un doctorado en Teoría Combinatoria. Es autor de más de veinte libros que abordan el tema de los conflictos políticos en Venezuela y Colombia desde el siglo XVIII, entre ellos: Conjura Constitucional, ediciones Ministerio de Educación, Caracas, 1986; Colombia en un Soplo, Consejo de Publicaciones de la ULA, 1987; Toque de Queja. Episodios de la vida del General Francisco de Paula Santander, (novela), Ediciones Centauro, de José Agustín Catalá, 1990; Maldito Descubrimiento, Kariña Editores, 1993; Los Verdaderos Golpistas, Kariña Editores, 1998; Obispos o Demonios, (Co-autor junto con Giandomenico Puliti), Kariña Editores, 2000; Capos de Toga y Birrete, Kariña Editores, 2001; El Jackson Granadino - Biografía del General José María Obando - el asesino de Sucre, Kariña Editores, 2001; Las Putas de los medios, Kariña Editores, 2002; Bolívar y Chávez- Dos posiciones en conflicto, Kariña Editores, 2003, Gustavo Cisneros - Un Falacia Global, Kariña Editores, 2004.