Harlam Ulman es un profesional de la guerra. Fue profesor de Colin Powell y creador de la teoría del Shock and Awe (Impacto e Intimidación), que no es otra cosa que inducir por medio de la fuerza un estado de amedrentamiento y hacer sentir el peso social y económico del poder del imperio.
La idea es provocar un comportamiento que inhiba confrontaciones aceptando la invencibilidad del adversario.
Su aplicación puede ser directa como en Irak. Allí se lanzó un misil cada 4 minutos durante 48 horas.
Pero el "impacto e intimidación" puede ser indirecto. En este caso sirve para estrangular la economía de un país; sabotear su seguridad interior, boicotear sus servicios; afectar la distribución de la alimentación y/o crear crisis en la salud y la educación.
Sirve el shock and awe para atentar contra la democracia y los derechos humanos.
En lo internacional, se usa para promover guerras y para el aislamiento. Utiliza para ello alianzas nacionales y transnacionales con medios de comunicación.
Si lo considera necesario, infiltra tropas de control "formadas por comandos irregulares" y las coloca contra la paz y para producir ingobernabilidad.
En ese plan están inscritos los últimos hechos que ha vivido Venezuela: la escasez, el descrédito de Pdvsa, el conflicto con Exxon, la manipulación de la maleta, el apoyo a la guerrilla colombiana, el solapado embargo de repuestos a vehículos y aviones militares, así como la desesperada campaña de Globovisión.
Forma parte también del shock and awe la denuncia del fiscal Contreras. Su objetivo fundamental es hacer que el gobierno de Chávez aparezca como responsable del asesinato de Anderson.
Sólo que las costuras se ven por todas partes. Detrás de la denuncia no sólo está el FBI y la embajada americana, sino Pablo Medina. Dios, que todo lo mira, impidió que la Blazer de Pablo se pusiera en marcha. Morly, el abogado de Giovanni, corrió en vano hacia ella. Los periodistas perdieron el tiempo y el testigo.
Ex Fiscal General de la República