Aprovechando los días de carnaval me escapare de la monotonía y envolveré la imaginación en la posibilidad que brinda el rey momo en esta ocasión de carnaval, para esconderme en un disfraz de ministro de la revolución.
Con mi impresionante disfraz de patriota me dirigiré a palacio, para que mi amigo personal me juramente con todos los honores, por ser el primer ministro sin tapujo; acto seguido me instalaré en mi despacho y haré contacto con todos los entes institucionales del gabinete, en una conversación sincera les exigiré como primer mandato, que revisen las nominas de sus respectivos gabinetes y de la manera más honesta que se que la tienen, pero que no funciona, les pediré que escojan a todos los revolucionarios probos y me los trasfieran a mi jurisdicción, reuniré los patriotas conscientes de lo que es un esfuerzo para construir una revolución y que los tienen renegados en puestos donde se desperdician por falta de apoyo y solidaridad, donde los presionan y le hacen la vida imposible, tratando que se desgasten, quiero que con carácter de urgencia se me presenten en el menor tiempo posible, porque es necesario salvar la patria y se requiere de funcionarios que sientan amor por ella; empezaremos a armar un dependencia socialista de verdaderos patriotas, que sirva de piloto y dar una demostración de esfuerzo y de cómo se trabaja en una revolución.
Lo que deseo es que mis colegas agarren el ejemplo que daremos con el disfraz y lo pongan en práctica en el resto del gobierno, para que no se siga atrofiando el proceso, demostraremos la diferencia entre una nomina con traidores y otra con patriotas, les exigiré en nombre del HOMBRE QUE EMPUJA, que detecten los infiltrados y los pongan en puestos donde no obstaculicen el desarrollo de la revolución, que jubilen a todos esos enquistados aunque no tengan el tiempo que dicta la ley, seguramente saldrá más barato pagarle jubilación, que tenerlos dentro saboteando solapadamente socavando y tratando de tumbar el gobierno a espaldas del pueblo, de paso financiado por nosotros mismos.
Con mi disfraz de ministro recorreré las calles y me iré a los campos, a las empresas, donde sea necesario que este una representación del alto gobierno, ahí estaré junto al pueblo buscando la manera de solucionar la mayor cantidad de problemas, para cuando termine el carnaval, evaluar si lo hicimos bien y la propuesta tuvo sentido, para que sirva de ejemplo y el día siguiente sin carreta, empecemos de nuevo con bríos construyendo, para que cuando el pueblo sea el que proponga los candidatos, puedan tener opción de salir elegidos, de lo contrario no les quedará más remedio que rezar para que mi amigo personal le levante la mano otra vez, porque si no se evidenciarán en su caparazón de incapaces y tendrán que buscar nuevos rumbos y yo muy campante con mi disfraz de ministro, haciendo contraloría con el pueblo, demostraré, que PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS Y HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.