Roger Noriega, Secretario de Estado Adjunto de Estados Unidos para Asuntos Hemisféricos, una especie de Virrey cuasiplanetario, dijo recientemente que Washington deseaba "construir una comunidad interamericana ligada por el valor común de la libertad, fortificada por el imperio de la ley, y próspera mediante el comercio libre". En un lenguaje absolutamente manipulador, muy estudiado, y por lo tanto falso, intenta introducir, como un vampiro en medio de la noche, dos términos que son contrarios a la soberanía de los estados: la ley (¡la ley del imperio, of course!) y el comercio libre; intercalándolos entre dos palabras que forman parte de las aspiraciones de cualquier pueblo: la libertad y la prosperidad, con el fin insano de hacer un constructo antinatura, engañador y fraudulento.
Otro ejemplo: Lean con detenimiento las noticias de AP y EFE referentes a Chávez o alguno de los diputados que lo apoyan: invariable y abusivamente usan frases y conectores como “supuestamente” y “de acuerdo a la opinión de”, para referenciar y contextualizar sus declaraciones. Frases y palabras que extrañamente casi no aparecen cuando se refieren a las ruedas de prensa de Bush, Aznar o la Señora Rice; enviando un claro y concienzudo mensaje subliminal a los desprevenidos lectores, queriendo hacer pasar como verdad lo que son meras opiniones, a través de un contrabando ideológico que elimina la “incertidumbre” y absolutiza el valor de esas palabras.
No sólo se manipula el idioma, sino que también se crean e instituyen organizaciones de fachada, que no hacen otra cosa sino defender los intereses del naciente protoestado del Norte. Veamos, como ejemplo, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), cuyo secretario ejecutivo es un sujeto llamado Santiago Cantón, y quién sospechosamente siempre se ha colocado del lado de la oposición venezolana, conformada por lo ricos vernáculos y sus obtusos seguidores. Este es otro caso de esos parapetos estrafalarios que dicen defender los derechos humanos, y que han hecho de esa actividad un negocio, y un modo de vida. Bastaron apenas dos horas para emitir “medidas cautelares” a favor de Globovisión, intentando intimidar y obligar al gobierno a devolver unos equipos de transmisión que usaba de forma fraudulenta; mientras que, meses después, aún esperan por medidas similares, VTV y CatiaTV, por el cierre violento y absolutamente ilegal e inmoral que le propinaron esos encumbrados próceres del golpismo venezolano: Mendoza y Peñita. Ya les vimos las cartas, caballeros.
Sigamos haciendo un breve y rápido paneo, a este inmenso museo del fraude y de la manipulación: La ONU de Goofy Annan (da verdadera lástima, la servidumbre de éste hombre, que debió haber renunciado hace tiempo, salvando de ésta manera al menos la dignidad de ese carapacho inútil llamado ONU, cuando Estados Unidos arremetió contra el indefenso pueblo de Irak), la OEA de Mr. Gaviria (reuniéndose en secreto con los dueños de los medios de comunicación en la isla de Margarita, y pidiendo que Carlos Fernández sea tratado con respeto ¡debido a su alta investidura!, cuando este elemento fue detenido luego del petro-golpe de Diciembre y Enero), esa ONG llamada Reporteros Sin Fronteras (quienes se han auto-erigido como baluartes de un periodismo ramplón, haciéndose sin embargo los locos cuando asesinan diez periodistas en Irak, detienen y hostigan a periodistas de Al-Jazeera e intimidan a reporteros y comunicadores sociales en España, Irak o Bolivia; pero “valientemente” vienen a denunciar que en Venezuela “está en peligro la libertad de expresión” porque el gobierno y el pueblo que lo apoya, ha puesto al descubierto su juego perverso y cínico, donde ellos siempre fueron el verdadero poder detrás de los gobiernos), la Sociedad Interamericana de Prensa (conformada íntegramente por los patronos de los medios de comunicación social, y siempre del lado de los gobiernos más nefastos y entreguistas), The Human Right Watch, el Comité Internacional de Defensa de la Democracia, la Organización para la Transparencia Pública, los Veedores de no se que carajo, y pare usted de contar acerca de todas esas instituciones, organizaciones, ONG y demás yerbas, gran parte subsidiadas con fondos gubernamentales y agencias de inteligencia extranjeras. Todo un enorme y descarado fraude, inteligentemente montado para encausar, apoyar, alentar y defender los intereses norteamericanos en un mundo ingenuo y desprotegido.
En Venezuela ya le vimos el hocico al monstruo, y su aliento caliente, verdaderamente hiede.
Juan Carlos Villegas Febres
Profesor
Universidad de Los Andes
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