Ya bien se lleven a cabo en los barrios más humildes o en mansiones de gente encopetada y popof, en Venezuela existe la tradición de colearse en cualquier clase de fiesta, jolgorio o celebración. Colearse es el término que se aplica cuando alguien se coloca a la cabeza de una cola o fila de personas, sin respetar a quienes esperan pacientemente que la hilera avance a paso de tortuga. Por extensión el término se usa para designar a los que ingresan mediante tretas o subterfugios en sitios donde no han sido invitados, de allí la denominación de "coleados".
La fundación de un partido que, en vez de calarse las vicisitudes y amarguras de hacer oposición, luchando contra organismos represivos y el ventajismo oficialista, resulta una tentación incapaz de ser rechazada por los oportunistas criollos, ávidos de cargos públicos, contratos de gobierno y apetecibles prebendas.
Es así como el congreso fundacional del Partido Socialista Unido de Venezuela representa la máxima atracción para los saltimbanquis, tránsfugas y travestis de la política vernácula. Es un reto que no puede ser ignorado por ningún matraquero desplazado del poder durante una larga y angustiosa década, tras la derrota del bipartidismo adecopeyano.
Así pues, los conchupantes del pasado llenaron a manos llenas planillas de inscripción como aspirantes a militantes del PSUV. Por su parte gobernadores y alcaldes, revolucionarios o no, utilizaron los recursos regionales para hacer elegir comisionados y voceros mediante los votos de empleados públicos, en distintos batallones socialistas.
Si bien nadie es perfecto ni se trata de fundar un partido de ángeles y querubines, el ingreso de adecos y demás indeseables al PSUV se pasó de maraca.
A estas alturas el único excluido del partido por unanimidad y a mano alzada es el diputado Luís Tascón y ello por el hecho de denunciar un presunto acto de corrupción.
Lo que no sería extraño es que muchos de los que votaron contra el
parlamentario tachirense figuren en la "Lista de Tascón", que contiene
la nómina de los que intentaron sacar a Chávez mediante el referendo
del 2004, tras agotar las modalidades golpistas.
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