Existe una vieja y sabia máxima china en relación con el arte de la guerra que dice más o menos así: “Conoce a tu adversario y conócete a ti mismo, y podrás dar cien batallas sin correr ningún peligro de derrotas” (Sun Wu Tsi, siglo V A.C.). En el lenguaje moderno marxista, esto significaría que antes de desarrollar cualquier acción revolucionaria, en un determinado país, se debe tomar en cuenta la llamada “correlación de fuerzas” existente entre las clases sociales y sus diferentes intereses en pugna. Pero, también la psicología social podría prestarnos cierta ayuda a la hora de evaluar fuerzas y anticipar la probable conducta de los individuos en el desarrollo de cualquier clase de confrontación; Ya se trate de una confrontación de tipo militar, o una donde esté involucrada la legitimidad del sistema nacional.
En relación con el último de los casos, Kelman (1997) sugiere que en toda nación existen distintas maneras en las que los individuos se relacionan con el estado nacional y perciben la legitimidad del sistema político. Estas distintas maneras estarían mediadas por determinadas fuerzas motivacionales que son las que permiten movilizar la conciencia nacional y crear las lealtades más altas que la vinculan. Según el mismo autor, las dos fuentes de vinculación o lealtad al sistema –sentimental e instrumental- se refieren esencialmente a dos tipos de motivos que llevan a los individuos a aceptar el sistema.
De acuerdo con Kelman, un individuo está apegado sentimentalmente al sistema nacional cuando lo ve como que lo representa y siente que su propia identidad está estrechamente ligada a él. Para el apegado sentimentalmente, el sistema es legítimo y merecedor de su lealtad porque es la encarnación de un grupo en el que está anclada su identidad personal. Por nuestra parte, decimos que los lazos sentimentales del “chavismo” se manifiestan en la lealtad que en todo momento y circunstancias, no importan dificultades y dilaciones, despliegan los partidarios en relación con la Nación, su Presidente y el Proyecto Nacional que él dirige.
Mientras que un individuo está apegado instrumentalmente al sistema nacional cuando lo ve dedicado a, y capaz de, satisfacer las necesidades e intereses de la población. Así, los lazos instrumentales del “chavismo” estarían relacionados, entre otras cosas, con la efectividad en que debería lograr el sistema político o el gobierno la satisfacción de las necesidades e intereses de los venezolanos. Siendo igualmente importante pero más fácil de manipular, lógicamente será sobre esta vena instrumental donde precisamente aplicará sus afilados colmillos la propaganda de las empresas privadas de la comunicación social.
Teóricamente, se espera que las dos fuentes de apego al sistema estén presentes a la hora de tomar una decisión. Sin embargo, también podrían manifestarse versiones extremas de esas dos tendencias: la puramente sentimental y la exclusivamente instrumental. Estas versiones, por ser extremas, generalmente terminan actuando cada una por su lado. De las dos versiones extremas la más problemática sería la última de ellas, dado el carácter inconsecuente e imprevisible en la conducta de quienes la encarnan, pues éstos individuos, según la ocasión y los intereses en juego, suelen pasar con la mayor facilidad de un apoyo interesado a la más completa indiferencia y abstención, como también al más impúdico “salto de talanquera” o traición.
Lo característico en la relación exclusivamente instrumental es la norma “Tú me das, yo te doy”. ¿Cómo podemos identificar a estos individuos puramente instrumentales? Muy fácil, es el empleado-burócrata que te interroga: ¿Cuánto hay pa’ eso?; o el desarraigado-damnificado que proclama: ¡Si no me dan una casa, no voto¡; el becario o funcionario público que sentencia: ¡Como no me pagan a tiempo, yo paso!; o el “jefe” de algún ente oficial, acosado por sus clientes-contratistas, que advierte: ¡Si no me “bajan” los recursos, yo y “mi gente” no vamos para el baile!. Y así por el estilo. Obviamente, con esta clase de individuos no se puede contar para nada.
Así, de acuerdo con esta teoría, puede afirmarse que el pasado 2 de Diciembre otra vez se sometieron a una prueba de fuerza los dos lazos que atan al pueblo venezolano con su Revolución: En esta ocasión, los lazos sentimentales mostraron, una vez más su fortaleza, su grado de afecto y lealtad con el Proyecto bolivariano, en cambio, los lazos instrumentales evidenciaron, con la abstención electoral, su debilidad y el grado de insatisfacción que existe con relación a la efectividad de la gestión gubernamental. Como afirma Luis Brito García: “La abstención resultó de una administración que se abstuvo de producir resultados” (U. N., 16-12-07).
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