Si algo enerva al Gobierno estadounidense es la empecinada postura de los pueblos oprimidos del mundo de no aceptar tal posición y de rebelarse como David contra Goliat, a veces con armas absolutamente precarias. La arrogancia del imperio desprecia a todos aquellos que emergen tratando de construir, sin ataduras, su propia historia. Esto, evidentemente, no es sencillo.
Estos senderos están llenos de dificultades, tal como un campo minado.
América Latina particularmente está retratada en las obras de Eduardo Galeano, Enrique Semo, André Gunder Frank y otros investigadores que agudamente han mirado en la profundidad de nuestra historia, evidenciando las causas del atraso, dependencia y subdesarrollo de la región. El latifundio y la expansión capitalista arrinconaron a los campesinos e indígenas, arrojándolos de sus tierras ancestrales. Hoy los "sin tierra" están haciendo historia.
El viejo discurso interventor capitalista siempre se remoza y se cubre de una aureola de mansedumbre y progreso. Bajo la argucia del TLC, Estados Unidos arremetió con vigor, en alianza con sumisos gobiernos de la región. Al alborear el año 1994 la fuerza insurgente zapatista dio una lección al mundo y al gobierno de Vicente Fox, que pretendió "entrar al primer mundo" con la firma del TLC. Cien años antes, Porfirio Díaz había entregado más de la tercera parte del territorio mexicano a poderosos grupos económicos extranjeros.
Estos pueblos han luchado por no desaparecer y por dejar su impronta en el tiempo. Distintas semblanzas proyectan a las culturas africanas y latinoamericanas en su confrontación con el opresor. Ese enfrentamiento permite indagar en las razones de la pobreza y el atraso. Mientras más conozcamos la historia pasada más valoraremos los combates del tiempo presente.
Los giros históricos colocan en este momento a América Latina de frente al porvenir. Hay referentes, íconos y toda una simbología de lucha y de debate que de manera bravía nos permite ver a quienes forjaron la libertad y la ruptura de antiguos opresores. Los recorridos que hace el Presidente de la República por los países hermanos del continente refuerzan esta visión. Fuerzas conservadoras de la región quieren aplastar esta unidad, integración y solidaridad. No lo lograrán.
Periodista/Prof. universitaria