Rosario de Paya; 12 de Diciembre del 2.007
Me preocupa la tendencia del Presidente y sus Ministros, a restarle importancia a la opinión de los 3 millones de votantes chavistas que se abstuvieron. Digo esto, porque insisten en explicar tal abstención, a la confusión y falta de conciencia revolucionaria de los abstencionistas. Descartan “la inconveniencia de la propuesta de reforma” como conclusión consiente de los abstencionistas. Tratan de decir: “no es que la reforma sea un error”, sino que los abstencionistas se equivocaron; peor aún, se dejaron engañar. Existe en esto una terrible demostración de prepotencia que pone en riesgo el diagnóstico y con ello, la acertada “medicación”.
Yo voté por el Sí. Pero “lo que pasa siempre es lo mejor”. El pueblo, cuya voz es la de Dios, acertó y nos plantea, que la reforma era un error. Una equivocación tanto en su contenido, su oportunidad y su propósito. Si el Presidente no entiende eso y otras cosas, conducirá la revolución al despeñadero. Es imperativo que se piense en ello; porque si no, podríamos tener un revés realmente catastrófico, tanto en el futuro inmediato como en el mediato.
Creo que desde el principio del proceso bolivariano, se viene abusando de la holgura electoral del presidente. Ello se traduce, en errores no reconocidos que se acumulan, hasta formar una subcultura de la ineficiencia política de la revolución. No existe justificación, para que 4 millones de venezolanos apoyen la sin razón que es la oposición. No podemos aceptar esa especie de locura colectiva de tan importante sector del pueblo. Debemos reconocer, que se ha fallado en la gestión política. Agréguese, que la ineficiencia política conduce inevitablemente a la ineficiencia gubernamental. La gestión gubernamental ha hecho muchas cosas. Pero con esos mismos recursos y tiempo se pudo haber hecho mucho más. En general, el Gobierno asume posiciones éticamente correctas. Pero varias de sus políticas terminan dando resultados contrarios a los esperados. Cuando discuto sobre política, defiendo al gobierno por su patriótica actitud y denuncio a la oposición por apátrida. Creo que en el fondo, los 7 millones que apoyamos al Presidente Chávez en su reelección reconocemos en él una postura patriótica. Pero es imperativo, que modifiquemos las políticas públicas y repensemos el accionar político. Tenemos que superar la ineficiencia; tanto política, como gubernamental.
Tenemos que lograr relanzar el proceso bolivariano, construyendo una espiral de crecimiento constituida por tres áreas: 1.- la definición precisa de los propósito, 2.- la organización de la vanguardia política y 3.- la gestión gubernamental. Iniciar una espiral de crecimiento, conformada por tres áreas, significa que en la medida que subimos, vamos pasando y repasando cronológicamente por cada una de ellas. Cada vez que volvemos a pasar por cada área, profundizamos en ella y sobre todo, continuamos en el proceso de crecimiento. Contrario al esquema de la espiral es el del desarrollo lineal. Crecer linealmente no facilita la retroalimentación de componentes o áreas. El crecimiento lineal inevitablemente encuentra un punto máximo, después del cual no hay otro recurso que descender. Hasta ahora hemos actuado linealmente. Para la Patria eso es terrible. Pareciera que se agota el proceso, después de la contundente victoria de las elecciones presidenciales. Después de ello, al minimizar las fuerzas apátridas la confrontación, se exacerbó nuestro desgaste. Se han hecho más evidentes las imprecisiones en los propósitos, la desorganización de la vanguardia y la ineficiencia gubernamental. El imperio y sus representantes nacionales al minimizar la confrontación, se han dedicado inteligentemente a otras cosas que pueden ser más peligrosas para nosotros. Están hurgando en nuestras deficiencias: 1.- la confusión que siempre genera la imprecisión de propósitos, 2.- la desbandada que siempre acompaña a la desorganización y 3.- el descontento que siempre aparece como consecuencia de la ineficiencia. Pareciera que el Presidente y todos nosotros no nos estamos dando cuenta de ello. Esa tendencia solo se rompe si abandonamos el desarrollo lineal y nos dedicamos a la acción en espiral con áreas de retroalimentación. El imperio nos encontró la fallita ¡Cuidado!