La campaña de promoción del Proceso revolucionario para contrarrestar la
propaganda opositora del revocatorio, tiene que tomar en cuenta a la clase
media. Yo diría que ese es su objetivo (target) más importante. Ganarse a
una amplia franja de ese sector, si no a todo, para que no acuda al
revocatorio. Estimo que es la táctica más viable para desmontar los
propósitos de la oposición.
La clase media es el amplio sector de profesionales, técnicos, empresarios,
productores, inversionistas y similares que constituyen el 15% de la
población nacional. La clase media, como categoría social, tiene un peso muy
significativo para la definición del futuro del país. Sector que agrupa
tanto a partidarios del Proceso, como a adversarios. No obstante, la porción
de la clase media que se opone al gobierno es mayor que la que lo apoya.
Como mayor también es el grueso que acude a las marchas de la oposición.
Casi todo el sector siente frustración por la insatisfacción de sus
expectativas. Por eso, ante el Revocatorio, es oportuno plantearle a la
clase media las metas del proceso revolucionario. Analizar los postulados
teóricos, desglosar los principios ideológicos e identificar coincidencias.
A este sector hay que hacerle entender que la revolución no es violencia ni
degradación de la calidad de vida. Por el contrario, a medida que avanza el
Proceso y gana espacio en la conciencia nacional, se va decantando su
significado, se alejan prejuicios culturales y se descartan confrontaciones
pasionales. Es importante enfatizar que solamente con la lucha del colectivo
unido, bajo la necesaria tolerancia ideológica, se logrará la evolución de
la sociedad hacia parámetros más elevados de prosperidad. Además, sólo el
trabajo en conjunto, gobierno-comunidad, corregirá los errores cometidos.
El llamado a la clase media, la debe hacer el Presidente con postura de
estadista. Muy al estilo de la cadena nacional que dio hace unos dos meses
atrás, junto con el Ministro Diosdado Cabello, para anunciar el avance de
los megaproyectos nacionales. Desde la perspectiva del Jefe de Estado que
vislumbra al país para dentro de 50 años, el Presidente debe tenderle la
mano, de manera muy franca, a la clase media. Reafirmar las metas de los
proyectos económicos, las cuales cuentan con este sector. Hacerle sentir su
rol protagónico en el modelo de sociedad que se busca. Explicarle el cómo
hacer viable la ejecución de los planes de desarrollo (estado-clase media).
Principalmente, los referidos al sector petróleo de acuerdo a los postulados
de la Agenda Alternativa Bolivariana (AAB). La renacionalización apunta a la
industrialización del petróleo y del gas a través del sistema de empresas
nacionales, (pequeñas, medianas, cooperativas y similares), no de las
transnacionales. Y es la clase media la poseedora del "know how" para ser la
palanca del progreso de Venezuela (desarrollo endógeno). Es también la punta
de lanza para que el Proceso, liderizado por Hugo Chávez, pueda materializar
las metas mas apreciadas de la prosperidad nacional.
De ese sector, por lo menos el 30% de los que se ubican en la posición
"antichavista" debe ser captado para incorporarse al Proceso. Este 30%
cuando aprecie que, por la vía del trabajo creativo de la industrialización
petrolera, su nivel socioeconómico se recuperará y hasta crecerá, no acudirá
al revocatorio. Se convencerá del espacio que tiene ganado al lado de la
revolución. Por lo tanto, lo que tenemos que hacer es sumar adeptos al
Proceso. Táctica que, además del Presidente, tiene que ser asumida por todos
los revolucionarios. Cada luchador bolivariano debe atraer, por lo menos, a
dos miembros de la clase media. De esta manera no prosperará el revocatorio
y se estimularán las propuestas factibles de generar riqueza individual y
colectiva. Si se conquista a ese 30%, el revocatorio no va.
izarraw@cantv.net
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