HACIA LA CONSTITUYENTE PETROLERA
PROPUESTA PROGRAMÁTICA A LOS TRABAJADORES PETROLEROS
Dentro de poco se cumplirá un año del paro-sabotaje golpista contra nuestra empresa petrolera, y sin lugar a dudas, es tiempo de hacer un balance de la situación actual de la industria, así como del papel que los trabajadores están jugando al interior de la misma.
Entre diciembre del 2002 y enero del presente año, se demostró que era un mito el lugar común de que PDVSA sólo podía ser manejada por una élite de iniciados meritócratas, supuestamente muy técnicos y expertos en el manejo de la empresa. Las experiencias de control obrero en las refinerías de El Palito, y especialmente en la de Puerto La Cruz, demostraron que los trabajadores autoorganizados democráticamente sí son capaces de mantener en funcionamiento una industria tan compleja como la petrolera, lo cual pone en el tapete la posibilidad de que esa experiencia se reproduzca en el resto de la industria y del país.
De la comprensión de las experiencias de control directo de la actividad en la industria por parte de sus trabajadores depende su extensión al resto de PDVSA. De la comprensión de la importancia estratégica del control de los trabajadores sobre la principal industria del país, depende que podamos enfrentar con mejor preparación las nuevas acciones golpistas que eventualmente puedan intentar los sectores de la oposición.
Por otra parte, a un año del paro, debemos aceptar que si bien en aquel momento era evidente para la mayoría de los trabajadores el papel fundamental de éstos en el rescate de PDVSA, hoy en día no se comprende ni se ve tan claramente. Habiendo avanzado en el control directo de la empresa ante la contingencia impuesta por los golpistas, los trabajadores petroleros no lograron mantener esa situación, retrocediendo al no extender la experiencia de control obrero al conjunto de la industria. Sin embargo, la política petrolera, la reestructuración de PDVSA y la reincorporación o mantenimiento en la misma de personajes comprometidos con la contrarrevolución, hacen necesario y urgente abrir el debate democrático sobre estos temas y sobre la pertinencia de implantar el control obrero en la empresa.
La nueva PDVSA es producto de un triunfo político de los trabajadores
Tanto los encuentros regionales realizados previamente, así como el Primer Congreso Petrolero Nacional celebrado en Maracay en el mes de octubre, no hubieran sido posible sin la lucha decidida de los trabajadores petroleros, del conjunto del movimiento obrero venezolano, de importantes sectores de las Fuerzas Armadas, y las comunidades organizadas de todo el país, los cuales se movilizaron y enfrentaron enérgicamente a los golpistas y saboteadores de la Coordinadora Democrática, específicamente a los gerentes de la nómina mayor de PDVSA, a los magnates de los medios de comunicación, los banqueros y al conjunto de la burguesía, que con el apoyo del imperialismo, intentaron parar nuestra principal industria y liquidar el actual proceso revolucionario mediante el cerco económico. Sin lugar a dudas, la actual PDVSA es hija directa de un triunfo inobjetable de los trabajadores y el pueblo contra los golpistas. Todo el proceso de debate que hoy se vive al interior de nuestra principal industria, así como la desarticulación de la “meritocracia” enquistada durante décadas en la empresa, no hubieran sido posibles sin esa colosal acción que impidió que la oligarquía petrolera recuperara el control de PDVSA.
PDVSA todavía no es el pueblo
Como decíamos previamente, el hecho de que muchos de nosotros, gente del pueblo, trabajadores, líderes de organizaciones comunitarias y sindicales, tengamos acceso a las instalaciones de PDVSA, cosa impensable en los años de la IV República adeco-copeyana, es el resultado de la lucha de los trabajadores, especialmente de los petroleros. Efectivamente, la empresa se abrió, la meritocracia de mentalidad empresarial y proyanqui fue desvertebrada pero aún PDVSA “no es del pueblo”. En su interior se desarrolla un proceso en el que distintos actores se disputan el control de la empresa, así como la orientación que la política petrolera debe tener. Esa disputa refleja visiones distintas y encontradas de lo que PDVSA debería ser. Por una parte, están los sectores que propugnan mantener “que todo cambie para que siga igual”, “los quítate tu pa´ponerme yo”, es decir, mantener las mismas formas de organización jerárquica y cerrada pero con nuevas caras, ahora supuestamente “revolucionarios” y “bolivarianos”. Por otra parte, los trabajadores y profesionales honestos, algunos gerentes y las comunidades, que buscan transformar realmente a nuestra empresa petrolera, y hacer efectiva la consigna de: “La nueva PDVSA es del pueblo”.
