Todos los que pretendemos ser teóricos de la revolución, conductores políticos, guías ideológicos, líderes sociales, dirigentes comunales, trabajadores revolucionarios en las instituciones de Gobierno, debemos con honestidad combatir el oportunismo, la desidia, la ineficacia, la burocracia y la corrupción en todos los niveles y espacios que pretendamos actuar o estemos actuando; es necesario hacer uso de la crítica-autocrítica con dignidad para dar ejemplo a nuestro pueblo revolucionario; es urgente abandonar las pretensiones y aspiraciones personales para sacrificarnos por el Poder Popular, por el conglomerado excluido y explotado por décadas en manos de las rancias oligarquías que no cesan en su empeño de imponer al pueblo venezolano un sistema capitalista, neoliberal moribundo tratando de sobrevivir oxigenado por el imperio norteamericano a base de invasiones, intervenciones, genocidio y barbarie.
Si la actual dirigencia política Nacional, Estadal y Municipal no deja de lado sus intereses personales y particulares tratando de manipular su continuidad en el poder político, será muy difícil, de hoy en adelante otorgar y sustentar el Poder Popular, el protagonismo de las mayorías, como única perspectiva válida para el triunfo de la revolución bolivariana.
El naciente partido político de la revolución (PSUV) tiene que ser alimentado por la Madre (ideología) Revolucionaria dirigida por la política del padre de la revolución bolivariana Comandante Presidente Hugo Chávez. Este partido multitudinario por conciencia revolucionaria no puede ni debe permitir renunciar en sus principios a la esencia fundamental de la ideología revolucionaria, el anticapitalismo; el ser anticapitalista es el primer grado conciente para ser antioligarca y antiimperialista, no pretendamos aceptarlo como implícito, el pueblo lo exige explícito para reconocerlo, combatirlo y cambiarlo por el socialismo, no para casarlo con el capitalismo y mucho menos para reconciliar algo que eternamente “por ahora”, después de lo establecido por Marx, siempre estará divorciado.
Así, exigimos conciencia plena y con calidad revolucionaria al más grande partido de Venezuela que pronto se constituirá como el conductor de la revolución bolivariana como herramienta política del pueblo hacia el socialismo del siglo 21.
De igual manera abramos los espacios para que el debate tenga asidero firme y podamos confrontar las ideas, aspirando fortalecer la unidad del gran partido de la revolución, combatiendo el borreguismo, el arrivismo, las tendencias reformistas y de derecha que puedan anidarse como parte del proceso de transición hacia el socialismo