Esperé, luego de la derrota electoral del 2 de diciembre (es mejor no usar eufemismos para dulcificar la misma), que el vocero mayor de edad y de viejas mañas, hábil histriónico al momento de cumplir con su papel de zángano, del Batallón donde aparezco registrado, en la Cancha de Los Conejeros, llamase a abrir un debate sobre las causas de esa derrota.
No esperaba de él un debate de altura, pero al menos que hiciese la convocatoria para llevarlo a cabo. ¿Y la Comisionada de Ideología? Algún día la veremos para dar el debate en ese sentido o a lo mejor ella es de las que “no está madura para el socialismo”.
¿De verdad no estamos maduros o es que no nos permiten mostrar hasta dónde anda esa madurez? Es parte del debate, el cual debe darse más allá de las facultades de un alcalde carqueño que anuncia expulsiones a su capricho o de un gobernador chavista que ahora se da el tupé de calificar de contrarrevolcuionarios a “Los Tupamaros”; no sé si enterado que cuando él todavía usaba uniforme de militar para defender al Estado burgués, capitalista y pro-imperialista que hoy dice combatir, “Los Tupamaros” era uno de esos grupos que hacían trabajo social en los barrios y eran expresión de esa resistencia revolucionaria que lucía inútil para la época. Igual debe darse más allá de que el Camarada Presidente llame “flojos” y “cobardes” a quienes el 12 y 13 de abril de 2002 salieron pecho abierto, sin más armas que su dignidad, a dar su vida por este proceso de cambios. Y más allá de que Cilia Flores y el resto de parlamentarios de la Asamblea Nacional no vean en la abstención chavista una silenciosa protesta, y sigan campantes designando personas sin pasar por saber qué opina el tan cacareado y maltratado poder popular.
En Caracas un conjunto de organizaciones socio-políticas convoca a la realización de un “diálogo socialista” entre los revolucionarios. Otras, en silencio, lo están haciendo desde el 3 de diciembre. Incluso, lo hacen varios militantes de este proceso que abiertamente escribieron que se abstendrían, a lo mejor ellos se preocupan más por las causas de esta derrota que algunos de los integrantes del Comando Zamora.
Durante esta última semana me ha tocado leer interesantes trabajos de camaradas que piden la apertura de ese debate, el cual no se puede quedar en eso de “la gente de las misiones no votó”, sino en indagar en el por qué no lo hizo. Carlos Lanz Rodríguez, Vladimir Villegas, Tulo Rivero, el negro Luis Villafaña, Roland Denis son sólo cinco de los que han dado aportes a ser discutidos en los debates y que se empeñan en que esta polémica se de en todas partes.
Es necesario abrir ese debate, eso sí, si bien no son viables las conductas revanchistas, tampoco deben prevalecer las charreteras, ni ese adulante “para usted no hay límite de tiempo, comandante”, porque uno de los elementos que está llevándonos a repetir errores es el incansable soliloquio de los líderes. La gente necesita decir cosas.
Debe ser un debate mirándonos a las caras, sin verticalismos, junto a las comunidades y sus saberes. Es el momento de hablar y escucharnos, no de limitarnos a aplaudir y vocear “Uh, ah, Chávez no se va”.
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