La reestructuración ha sido burocrática y clientelar
El proceso de reestructuración de PDVSA ha sido burocrático y clientelar. Permanentemente se están conociendo denuncias y críticas a los métodos y procedimientos que se llevan a cabo en la industria, así como al reenganche de muchos gerentes golpistas. Los tres encuentros regionales realizados previamente al Congreso Nacional coincidieron en reconocer este carácter en el proceso de reestructuración. En la actualidad, PDVSA atraviesa por un reacomodo interno en el que algunos de los nuevos gerentes, supuestamente “revolucionarios”, designados por el gobierno y las autoridades de la empresa, así como las organizaciones políticas que los respaldan, están jugando un papel negativo demostrando su oportunismo.
Nuestra opinión es que lo que debe prevalecer en este momento es la mayor y más amplia democracia al interior de nuestra empresa petrolera. Estamos de acuerdo con la realización de referéndums, así como de cualquier consulta a los trabajadores, de hecho, estos métodos son consustanciales a nuestra política, sin embargo, creemos que en PDVSA lo que está planteado en lo inmediato es abrir un debate que involucre a todos los trabajadores de la industria, desde el más encumbrado, desde su presidente, hasta el más humilde obrero y a las comunidades organizadas. Este debate debe girar en torno a las características organizacionales y a las estructuras de la empresa; así como al papel que los trabajadores y las organizaciones populares deben jugar en una nueva PDVSA verdadera y genuinamente del pueblo. De allí que en el I Congreso Petrolero Nacional celebrado en Maracay propusimos que se acordara exhortar a la directiva de PDVSA, y a los distintos sindicatos y movimientos sindicales petroleros, a que convoquen a un Foro Nacional por la Constituyente Petrolera. Que no continúen los dimes y diretes y que este foro se convierta en un espacio democrático donde se discuta el modelo de empresa y la política petrolera; el nuevo rol de los trabajadores; el Plan de Negocios y los contratos petroleros, así como la entrega de nuevos campos petroleros a empresas privadas o transnacionales. En este foro se debería acordar una fecha para la realización de la Constituyente Petrolera. Si realmente la directiva de la empresa y el gobierno quieren una nueva PDVSA para el pueblo, deben abrir la discusión democrática a todos los trabajadores petroleros y a las comunidades.
Por la Constituyente Petrolera
Con respecto a la Constituyente, coincidimos con los participantes en todos los encuentros petroleros realizados hasta ahora. Necesitamos un mecanismo democrático que supere el carácter burocrático y clientelar de la reestructuración que se adelanta en PDVSA. Un mecanismo que realmente conlleve a una recuperación de la empresa para ponerla al servicio de las necesidades del pueblo y los trabajadores venezolanos, los propietarios originarios. La Constituyente Petrolera debe ser el resultado de asambleas y congresos de base de trabajadores y comunidades donde se discutan los proyectos, y luego procesos electorales democráticos para elegir a los delegados de cada departamento. Desde nuestro punto de vista, esas delegaciones de trabajadores y comunidades deben ser mayoritarias en relación a los representantes gubernamentales, de las comunidades y de la Fuerza Armada para asegurar verdadera autonomía, democracia y soberanía de la Constituyente.
Por una genuina nacionalización de la industria petrolera
La nacionalización que Carlos Andrés Pérez llevó adelante en su primer gobierno fue limitada y “chucuta”, como muchos planteamos por aquel entonces. Esa nacionalización le aseguró a las transnacionales su participación en la distribución de la renta petrolera, y por otra parte, sentó las bases para la creación de ese engendro meritocrático desnacionalizador, que impuso desde PDVSA un meta estado petrolero dentro del Estado venezolano, todo esto con el aval de la burguesía del país y el imperialismo. A pesar del triunfo de los trabajadores durante diciembre-enero, las transnacionales siguen obteniendo grandes privilegios en los contratos de asociación. En tal sentido, la Constituyente Petrolera, debe discutir una enmienda al artículo 303 de la Constitución, el cual, a través de la figura de las filiales, asociaciones estratégicas y empresas de servicio, deja abierta la posibilidad de intervención de las transnacionales y del capital privado nacional en PDVSA y sus negocios, tal como en su momento lo hiciera el artículo 5 de la anterior Ley de Nacionalización Petrolera, el cual se constituyó en el piso legal para la neoliberal y entreguista apertura de la industria. Igualmente, la Constituyente en su declaración de principios debe ratificar la propiedad del Estado sobre el recurso y la empresa; consagrar a los trabajadores y el pueblo como los propietarios originarios; determinar la imposibilidad de privatización y revisar los contratos onerosos de asociación sin pago de indemnización, para de esta forma asegurar la soberanía sobre nuestra principal riqueza natural.
Control obrero y popular de la industria
En relación al control obrero y popular podemos afirmar que si algo quedó meridianamente claro durante el paro sabotaje de diciembre y enero es que sólo los trabajadores y las comunidades organizadas están dispuestas a defender consecuentemente a nuestra principal industria, así como el conjunto del patrimonio nacional. El papel jugado por los trabajadores petroleros con el apoyo decidido de las comunidades en la puesta en funcionamiento de la industria en los días del sabotaje, demostró que estos sí son capaces de organizar y dirigir a PDVSA. Ese mito creado por los meritócratas de que el complejo negocio petrolero sólo podía ser llevado a cabo por ellos, no resistió la prueba de la lucha de clases. Los trabajadores petroleros con el apoyo de algunos técnicos y profesionales honestos, y el respaldo de las organizaciones populares, demostraron que no necesitan gerentes con altos sueldos y la mente puesta en New York o Florida, para poner a funcionar a nuestra principal industria, y si lo hacen en una empresa tan compleja como la petrolera, indudablemente que lo pueden hacer con todas las empresas del país. Los pasos que se han dado en dirección a la cogestión obrera y popular, son el fruto del triunfo político de los trabajadores sobre los golpistas, y ese triunfo hay que consolidarlo, superando las limitaciones y obstáculos existentes en la actualidad. De allí que el verdadero control de la empresa debe estar en manos de los que lograron arrancar la industria de las manos de la oligarquía petrolera durante el paro-sabotaje patronal.
Carácter horizontal y democrático de las estructuras
El control de los trabajadores sobre la nueva PDVSA debe basarse en la conciencia de que todos los que laboramos para la primera industria del país tenemos los mismos derechos de ser informados, de ser elegidos y de tomar decisiones en el marco de un debate abierto y democrático, independientemente del cargo que se ocupe en la empresa. Para que esto se haga realidad, consideramos que independientemente de que sea necesaria cierta verticalidad para ejecutar actividades diarias y de emergencia, también es cierto que mantener los privilegios y los viejos métodos de la cultura organizacional meritocrática, son el caldo de cultivo para la manipulación de los trabajadores, tal como se demostró en el paro-sabotaje.
Es necesario en tal sentido, lograr la representación de los trabajadores en todas las instancias de decisión y control, mediante la elección democrática de delegados, revocables en todo momento. Es interesante considerar la estructura y funcionamiento de los llamados Comités Guías, existentes en las instalaciones petroleras de oriente, así como su posible extensión a todo el país, como una eventual forma de lograr la participación de los trabajadores. Por otra parte, se debe utilizar la democracia no sólo para la discusión, sino para la decisión. Los organismos encargados de dirigir cotidianamente a la industria deben acatar las decisiones emanadas de estos debates.
Por una política de seguridad obrera y popular
Con respecto a la política de seguridad obrera y popular planteamos que la seguridad de PDVSA es un asunto político y no militar. La autodefensa que se puso en práctica en diciembre y enero debe reactivarse, avanzando hacia la configuración de estructuras permanentes integradas por trabajadores y sectores populares, con el apoyo de elementos de la Fuerza Armada. Estos organismos deben tener un carácter democrático y no jerárquico, y deben someterse a las decisiones mayoritarias de las asambleas de base.
Por la unidad sindical de los trabajadores petroleros
En cuanto a la unidad sindical de los trabajadores petroleros, consideramos que esta es una necesidad impostergable pero esta debe darse en el marco del repudio y ruptura con las estructuras burocráticas de la CTV.
Existe en el seno de la clase obrera petrolera un sentimiento de unidad al cual el fraccionamiento actual no da respuesta, en esa perspectiva consideramos que se deben desarrollar acciones para la construcción de un sindicato único de trabajadores petroleros sin distingo de nóminas, democrático, con elecciones por la base, con la posibilidad de revocarle el mandato a su directiva.
En Opción de Izquierda Revolucionaria y desde nuestro periódico “OIR a los Trabajadores”, de manera táctica impulsaremos que la unidad de los trabajadores petroleros se concrete en el marco de la Unión Nacional de Trabajadores, para seguir fortaleciendo la tendencia clasista que crece en esta central, todo ello, respetando a los compañeros que aún no ven en la UNT la estructura más adecuada de organización de los trabajadores.
Prof. Miguel Angel Hernández Arvelo
Historiador
Coordinador de Extensión de la Escuela de Sociología-UCV
Miembro de la dirección nacional de Opción de Izquierda Revolucionaria (OIR)